03 noviembre 2015

CARTA ABIERTA A LAS AUTORIDADES DE LA ZARZA DE PUMAREDA


Señores Regidores:
A riesgo de que en el próximo pleno municipal, por unanimidad me nombren “El pedigüeño Mayor del Reino”; con todo respeto, me dirijo a ustedes como responsables directos que son del Gobierno municipal zarceño, para recabar su colaboración en el tema que ya expuse  a mis compueblanos con fecha, 25 de abril del año en curso, con el título: “Ahí está Manolo”, que colgué  en este blog en un comentario-solicitud, acerca de -desde mi personal punto de vista- la conveniencia -dado su merecimiento-, de homenajear por parte de las autoridades municipales  a un ciudadano ejemplar zarceño, por su labor al frente de la Web de La Zarza Virtual, que durante quince largos años ha estado cada día al pie del cañón -como es bien conocido por todos-, poniendo en el empeño lo mejor de su ser y su saber y que no es otro que, Don Manuel Hernández García; más conocido como Manolo, para el que les demando el mencionado homenaje cuyo merecimiento es obvio.

Como quiera que en esa ocasión, mi llamada no tuvo la acogida que éste humilde zarceño considera la adecuada a la realidad de las circunstancias, y en la confianza de que con su buen hacer, el equipo de Gobierno Municipal zarceño sabrá encarrilarlo por el sendero del acierto y la sensatez y entenderá mis intenciones; es por ello que encarrilo mi demandanza hacia ustedes como gobernantes del municipio en la esperanza de ser debidamente atendido, y confío en que sabrán reconocer el mérito que el citado Manolo se merece, por su  encomiable y ejemplarizante labor realizada durante ese considerable periodo de tiempo que no tiene parangón por más vueltas que le demos a la cosa.

Su constante trabajo informativo y detallado, de cuantos aconteceres sucedían o sucederían en el pueblo -no solo en las fiestas patronales en las que se mueve como pez en el agua-, le ha ocupado muchas, muchísimas horas de su vida que, digo yo, algún reconocimiento se merecerá el muchacho por “ese detalle” que ha tenido y sigue teniendo con todos los zarceños a los que ha sabido granjearse la confianza. ¿O, no…?
¿Tanto esfuerzo requiere saber reconocer el buen hacer de “uno de los nuestros” en favor de todos los compueblanos?  

El motivo del retraso en reconocer su labor; ¿ha sido la falta de dinero, la falta de voluntad oficial, o la escasez de diligencia para gestionarlo?
Espero y confío en que ni en el Gobierno Municipal anterior ni en el actual sean esos los motivos, porque si de lo que se trata es de escasez de dinero para ese menester, sólo tienen que decirlo las autoridades competentes  y el problema  estará resuelto en un santiamén. Pero, si de lo que se trata es de los dos casos siguientes; lamentandolo mucho, no está en mis manos hacerlo, ni en las de ningún otro agradecido compueblano de buena fe -aunque, prometo que no me falta voluntad para ello y, supongo que al resto de paisanos tampoco-; y Manolo se quedará sin el merecido homenaje a tan encomiable labor en beneficio de nuestro pueblo. Y, sinceramente, personalmente lo sentiría en gordo.
Una vez transcurrido un tiempo prudencial desde mi primera propuesta, y pasada la euforia veraniega, amén de que cada uno ha vuelto a la rutinaria normalidad de sus quehaceres cotidianos; quizás sería prudente que, durante el correr del tiempo que media entre el momento actual y las fiestas patronales del próximo año, 2.016, se escuchara con la debida atención la voz del los paisanos al respecto y la tuviéramos en cuenta para, en esa festividad sanlorenceña, si los compueblanos lo consideran oportuno y el Consistorio no tiene nada que objetar, honrar a nuestro ilustre ciudadano Manolo, con un homenaje oficial  por parte de nuestras autoridades locales -en representación del pueblo-, al reconocimiento de su labor en estos quince años al frente de la Web zarceña, haciéndonos llegar a cada uno de nuestros hogares el sentir de su inquietud por hacer que nuestro pueblo sea conocido, no solo en el territorio nacional, sino allende nuestras fronteras y el mar océano. Y, si a eso le añadimos que la citada web es propiedad particular de Don Manuel  -Manolo para todos los amigos-, y desde su fundación la ha puesto desinteresadamente al servicio y disposición del pueblo sin ningún beneficio económico en su favor -así como su talante jacarandoso, talantoso y colaborador-; por todo ello, el reconocimiento que les solicito a dicha labor, es notorio que queda patentemente demostrado su merecimiento.  ¿Es pedir demasiado?

Yo sé perfectamente que Manolo, aunque no reciba ningún homenaje oficial tiene el reconocimiento de sus paisanos que lo quieren, lo admiran y lo respetan por lo que es y por como es y lo que ha hecho y hace en pro del pueblo; todo eso lo sé, pero eso no es óbice para que siga intentando por mi parte que se le otorgue oficialmente el reconocimiento que la ocasión requiere, desde mi humilde opinión personal.
También sé, que, mientras Manolo tenga salud y vitalidad va a seguir ahí; que podré seguir diciendo,  “Ahí está Manolo” y no: ¿dónde estará Manolo? Por eso; desde estas líneas le solicito a los responsables de nuestro Ayuntamiento la concesión de algún tipo de reconocimiento oficial, tal cual lo expresaba en la entrada en la web al principio citada; así como  a mis paisanos, su apoyo y colaboración para recabar de las autoridades municipales el homenaje demandado;  y, a éstas, la voluntad de llevarlo a término.

A todos aquéllos lectores de la Web en todas sus facetas que estén dentro y fuera de nuestro país, y se vean -o hayan visto- favorecidos por la labor de Manolo, les pediría un comentario de apoyo a este requerimiento para ir sumando poquito a poco  esa colaboración necesaria para lograr que, al fin, nuestro primer bloguero se vea homenajeado por la labor realizada.
Ya sé que algunos lo hicieron en mi primer comentario en la fecha arriba indicada;  pero sigo pensando que si la demanda es masiva será mejor atendida. Es mi opinión.
Y sin la intención de resultar pesado.

Señores regidores:
¿Consideran a Manolo, merecedor de un homenaje oficial de reconocimiento a la labor llevada a término durante estos largos quince años al frente de la Web zarceña que él mismo fundó, y tanto ha favorecido a nuestro pueblo?
Espero vuestra colaboración y la merecida respuesta.
Atentamente.
Juan Luis Esteban Toribio   (Colino)


16 octubre 2015

AL GOBIERNO MUNICIPAL ZARCEÑO

  
Estimados Regidores.
El día siguiente de llevarse a término el escrutinio de las pasadas elecciones municipales en nuestro país -y autonómicas en la casi totalidad del territorio nacional-; a través de esta ventana me dirigí al equipo de gobierno municipal de La Zarza del que ustedes forman parte integral, para felicitarle por su nombramiento, darle la bienvenida y desearle suerte en su nueva andadura como futuros gobernantes zarceños.

Una vez pasadas las elecciones que previamente despertaron las mayores incertidumbres en este tipo de comicios, por ser sin lugar a dudas las más enigmáticas habidas en el país después de la implantación de la democracia, y, ocupadas ya las poltronas por sus correspondientes titulares elegidos democráticamente, llega el momento de poner a cada cual en su lugar, transcurridos los cien días de gracia y confianza que se acostumbra conceder a todo cargo que, ha sido recién nombrado antes de empezar a pedirle cuentas, por decirlo de alguna manera.

De nuevo, quiero desearle suerte (todos la necesitamos) y acierto a todo el equipo del Gobierno que en los próximos cuatro años regirá los destinos de nuestro querido pueblo.
Las expectativas previas a las elecciones, y la confianza por gran mayoría de compueblanos depositada en la candidatura electa, hacía prever que el interés puesto en el cambio se vería compensado  con el interés de los miembros del equipo de gobierno en hacer todo cuanto estuviera en sus manos, según su saber hacer.
Afortunadamente -de momento-, así está ocurriendo, lo cual enorgullece a todo bien nacido. Nos están demostrando con su buen hacer; ese buen hacer que se le presuponía, que no fue en balde su elección, y que dentro de sus posibilidades, “están ahí” dando el callo como mandan los cánones, iniciando la andadura y estableciendo los cambios que hacen prever una dinámica distinta de la habida con anterioridad. No digo que sea mejor ni peor, sino, diferente.
No obstante, quisiera expresar mi discordancia en la confección de la lista de regidores-as, por haber incluido en la candidatura solo una mujer. (Quizá en la legislatura anterior, hubiese venido bien la colaboración en el Gobierno Municipal de la presencia de más de una mujer, a pesar de lo activa, dinámica y eficiente que es la única concejala que había en el equipo del Gobierno saliente).

Esa tacañería en feminizar las responsabilidades de gobierno está un tanto desfasada; y si mi concepto de la mujer no es erróneo, otro gallo nos cantaría a los humanos si a nivel mundial mandaran las mujeres en todas las facetas del poder… Personalmente, pienso que, lo mismo que “siempre” han sabido gobernar con acierto el hogar -salvo excepciones-, lo harían igual de bien, o mejor, en la cúspide de la responsabilidad de la Administración del Estado. Es mi opinión.
Manejar las riendas de la gobernabilidad de un pueblo tan pequeño y con tantas divergencias en sus habitantes, no es tarea fácil, lo comprendo; menos aún, si para realizar esa actividad, encima tienes un coste económico personal (desplazamientos, muchas horas de dedicación, etc.) por su parte, con “el sueldazo” que cobran los regidores municipales zarceños, no les llegará ni siquiera para poder comprar azúcar para endulzar el café del desayuno. Como consecuencia, habrá que reconocerle su condición altruista y vocacional de servidores públicos sin ánimo de lucro.
 Sin embargo, no por ello hay que anclarse en el pasado ni seguir mirando fijamente el retrovisor si no queremos distraer la atención de la conducción; es necesario (imperante), mirar hacia delante y caminar sin descanso. Sin prisa, sí, pero sin pausa ni soluciones de continuidad en la tarea; porque, para lograr el objetivo se necesita fijar la vista en el futuro. Sólo así se podrá hacer con tan pocos medios como se dispone en el pueblo, algo útil para el futuro de las generaciones venideras a las que debemos legar algo mejor de lo que nosotros hemos encontrado.

Por suerte para nuestro pueblo, el nuevo equipo de gobierno está dinamizando con gran agilidad el impulso que en breve dará los frutos esperados por las personas que depositaron su confianza en él; y, es justo reconocerlo, lo están haciendo bien. Han acertado en el inicio de la andadura. Esperemos y confiemos en que siga el mismo ritmo en el futuro. Por ahora, ya están demostrando que ganas no le faltan ni seriedad tampoco.

Todos los que ya no somos niños sabemos que para nuestro pueblo no es éste el momento más brillante de su existencia, que el desarrollo industrial no es su compañero de fatigas (no es que quiera decir que esté dejado de la mano de Dios),  que por muy buena voluntad que pongan sus dirigentes en hacer las cosas bien, el desarrollo económico no llegará en dos semanas, porque los milagros en economía son inexistentes, el Maná se retrasa, y tampoco está en sus manos como a ellos les gustaría poder hacerlo en un abrir y cerrar de ojos, por muy buena voluntad que tengan, que esa no se le discute ni se pone en duda. Todo eso lo sabemos todos. Pero la lucha por lograr el objetivo debe ser incesante, y, dentro de los medios de que dispone el Consistorio Municipal, emplearlos adecuadamente y dar todos el do de pecho para aunar el empuje que es necesario dar si queremos hacer que el pueblo, no sólo no vaya a menos, sino que avance progresivamente aunque sea a paso lento pero continuo.
Todos sabemos también (perdón por la insistencia), que hay que hacer “algo” por él; y que “ese algo”, lo tenemos que hacer entre todos: regidores y ciudadanos de a pie. Unos ejecutando, otros asesorando, otros vigilando, y, todos; absolutamente todos, “colaborando”. Colaborando, sí, directa o indirectamente, pero colaborando. Los que están  durante todo el año en el pueblo tendrán que realizar quizá un mayor esfuerzo, y los que no lo están, deberán (deberemos) aportar experiencia y voluntad de apoyo y ayuda, que no solo tiene que ser económica, aunque ésta siempre venga bien. Hay otras ayudas que en la mayoría de los casos son tan valiosas o más que el dinero, aunque esto pueda sonar a soñador. No nos olvidemos de que un grano no hace el granero, pero ayuda al compañero. Y si aspiramos a un futuro próspero, es necesario hacer cosas para solucionar las cosas, si queremos que las cosas mejoren.
Nadie más que nosotros tiene en sus manos la posibilidad de arreglar todo lo que necesita arreglarse, TODO; para lo cual, todos debemos participar.  TODOS.

No solo son las autoridades municipales las que tienen la obligación de hacer todos los trabajos porque han sido elegidas para ello. Las autoridades, están obligadas a administrar y gobernar con ecuanimidad y respeto al ciudadano, como vienen demostrando que lo hacen en el breve tiempo en el que llevan controlando las riendas del poder. Pero también el resto de ciudadanos que tenemos alguna relación con La Zarza, estamos en la obligación de hacer lo mismo en todo aquello que esté en nuestras manos poder hacer por el bien del pueblo.  ¿Sabremos hacerlo?

No sé si esta misiva caerá en saco roto o, quizás ni siquiera  sea leída, valorada o considerada su intención; pero, lo que sí sé, es que, dadas las circunstancias, el pueblo necesita un equipo con: además, de una considerable dosis de dinamismo en el cotidiano quehacer  de la actividad municipal y empuje para llevarlo a término, una voluntad de hiero y un convencimiento absoluto en el proyecto que tienen por delante para desarrollarlo con equidad, dignidad y honradez, y, no me cabe ninguna duda de que ambas forman parte del ADN de nuestros nuevos regidores.

No es mi intención sembrar dudas al respecto o inducir a que alguien piense que en el nuevo equipo de gobierno carecen de estas virtudes o que el anterior no las tuviera; todo lo contrario, tengo fe en que su buen hacer dará frutos positivos y cercanos en el tiempo, sino que, para acometer con brío la misiva que les espera, es necesario que pongan todo la carne en el asador. Estoy convencido de que así será.
Ánimo y suerte a todos.
¡Ah!, y salud para llevarlo a término con acierto.


25 septiembre 2015

EL FRONTÓN DE PELOTA


Son varias las costumbres y tradiciones que, como consecuencia de la pérdida de población por causas  bien conocidas, han ido perdiendo fuelle en algunos pueblos, entre ellos, el nuestro.
Un ejemplo claro, es la afición al juego de pelota  mano en el frontón tan arraigado entre los zarceños de mi época y anteriores que ha ido desapareciendo poco a poco y ha terminado por extinguirse prácticamente; posiblemente, porque la escasez de juventud viviendo en el pueblo ha hecho que por falta de jugadores para formar equipos, ese deporte tan sano se haya evaporado en el ambiente zarceño a pesar de la afición que al mismo había en el pueblo. Me atrevería a decir que era el deporte municipal por excelencia para las gentes de entonces; pues el fútbol, era prácticamente inexistente en aquélla época, y el resto de deportes, la mayoría desconocidos.
En la práctica totalidad de los pueblos de Castilla, hay -o había-, un frontón, en el que la juventud daba rienda suelta a su afición al juego de pelota mano, o pelota vasca. Sin embargo, debido al éxodo involuntario de las gentes obligadas a marchar, como todas las cosas que no se cuidan, han desaparecido del panorama.

En las fotografías que vemos a continuación de estas líneas, podemos apreciar el estado del frontón de nuestro pueblo, por la parte anterior y posterior del mismo; si bien la primera, dada su antigüedad, la calidad de la misma, no es la deseada, aunque, permite apreciar los huecos donde se hacían los nidos los gorriones y nosotros nos subíamos para "visitarlos" como recordarán los paisanos de mi época.


Recuperar esas costumbres y tradiciones que durante siglos formaron parte del día a día en los pueblos, es algo que dignifica a sus gobernantes y también a sus gentes, que, por razones por todos conocidas, desafortunadamente, desaparecieron en contra de la voluntad de los pueblos afectados por la maldita pandemia de la emigración.

Hoy, son varios los pueblos de las zonas rurales que tratan de  recuperar el juego de pelota  mano en el frontón; algunos ya lo han conseguido, otros lo  intentan, pero el solo hecho de intentarlo ya dice bastante a favor de los nuevos ayuntamientos que pretenden volver a las raíces de sus tradiciones más significativas.

En nuestro pueblo, generalmente, no había ni un solo domingo en el que no compitieran más de una pareja de jugadores en distintos partidos, y era abundante la gente del pueblo que concurría al evento.

Esta afición a la pelota mano en el frontón, alcanzó su cenit cuando, allá por año 1.953, llegaron al pueblo los primeros trabajadores foráneos que empezaban la construcción de la carreta del  Salto de Aldeadávila, que, como bien recordarán mis compueblanos, empezó en el pueblo, concretamente, en lo que se conoce como el abanico y finalizó en “La Verde” y la llegada de esos forasteros, algunos de ellos muy buenos pelotaris, hizo que aumentara el interés en el pueblo por el ya tradicional juego de pelota  mano y se produjeran algunos piques entre jugadores zarceños y forasteros y entre forasteros y forasteros que también los había, porque algunos de ellos eran muy buenos e imprimían un aliciente mayor al ambiente del juego y al ambiente en general que, por aquél entonces se respiraba en el pueblo, y era bastante la gente que acudía a los encuentros para animar a los unos y a los otros; cada uno a los de su bando como es lógico.

Recuerdo muy bien los partidos que jugábamos los chavales y cuales eran mis mayores contrincantes, tanto durante las horas del recreo, como a la salida del colegio por las tardes cuando no era invierno, así como las abundantes anécdotas vividas con motivo de esa afición que nos afectaba a la mayoría de los chavales, ya que, al estar el frontón tan cercano a la escuela, los ratos del recreo los pasábamos allí, bien jugando o subiéndonos a las acacias que había en ese lugar junto a la pista del frontón. Otras veces los ratos los pasábamos jugando a la brinca en la pared de enfrente o al marro cuando cuadraba. ¡Qué tiempos…!


No sé si alguno de ellos seguiría después de salir del colegio  o al hacerse más mayor con la afición por la pelota; yo sí que seguí en el ambiente aun con más ahínco en el País Vasco donde me marché al dejar la escuela a los catorce años; y, dado que en esos lares es donde más se practica ese deporte en las distintas modalidades, lo practiqué con más asiduidad que en el pueblo, hasta que, por prescripción médica, tuve que dejarlo definitivamente, porque se me calaba la mano (se me hinchaba y amorataba nada más empezar a jugar) produciéndome un fuerte dolor que me impedía continuar, lo que me obligó a desistir del empeño en contra de mi voluntad; pero, hasta ese momento, y durante unos cuantos años, jugaba en el frontón que está cercano  al lugar donde vivía en el Barrio del Antiguo. Desde entonces, he intentado jugar en algunas ocasiones pero, sin poder terminar ni llegar a la mitad de un partido. La mano no lo permite.

El hecho de traer a colación éste tema, es debido a que - como en nuestro pueblo, parece que se anima el cotarro- se intenta por parte del Consistorio recuperar algunas cosas que se hallaban en “desuso”, personalmente considero que no le supondría ningún gasto a las Arcas Municipales, recuperar esa tradición que estuvo tan arraigada al sentir de las buenas gentes de entonces; y sería cuestión de organizar para las actividades veraniegas, los partidos para celebrar una competición en las fiestas de agosto que sería un aliciente más y buscar o intentar localizar a los jugadores -no es necesario que sean profesionales sino, meros aficionados- que estén dispuestos a participar en el evento, para darle mayor realce a los festejos que tanto significan para el pueblo, al mismo tiempo que volveríamos a las raíces de nuestras ancestrales costumbres desaparecidas.


Actualmente, el frontón está en buenas condiciones de uso -sin necesidad de reparaciones importantes como puede apreciarse en la fotografía que precede a estas líneas-, para practicar el juego con total normalidad; no así, cuando yo era niño y el suelo no estaba pavimentado y lleno de baches que intentábamos aprovechar los jugadores (pelotaris de entonces) para que cayera allí la pelota después de revotar en el frontón y ganarle un tanto al contrincante; eso, sin contar con que había cada desconchón en el frontón repartidos por todo el paramento, que eran el lugar ideal para que, cuando la pelota entrara en uno de ellos ya tenías asegurado el ansiado tanto, mientras el otro, pataleaba por su mala suerte y todos nos esforzábamos por intentar que la pelota fuera allí precisamente, pero no era nada fácil conseguirlo, como a simple vista nos parecía; pues, aunque una buena parte del frontispicio era prácticamente utilizable; había otra deteriorada -una especie de desconchadura-, en la que la pelota pocas veces caía en el sitio elegido por el jugador que intentaba acertar con el centro de la diana.

Dado el volumen de trabajo que tiene por delante la nueva Corporación, soy consciente de ello y me consta que el señor Alcalde y sus concejales están muy atareados en organizar y poner en orden todo lo concerniente a la Administración Municipal; pero, intentar recuperar -sin prisas- el juego de pelota a mano que otrora tanto significó para el pueblo, como acertadamente -desde mi punto de vista- ya lo están  haciendo en otros pueblos, alguno de ellos cercano a La Zarza, supondría un regocijo para los que la pelota tuvo un significado entrañable en su juventud y formó parte de la cultura de nuestro pueblo y de los pueblos del entorno como lo recordarán bien las gentes de cierta edad -como es mi caso- y por ello defiendo el retorno de ésta actividad deportiva que ahora recordamos -los de antes- con cierta nostalgia, sin poder hacer apenas nada por evitarlo,  pero en la seguridad de que le daría mayor viveza a las fiestas patronales de La Zarza, a la que todos le deseamos lo mejor.

¿Será posible recuperarlo?


11 septiembre 2015

EL POTRO


El conocido como potro de herrar, es una estructura de piedra o madera (a veces mixta) que en el pasado servía para sujetar a los animales e inmovilizarlos para herrarlos  o atenderlos cuando requerían atención sanitaria u otros menesteres.

Afortunadamente, a lo largo del territorio nacional todavía se pueden contemplar  algunos ejemplares  en perfecto estado de conservación; y, que yo conozca, en varias localidades de Ávila, el noroeste de Toledo, el suroeste de Salamanca, en distintos lugares de Zamora y parte de Andalucía -seguramente habrá bastantes más que no he tenido la suerte de conocer-, han merecido mi atención, por el buen aspecto que ofrecen algunos de estos artilugios que ahora no los apreciamos en su justa dimensión y son para la inmensa mayoría de gente joven, los eternos desconocidos. En la casi totalidad de los ejemplos citados, los potros se han convertido en centro de atracción del turismo, y, a pesar de hallarse en desuso -como es lógico debido a la modernidad-,  son el orgullo de los ciudadanos que los conservan como lo que son: una joya, una reliquia del pasado que nos recuerda cómo realizaban artesanalmente los trabajos duros y las labores nuestros antepasados, así como los medios y herramientas que usaban para dichos menesteres, y que  ahora, a algunos de nosotros nos parecen jurásicos.

Las fotografías adjuntas -todas bajadas de Internet, excepto las dos primeras -por encima y por debajo de esta líneas- que corresponden al extinto potro de nuestro pueblo,  (proporcionadas por el “Bloguero Mayor del Reino, más conocido como Manolo” en el que vemos unos niños jugando, -y, según me dice él- que son los hijos de Luis, nietos de Felicísimo- muestran algunos de los ejemplos vivos de esas reliquias anteriormente mencionadas.  

  
En la casi totalidad de los pueblos de Ávila, Salamanca y un poco menos Zamora- por citar zonas de nuestro entorno-, había al menos un potro -propiedad del Ayuntamiento- que era de utilización gratuita para quien precisara su uso -en mi pueblo, los niños de mi época lo usábamos de gimnasio-; como también había al menos una fragua para poder mantener en perfecto estado de servicio los aperos de labranza y demás enseres propios de la actividad agrícola y ganadera de la época en esas zonas de la España profunda y campesina, que han ido quedando abandonadas de la mano del dios de la cultura,  y, a pesar de que -aparentemente- nos puedan parecer  unas simples piedras semi desordenadas , es muy significativo el servicio prestado a nuestros antepasados  por este “aparatejo” que continúa formando parte activa del vivo recuerdo de nuestra heredada cultura que todos deberíamos esforzarnos por conservar.  


 Como muestra el esquema del potro de herrar de la fotografía que precede a estas líneas, aparecida en la  edición del año 1.925 de la enciclopedia Larousse, podemos observar la robustez del aparato de herrar, ya más modernizado y provisto de todos los aperos necesarios para inmovilizar a las bestias; si bien, era solo de madera, algo que era frecuente en determinadas zonas en las que la piedra no era abundante.

¿En qué consiste este artilugio?
Se trata de una estructura sólida compuesta por cuatro consistentes pilares de piedra -también los había y hay de madera- con unas vigas de madera, transversales y fijas a los pilares de piedra, una en la parte superior trasera que permitía el paso del animal y otra más baja en la delantera consistente en un yugo de dura madera y una sola cabeza, en la que se amarraba por el testuz a la res mediante coreas que fijaban los cuernos al yugo o los atalajes de la bestia cuando no eran reses los animales que requerían sus prestaciones.


El  animal se introducía en el potro, se inmovilizaba fijándole la cabeza al yugo y, pasándole las correspondientes cinchas por debajo de la panza u otras partes del cuerpo cuando se hacía necesario para permitir su inmovilización, como lo muestra la antes citada adjunta fotografía en blanco y negro de Larousse.
El pergamino que precede a este párrafo, corresponde a la descripción de potro de herrar sita en la plaza mayor de Navalperal de Tormes que, se cita como ejemplo de los muchos que se hallan repartidos por nuestra geografía.


Éste artilugio estaba provisto de una biga longitudinal  giratoria, para que, ayudado por un palo que se usaba como palanca, al girar  acortara las riendas -Correas por debajo de la panza del animal- hasta lograr que las patas no tocaran el suelo, y al quedar ligeramente elevado facilitara la labor de herraje.

Complementaban el sistema, una serie de palos o varas y puntales oblicuos que se apoyaban en los postes traseros, además, de los correspondientes ganchos que se sujetaban a las vigas laterales - una de las cuales, como ya he citado, giraba para tensar los atalajes- como se muestra en la siguiente fotografía.

Para evitar el retroceso, se clavaba la palanca o inmovilizaba mediante resistentes correas de cuero, maromas o cuerdas gruesas si no había otros medios, asidas fuertemente a los postes y las bigas del potro para inmovilizar el animal.
Algunos de los potros de herrar, eran tan simples como el mostrado en la foto inferior que, no puede ser más elemental y escueto en materiales.


Hasta hace poco más de medio siglo, todavía en algunas zonas rurales del territorio nacional, el potro fue la herramienta imprescindible para herrar vacas y bueyes, y  cuando era necesario, burros, caballos, mulos etc.
También lo utilizaban frecuentemente los veterinarios como quirófano para “anestesiar” e inyectar o curar a los animales que no facilitaban su labor a la hora de aplicarles el tratamiento facultativo que requerían para recuperar la salud o aplicarles las pertinentes vacunas cuando las circunstancias lo requerían.


Con la modernización, también los potros-quirófanos fueron mejorando, como es el ejemplo de la  fotografía que precede a estas líneas y podía ser transportado de un lugar a otro cuando las circunstancias lo requerían.


En aquel entonces, cuando se trataba de pueblos pequeños o aldeas con pocos vecinos; el herrador y el veterinario iban de pueblo en pueblo una o dos veces por semana para cubrir las necesidades de sus vecinos, y, generalmente, cobraban por igualas (pequeñas cuotas) por meses y cabezas de ganado; toda vez que, mediante este sistema les resultaba más económico a los labriegos que si lo hacían por libre; y, tanto el herrero como al veterinario, se aseguraban un dinerito fijo, que al final de mes les venía a las mil maravillas; si bien, algunas veces cobraban en especias (huevos, carne, cereales, queso, patatas, etc.) y, mediante ese trueque, les salía más llevadero el pago a los campesinos que precisaban sus servicios profesionales y, tanto al herrador como al veterinario, más económica la adquisición de esos bienes.


Cuando se trataba de poblaciones grandes, los veterinarios -no siempre- tenían su potro privado en su correspondiente corral en el que realizaban las actividades de su profesión y pasaban la “consulta”, además de un herrador que realizaba el herraje que previamente se había acordado con el veterinario en cuestión.
Las caballerías, al ser animales más dóciles, generalmente, no era necesario amarrarlas al potro ni para herrarlas ni para curarlas, salvo excepciones, pues, es bien conocido que con solamente atarlas del ramal, levantarle la pata, sujetarla con las manos  apoyadas sobre la rodilla de una persona mientras el herrador realiza la faena, era y sigue siendo suficiente para realizar la labor de herraje eficazmente.



Afortunadamente, son bastantes las poblaciones que han recuperado el potro o lo han sabido conservar; no así, ha ocurrido en mi pueblo -La Zarza de Pumareda- en el que lo mismo que en la película, se ha quedado en “lo que el tiempo se llevó”, y es una lástima que algo tan entrañable y que fue de tanta utilidad, haya desaparecido y nadie sepa donde ha ido. No obstante, en “El Cotorro”, hay sitio suficiente para reemplazarlo, si no en el mismo lugar exacto que anteriormente estaba ubicado, sí en las proximidades, si las autoridades consideran que es un bien cultural y las arcas municipales lo permiten -algo que no siempre es posible como es obvio-, a pesar de que el importe del mismo, no sería una elevada cantidad de dinero pero que, no siempre está disponible en todo momento para conservar o recuperar los bienes culturales que  han ido desapareciendo por falta de la debida atención que, en su momento requerían. Y,  piedra para ese menester hay suficiente en el pueblo, si es que no se localizan las que  estructuraban el original, porque ningún lugareño conozca su paradero.

¿Habrá que buscarlas como el “Arca Perdida"…?   ¿Se encontrarán?; 

27 agosto 2015

ALEGRÍA


La alegría manifestada durante el discurrir de las fiestas patronales, que, una vez finalizadas,  y, ya de vuelta a casa de nuevo a enfrentarnos a la cotidiana rutina con el vacío interno que dejan los festejos cuando se terminan y durante un año entero se esperaban con el ánimo más optimista y tan rápidamente se pasan sin apenas darnos cuenta; deberíamos guardarla en compañía del buen humor, el optimismo y los recuerdos y vivencias más significativos confiando en que el próximo año será mejor y más divertida la fiesta, a pesar de que las múltiples contrariedades que nos afectan en la vida, hacen que nuestro estado de ánimo cambie de dirección, no siempre tal y como a nosotros nos gustaría.

Son muchos y algunos muy complicados, los problemas que se nos plantean en esta lucha diaria para sobrevivir a cuantos inconvenientes hallamos en el camino, desde el día de nuestra llegada a este mundo hasta que nos despedimos de él; por cierto, siempre en contra de nuestra voluntad. Pero como todo en la vida, hay que enfrentarnos con la cabeza erguida y el espíritu alegre y dinámico para, al menos, intentar salvar todas esas contrariedades que nos ponen palos en las ruedas de nuestro vehículo.
Para ello, no hay nada como la alegría. Sí, la alegría y el buen humor son dos facetas que le hacen al ser humano evadir de su fuero interno las penas y el malestar que en determinados momentos afloran a su mente.

La “ALEGRÍA”, que expresamos con esa palabra mágica que en nuestro lenguaje hemos heredado del Latín y significa “alborozo, algaraza”; para los humanos, es un sentimiento grato que, generalmente, se manifiesta con signos exteriores, bien sean palabras, gestos o cualquier acto llamativo que pueda expresar júbilo o estado de ánimo optimista por parte de quien la manifiesta y a nosotros nos llama la atención.

La alegría, como otros tantos sentimientos que se manifiestan en el ser humano en sus relaciones con sus semejantes y se experimentan en la vida cuando alguna circunstancia grata nos produce un agradable estado de ánimo fresco y luminoso en nuestro interior, nos genera energía positiva, abundante bienestar y predisposición a relacionarnos favorablemente con los distintos planteamientos que nos ofrece nuestro entorno. Se podría decir que es algo así como el estado de nuestro ánimo más confortable por el que en nuestro discurrir por la vida, nos ofrece los momentos más agradables por los cuales los humanos nos sentimos tan optimistamente a gusto, que nos gustaría que duraran eternamente. Es mi opinión.

Cuando por cualquier contrariedad de las muchas que nos encontramos a lo largo de la vida, estamos afectados por la tristeza, la pena o la melancolía, y no encontramos gusto ni diversión ante los estímulos externos que nos rodean; generalmente, basta con un pequeño gesto de alguna persona o cosa que nos llene y manifiesta emoción en nuestro fuero interno, para que nos contagie ese estado de ánimo agradable y positivo viviéndolo como propio y nos proporciona la alegría que necesitábamos en ese preciso momento de baja moral y decaimiento, generándonos un volcán de optimismo inesperado que nos hace olvidar la desazón que nos afectaba y atenazaba nuestro ánimo decaído, retornándonos de nuevo a la normalidad deseada y alejándonos de la pesadumbre que nos abrumaba sin saber bien la mayoría de las veces, cuál es el motivo que originó ese pesar e inconscientemente acudió a nuestra mente sin que lo llamásemos, produciéndonos esa afección psicosomática que cambió nuestro estado de ánimo por un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, tanto la pena como la alegría son dos estados del ánimo producidos en nuestra mente, pero que, si somos capaces de pensar y actuar en positivo, a pesar de los pesares, lograremos que ésta piense de forma optimista y permita aflorar el estado de ánimo necesario para vivir la vida con alegría y buen humor, regocijándonos de cuanto nos ofrece este maravillosos planeta azul que habitamos y tan buena acogida nos ha proporcionado y facilitado esa felicidad que nos permite poder disfrutar del optimismo y alegría que tan abundantemente hallamos en todo lo que nos rodea, y, a un precio tan económico como es el querer disfrutar la dosis de alegría que seamos capaces de elegir cada uno de nosotros; porque la alegría y la felicidad la elegimos nosotros, a pesar de las muchas y duras batallas y contrariedades a las que tenemos que hacer frente a lo largo de nuestra existencia, especialmente, cuando perdemos a algún ser querido -todos hemos perdido más de uno-; pero que, como la vida sigue igual para todos, igual tenemos que volver a la rutina cotidiana y hallar las herramientas que nos permitan articular de nuevo el positivo estado de ánimo necesario que nos proporcione la alegría y optimismo para poder seguir adelante hasta el día que nos llegue -como a todo ser humano- el momento de la partida.

Téngase en cuenta que la mayor parte de las personas alegres son el resultado de una tenaz disciplina, además, de una dura lucha interna para lograr desechar la pena que a todos nos afecta cuando alguien de los nuestros se nos va, o, en la casa o la familia existen insalvables penurias producidas por la crisis, la escasez de trabajo y un sinfín de contrariedades a las que tenemos que enfrentarnos en contra de nuestra voluntad, pero que se han convertido en el pan nuestro de cada día para la mayoría de los humanos, sin visos de solución cercana. Y para ello, es necesaria una considerable dosis de fuerza de voluntad si no queremos caer en el pozo de la depresión, cuyas consecuencias no son recomendables para nadie. Po eso, nada como ver las cosas con el color del cristal del optimismo que permite aflorar a nuestra mente la alegría para lograr la felicidad que todos nos merecemos.
Por ello, no hay que dejar nunca de sonreír cuando el corazón nos llore, ni siquiera cuando estemos tristes y abatidos o apenados porque algo muy gordo nos haya podido suceder.
Todas las cosas que nos pasan en la vida, son pasajeras. Aunque nos duela, pero es la realidad. Y, posiblemente, la sonrisa sea el único virus contagioso que no hace daño a nadie ni a nada, porque es la semilla que nace y crece en el corazón y florece en los labios generando afecto  e ilusión y alimenta el alma de quien  sonríe y de todo aquél que percibe la contagiosa sonrisa y la alegría que la misma proporciona.

¿Por qué?
Sencillamente, porque la alegría siempre ha sido, y, desde mi punto de vista seguirá siéndolo, la mejor manera de demostrarle a la vida que, ni las penas ni la tristeza, ni todas cuantas contrariedades se nos crucen en el camino, vencerán nuestra moral, podrán con nosotros, o minarán nuestra resistencia, porque, seremos como el barquero al que en el casco de su chalana le ha hecho una peligrosa grieta, una perdida y desconsiderada ola del mar y le entra  tal cantidad de agua, que de no actuar con prontitud se hundiría irremisiblemente; pero que con su cubo, sus manos y su tenacidad logra achicarla hasta poder llegar a puerto, no sin ciertas dificultades.
Todo es cuestión de saber enfocar la vida con optimismo o con desgana.

Personalmente, creo firmemente que hay que afrontarla de frente, coger el toro por los cuernos y vivirla con alegría:
Porque, la alegría,
es el sonido del alma
cuando el corazón llora,
el lenguaje de los inteligentes
cuando la pena aflora,
la dicha de sobrevivir
cuando te sientes a solas.
Es el estado de bienestar
que te sube a la cresta de la ola;
la alegría de vivir
y el color de la amapola.
Es el amor sin fronteras
que rueda como una bola,
recorriendo valles y praderas
pero nunca está sola.
La alegría, da vida a nuestras vidas
y es la eterna juventud
que no entiende de edades
razas, religiones o colores.
La alegría,
es el virus contagioso
que llena todo vacío
que encuentra a su paso.

Y, aunque la alegría no es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro, sí es el crisol que funde las penas y melancolías para convertirlas en un positivo estado de ánimo y bienestar que nos permite ver la vida con optimismo y serenidad.

La alegría, si sabemos enfocar la vida desde el ángulo del optimismo, lograremos ese contagioso estado de ánimo que comienza con una leve sonrisa y termina con una contagiosa carcajada que contamina a cuantas personas rodean a quien empezó con la sonrisa, convirtiendo la situación en un momento en el que la mayoría de los presentes se ríen a mandíbula partida y a toda marcha, y algunos tienen que poner la mano en, sálvese la parte, para evitar que la humedad le inunde la entrepierna. Eso es la risa. O sea, la heredera de la alegría que no es otra cosa que la realidad más optimista de la vida de cada cual que anula la violencia, la frustración, el sufrimiento y se convierte en la parodia y la burla a los pesares que nos acosan diariamente y nos bajan la moral.

Esa es la alegría; algo tan grande, tan grande, que aunque no ocupa lugar en el espacio, sin embargo lo llena todo; lo llena todo de satisfacción, de buen humor…, porque, no es más que saber disfrutar con optimismo de las cosas simples que nos ofrece la vida a cambio de nada, y no siempre las apreciamos en su justa dimensión, ni siquiera algunas veces sabemos advertir su presencia.

¿Hay algo en este mundo tan serio e importante que no se pueda decir con una alegre sonrisa en los labios, mientras miramos a los ojos a la persona a la que se la dirigimos?
¿Hay alguna manera mejor de demostrarle a la vida lo bien que la sabemos vivir con optimismo y la pasamos alegremente mientras le ofrecemos una sonrisa de gratitud?
Espero la respuesta.

12 agosto 2015

AL VOLANTE

EL CALOR Y LA CONDUCCIÓN

Para algunos, posiblemente le resulte reiterativa mi insistencia en tratar del calor veraniego relacionado con la conducción de un vehículo automóvil; pero las consecuencias que pueden derivarse de una utilización inadecuada del coche en días muy caluroso, generalmente suelen ser más bien negativas e innecesarias.

Relacionado con el tema del calor, en el año 2.012, advertía sobre las nefastas consecuencias de dejar el coche expuesto a altas temperaturas sin antes tomar las correspondientes mediadas de precaución antes de volverlo a utilizar de nuevo para iniciar el viaje, debido a la posibilidad de la acción del benceno.

El día 06 del pasado mes de julio, comentaba las precauciones a tomar con el uso del aire acondicionado si no se utilizaba adecuadamente.

Como quiera que las fiestas patronales de este año ya están “cuasi, cuasi ” finalizando y una buena parte de los asistentes, en breve tendrán que regresar de nuevo a sus hogares utilizando el coche en sus desplazamientos, en esta entrada  me permito recomendarles, no solo prudencia, sino que, como consecuencia de las elevadas temperaturas que tenemos éste año, extremen al máximo la atención en la conducción si se ven en la necesidad de conducir en las horas en las que el calor es más agresivo.

Hoy voy a tratar sobre el calor excesivo que en verano nos acompaña en algunas ocasiones, como está ocurriendo éste año que nos está demostrando su musculatura atlética.

Las altas temperaturas, pueden afectar tanto al conductor y pasajeros como al propio vehículo como vernos más adelante.

Al vehículo.
El coche, debemos tenerlo siempre en perfecto estado de funcionamiento; como consecuencia, se ha de preparar tanto para el invierno como para el verano, y, si es necesario, hacerlo revisar por una persona entendida en la materia si no queremos encontrarnos con sorpresas desagradables que nos fastidien las vacaciones o nos agüen las fiestas.

¿Qué revisaremos en verano? 
El estado de los neumáticos: presión de inflado, grietas laterales, estado de la banda de rodadura, el aire acondicionado, motor, nivel del líquido de refrigeración, de frenos del lava parabrisas, etc., estado de la batería; téngase presente que en verano la evaporación del líquido -agua- de la batería se evapora más que en el resto de las estaciones del año, lo mismo que el resto de líquidos de los que va provisto nuestro coche, además de que se degeneran sus componentes.

En nuestro país se registran temperaturas muy elevadas en verano y bastantes grados bajo cero en invierno en algunas comunidades; esa gran diferencia requiere tomar algunas precauciones, tanto en cuanto a las personas que viajan de pasajeros como al vehículo que las transporta, sobre todo, si vamos a realizar viajes largos en los que nos acompañan niños pequeños, si no queremos que la mala suerte nos sorprenda y nos deje tirados en la carretera a merced de las inclemencias del tiempo.

Tanto si necesitamos o no el coche para disfrutar de las vacaciones, como si el uso que le damos es cercano a nuestro domicilio, vale la pena tener en cuenta el viejo proverbio que dice: “vale más prevenir que curar”

Como quiera que, en esta entrada, vamos a hablar del calor, más bien del calor excesivo; cuando llegue el invierno, ya trataremos del frío y sus consecuencias relacionadas con el automóvil, especialmente con la nieve y el hielo que tantos sustos nos proporcionan cuando nos sorprenden con su inesperada presencia.

En la época veraniega, los españoles somos muy dados a la utilización del coche o la moto, y la mayoría de los desplazamientos los realizamos en este tipo de vehículos. Sin embargo, no siempre tenemos presente en ésta estación del año, que, una temperatura excesiva en el interior del vehículo, cuando éste está cerrado, puede generar un accidente, involuntario, sí, pero de consecuencias imprevisibles.

El calor, sobre todo el calor excesivo afecta a todas las capacidades humanas, entre ellas a la de conducción. Ésta actividad casi cotidiana a la que apenas damos importancia, pero que está directamente relacionada con nuestros comportamientos más frecuentes y afectan a la seguridad vial. O sea, a todos los usuarios de la vía, pública o privada de uso común.

Con temperaturas muy altas, la respuesta ante un estímulo externo para efectuar cualquier maniobra al volante por nimia que sea, se realizan de manera más imprecisa que con una temperatura normal, pues el calor excesivo, normalmente potencia las alteraciones que puedan sufrir los conductores si no se toman las medidas de precaución oportunas.

¿Cómo reaccionaríamos ante la maniobra de evasión si nos agobia el calor y estamos sudando mientras conducimos y tenemos que actuar ante la presencia espontánea de un animal o persona que se nos atraviesa en la calzada?

Téngase en cuenta que el calor excesivo aumenta considerablemente el tiempo de reacción (Ya traté  éste tema con fecha,18-03-2.012), como lo avalan los rigurosos estudios realizados en distintos países sobre el particular, en los que se nos indica que a cualquier conductor normal, con temperaturas de 30º C, los fallos le aumentan aproximadamente un 20%, y, si ésta temperatura alcanza los 32º C, en el interior del vehículo, puede ser la causa del 17% de los accidentes; pues, el calor excesivo, además de aumentar el tiempo de reacción, distrae considerablemente la atención del conductor porque nos hace menos perceptivos.
Sirva de referencia que, a 23º C dejamos de ver, aproximadamente, el 3% de las señales de tráfico; a 28º C, el 6%, a 32º C, el 10%, y así sucesivamente. Y, si a esto le añadimos que con el calor, a los mandos del vehículo, nos volvemos ligeramente agresivos en nuestros comportamientos como conductores y pasamos de una velocidad constante y adecuada -como es lo aconsejable-,a una velocidad alta e inadecuada la mayoría de las veces; el cóctel estará servido para terminar el viaje en ambulancia.

¿Cuál es la temperatura ideal para poder conducir sosegadamente y sin que nos afecte demasiado el calor en verano y poder estar relajados al volante?
Para liberarnos de los efectos del calor tan negativos para la conducción; lo recomendable es mantener la temperatura dentro del habitáculo -si las circunstancias nos lo permiten-, entre 18- 24-25º C, evitando que el flujo del aire, no impacte directamente en la cara ni en el pecho del conductor, pues, si el ambiente es excesivamente seco produce malestar y picor y escozor en los ojos. Así pues, disfrutemos de los beneficios del aire acondicionado los que sean partidarios de él, y seamos moderados en su uso, pues, tampoco es bueno en verano conducir abusando del frío que nos proporciona el aire. Y, un consejo. Si el viaje es largo o conducimos más de dos horas seguidas, antes de detenernos, es aconsejable abrir hasta la mitad las dos ventanillas del mismo lado (el izquierdo o el derecho, es igual, pero del mismo lado), para que nos vayamos adecuando a la temperatura ambiente y no recibir el impacto brusco al abrir las puertas y entrar en contacto con la temperatura exterior.

Por último: Antes de salir de viaje, es recomendable tener presentes las recomendaciones citadas y ajustar la temperatura antes de poner el vehículo en marcha, pues hacerlo mientras conducimos siempre es arriesgarse innecesariamente, toda vez que este tipo de actuaciones al volante aparta nuestra atención de la conducción y genera una situación de peligro.

Tener en consideración  estas recomendaciones, ayudará a volver a casa después de disfrutar placenteramente del viaje.



05 agosto 2015

FIESTAS 2.015

Como cada año en estas fechas, las fiestas patronales zarceñas ya están en capilla; las gentes de aquí y de allí, se disponen a celebrar el acontecimiento con esperanza e ilusión. El programa de festejos ya es conocido por todos, las peñas están engrasando la maquinaria dispuesta para los desfiles, acompañamientos y pasacalles, y los paisanos, ansiosos por poder un año más, dar la salida al evento. Todos esperando el día siete de agosto como cada año para empezar una vez más la celebración de la esperada fiesta patronal. Nuestra fiesta. La fiesta de todos los zarceños. Sea bienvenida.

En el pasado año 2.014, entre otras muchas cosas buenas que me sucedieron, tuve la suerte de poder compartir con mis paisanos el placer de disfrutar de las fiestas de San Lorenzo. Las circunstancias hacen que, aunque me hubiera gustado repetir, éste año, mi presencia estará en otro lugar, también muy entrañable para mi.
Sin embargo, mi pensamiento en todo momento acompañará los aconteceres que tengan lugar en las fiestas patronales de hogaño, y tendré muy presentes las vivencias que disfruté en el pueblo después de una larga ausencia sin visitarlo.
Hoy, desde estas líneas quiero desear a mis compueblanos y visitantes que en estas fechas nos honran con su presencia, que disfruten de mi pueblo y sus fiestas tanto como yo lo hice el año pasado, y que la borrachera de alegría le dure hasta las fiestas de 2.016 en las que vuelvan de nuevo a zambullirse en el optimismo y la algarabía contagiosa que rodea a nuestra fiesta sanlorenceña.

Sé que éste año en la fiesta se notará la ausencia importante de algunos de nuestros más entrañables paisanos que nos han abandonado porque les llegó el momento de su partida, como, antes o después a cada uno nos llegará sin notificárnoslo.  Ocurre cada año con los que se tienen que marchar porque les llega la hora fijada por el destino. ¡Así es la vida! No esperemos que sea justa. No lo es. En este mundo que nos está tocando vivir: unos vienen y otros se van para que en la vida todo pueda seguir igual. Igual que ha sido hasta ahora, seguirá siendo para que  los que nos quedamos, podamos seguir con la fiesta como  ha sido siempre y así deberá seguir siendo por los siglos de los siglos.

A aquéllos que se fueron; gracias por habernos permitido disfrutar de su grata presencia; guardaremos su recuerdo y en nuestras memorias se albergarán las vivencias que compartimos con ellos, porque los sentimientos se guardan silenciosamente en el corazón.  Y recordemos que nadie puede volver atrás -ya nos gustaría- y empezar de nuevo, pero cualquiera puede empezar y crear un nuevo final, solo es cuestión de intentarlo con optimismo viendo el otoño como una segunda primavera en la que cada hoja que se cae es una flor.
Y, a los que nos quedamos: ánimo y alegría para hacer disfrutar a todos de nuestra compañía durante el tiempo que permanezcamos entre ellos; pues la alegría se encuentra en el fondo de todas las cosas que nos rodean, pero a cada uno de nosotros nos corresponde extraerla de una manera distinta y personal para que nos acompañe durante toda nuestra existencia. Téngase en cuenta que el último escalón de la mala suerte, es el primero de la buena.
Aprovechemos el momento y vivámoslo con intensidad, pues cada momento es irrepetible y el tiempo se lo lleva para siempre; porque los momentos que siempre recordaremos llegan de repente, sin hacer ruido y se cobijan en lo más recóndito de nuestro ser. Por esa sencilla razón: A todos los paisanos os deseo que “estas fiestas” sean las mejores, más divertidas y más felices fiestas de verano de vuestras vidas.

Aprovechad el momento y vivirlo con alegría y buen humor. La vida, como todos sabemos, es corta pero muy bonita y hermosa como nuestras madres.  ¡DISFRUTARLA…! con intensidad en las fiestas de nuestro querido pueblo, La Zarza.

Todos tenemos el derecho a ser feliz. TODOS.


Felices fiestas.

24 julio 2015

DESPEDIDA

A LA MEMORIA DE UN AMIGO

En éste momento (son las 20`15 horas de la tarde de hoy viernes 24 de julio de 2.015), mientras en mi pueblo -La Zarza de Pumareda-, mis compueblanos, se disponen a iniciar la ceremonia religiosa para dar santa sepultura a mi buen amigo Horacio -Ramón Horacio Hernández Rodríguez-, yo, desde la distancia me dispongo a compartir con todos el doloroso y emotivo momento de su despedida. No estoy seguro de lo que voy a reflejar en el papel, pues le he entregado el bolígrafo al corazón, y, éste, generalmente, tiene unas razones no muy acordes con la razón, que, debida a la emoción, no razona razonablemente bien como debiera.

Ayer, en el tanatorio de Tarragona, intenté en balde encontrar alguna palabra para consolar a su viuda Cari, pero fue inútil el intento, tenía la lengua como anestesiada y no me salían las palabras al ver a una persona tan entrañable, rota por el dolor. No sé, si ahora lo lograré, pero intentaré que al menos me entiendan o comprendan mis sentimientos hacia mi amigo Horacio, aquellos que lean esta despedida de un amigo.

Espero que al terminar de escribir mi bolígrafo la misión encomendada, coincidirá con el momento final de la ceremonia y el adiós de la despedida de mis paisanos, y junto con la mía virtual, recorran el espacio sideral para encontrase simultáneamente con el espíritu de mi amigo y le acompañen hasta encontrar  “Allí Arriba” a Pedro, dándole la bienvenida y abriéndole de par en par las puertas para ocupar el lugar que tiene merecido.

Desde la lejanía, quiero compartir este momento con todas aquellas personas que físicamente están a su lado en el pueblo dándole el adiós merecido; el adiós a un ser tan querido, a una gran persona, a un hombre noble, a un caballero bizarro, honrado y entrañable, jacarandoso y buen amigo. A un señor que, con su buen hacer, deja una larga estela  de reconocimiento, respeto, agradecimiento y admiración.
En éste adiós virtual desde el lugar en que me encuentro, quiero expresar mi dolor y mi pesar, y acompañar en el sentimiento a todos los suyos: esposa, hijos, nietos y demás familiares y allegados; a todos ellos, a los que no es necesario que nadie le digamos cómo era Horacio, pedirles resignación que es lo único que se puede hacer después de tan significativa pérdida, y recordar a todos ellos que la vida sigue su camino y cada cual  tiene que seguir viviéndola con la más absoluta normalidad e intentar guardar el más grato recuerdo de su presencia entre nosotros. Ya sé que no es fácil, pero así tiene que ser. Por mucho que nos duela.
                   

                                 UN BUEN AMIGO NO SE OLVIDA.

                                 Cuando se te va un buen amigo,
como se ha ido mi amigo Horacio,
sientes tan profundo el vació 
que, nada llena su espacio,
y, es como contemplar la ribera
cuando se ha secado el río,
que, aunque sea pleno verano
se ve, solitario y frío.
Te abandonó para siempre,
no porque él lo haya querido,
se lo llevó la dama de la muerte
sin que se lo hubiese pedido.
No le encuentras la razón,
y para ti, no tiene sentido
que se marche de sopetón
y vivir más, no haya podido;
quisieras que fuese como ayer
cuando charlaba contigo
y pudiste comprender
que era un buen y gran amigo;
pero, ya sólo te queda el recuerdo
de aquél a quien has querido
e, intentas  seguir siendo cuerdo
sin saber por qué se ha ido;
quieres ser como los demás,
pero te encuentras algo perdido
y, no sientes nada más
que la pérdida que has sufrido.

Sabes que él no te fallaría
por lo bien que os habíais conocido,
y que has perdido la gran compañía
que en la niñez hubisteis elegido;
tienes los recuerdos acumulados
que juntos habéis vivido,
y recuerdas los buenos ratos
aunque tu corazón esté afligido,
y las horas charlando animados
que hoy no puedes echar al olvido.

No entiendes por qué la muerte
tan pronto a buscarlo ha venido,
ni por qué tuvo la mala suerte
de haber sido él  elegido.
No sabes encontrar consuelo
ni tampoco hallas la razón
del porqué emprendió el vuelo
rompiéndote el corazón.
Ahora, tu alma llora desconsolada
y en tu frágil pecho afligido,
llevas como una flecha clavada
                                 desde el momento en   que él se ha ido.

Horacio:
Fuiste mi amigo en la infancia,
monaguillo en la Parroquia
y compañero en el cuartel,
entre otras muchas cosas.
Me viene ahora a la memoria
los largos ratos de conversaciones
que pasábamos en la mili
a modo de distracciones.
Son muchos los recuerdos
de tu grata compañía,
y, muchas las reflexiones
que me haré, a partir de hoy cada día
recordando las razones
que te han arrebatado la vida;
y, no las llegaré a comprender
ni jamás podré entenderlo,
quizás, no sé ver bien la realidad
o, quizás, no estoy muy cuerdo;
pero, con sinceridad:
con ellas, no estoy de acuerdo.

Gracias, amigo Horacio
por haberte conocido,
y por los buenos ratos que en el Ejército
juntos hemos vivido.
Será perenne tu recuerdo
para el resto de mi vida,
cual tesoro que no pierdo,
cual cicatriz de una herida;
porque, te has ido de entre nosotros
sin que nadie esperara tu partida,
como siempre lo hacen los mejores
que, ellos parten los primeros,
lo mismo que el peregrino
recorriendo en solitario
el largo y vasto camino.

Fuiste noble y bizarro
y de talante agradecido,
jovial alegre y honrado
serio, y al mismo tiempo divertido.
                                 Hoy te vas de entre nosotros,
porque, éste maldito destino
te ha arrebatado la vida
antes del final del camino.
Ahora, vas a descansar en paz
y, a esperar que llegue el momento
de volvernos a encontrar
y hacer feliz el reencuentro.

Allí, donde tú estés,
te tendremos siempre presente:
los que lloramos tu partida,
que somos, mucha, mucha gente.

Ahora tengo que despedirte
porque ha llegado el momento
en que, nada puedo decirte
ni tú, expresar tu sentimiento.

Hoy, mi amigo del alma,
ya te vas para no volver,
de dolor se me rompe el alma
porque no te vuelvo a ver.

Adiós,  Horacio.
Siempre estarás entre nosotros.-