31 marzo 2012

ASÍ ES MI TIERRA


Tierra de rudos labriegos
cavando con sus azadas,
de sol a sol sin sosiego
en interminables jornadas.
Tierra de hermosas mujeres
jóvenes y desenfadadas,
diligentes en sus quehaceres
trabajadoras y honradas.
La tierra de luz y de vida
que presenció mi llegada
y me dio la bienvenida
a mi querida tierra amada.
En ella nació mi madre,
mi abuelo y mis dos hermanos,
que, juntos con mi padre,
hacíamos largos seranos.
Tierra de gente sencilla
y reconocida nobleza,
tierra que se halla en Castilla
entre Cerezal y Mieza.
Tierra donde la Luna
brilla plácida y sonriente,
y el Sol se viste tuna
para alegrar a su gente.
Tierra de campos sembrados
de cebada, centeno y trigo,
¡tierra de mis amores
cada día sueño contigo!
Tierra que sus andurriales
recorría de pequeño,
hasta que marché a Lumbrales
antes de ser quinceño.
Tierra donde ya de niño,
jugueteaba con una rueda,
en la que Dios escribió con cariño:
La Zarza de Pumareda.
.

27 marzo 2012

LIBERTAD


Hace unos días colgué en este blog un poema titulado canto a la libertad que escribí hace mas de treinta años, cuando ya se había marchado el autor de la dictadura que terminó con la II República en España. Durante algunos años antes de su partida,  desde muy jovencito en el País Vasco, -en San Sebastián y su periferia- me movía en el entorno de los disconformes con el régimen dictatorial impuesto con las armas, del que nosotros pensábamos que, a la partida del protagonista de la misma se producirían los cambios necesarios para lograr la libertad por medios pacíficos y democráticos, con los que lograríamos asentar en nuestro país sin ningún tipo de violencia, los principios en los que se fundamentan los Derechos Humanos promulgados por la ONU.
Con esta entrada quisiera complementar en parte lo que apuntaba en aquel poema, que no es otra cosa que exponer desde mi punto de vista, algo tan importante como es el tema de la libertad individual del ser humano, que considero actualmente descafeinada, aunque  esto le pueda resultar a alguien discordante con la realidad.
Con gran esfuerzo hemos conseguido en nuestro país una democracia un tanto descafeinada, corta, coja y un poco escasa; pero no hemos logrado la libertad que añorábamos. Es cierto que ahora tenemos una libertad que no teníamos entonces, -¡ojalá! la hubiésemos tenido- lograda con la colaboración de los distintos estamentos, partidos, asociaciones, etc., y personas que individualmente, a  título personal, aportaron su granito de arena para esta laboriosa faena y así poder conseguir lo que ahora poseemos, que no es poco -la verdad sea dicha-; pues, sin ninguna duda, ahora disponemos de: democracia, paz, justicia y libertad; todas ellas muy escasas y colaboradoras ¿involuntarias? de aumentar la desigualdad, que cabalga a lomos de la injusticia y la esclavitud, a tal velocidad, que, en el corto-medio plazo habrá aumentado al cuadrado si no se le pone remedio a esta pandemia frenándola a tiempo.
La abismal desigualdad que existe entre los humanos haciendo que cada vez haya menos ricos, para que cada día sean más ricos porque se irán apoderando de todo; hace inevitable que, cada día haya más pobres, y que, cada vez, y cada día, irremediablemente, sean más pobres progresivamente. ¿Por qué? Por falta de democracia y pérdida de libertad.
La libertad no consiste solamente en votar libremente cada cuatro años para elegir unas personas “seleccionadas y escogidas previamente” por unos cuantos privilegiados ¿demócratas? que nos presentan en unas listas predeterminadas en las que ningún votante puede elegir libremente las personas que le gustaría que lo representaran ante el Estado en los distintos poderes que lo conforman.
La libertad es otra cosa muy distinta que diverge de la actual democracia que ¿nos hemos dado? los ciudadanos de nuestro país. La libertad, entre otras muchas, -pero que muchas cosas- consiste en elegir periódicamente libre y directamente a “todos” nuestros representantes, desde el presidente de la comunidad de vecinos, hasta el más alto representante del Estado. A todos sin excepción. Si bien, tampoco es sólo eso la libertad y la democracia. Para ser libre hay que tener una mejor calidad de vida de la que tenemos actualmente la mayoría de españoles: La sanidad, la justicia, la vivienda, la religión, la enseñanza, etc., tal cual las tenemos, son discordantes con la libertad del hombre y la Declaración Universal de los Derechos Humanos; (¿La han leído?) como consecuencia, desnaturalizan la auténtica libertad; -no hablo de libertinaje, al que detesto- porque la libertad, no debe tener más límites que los del pensamiento: Infinita.
La libertad -con mayúscula- es única e infinita, no tiene principio ni final; es el todo en la vida del ser humano, -también en el resto de seres vivos-. Todo ser viviente que carece de libertad pierde lo más importante de su existencia: la ilusión.
Vivir sin libertad o con las libertades recortadas, restringidas o vigiladas, es coartar la libertad,  vivir esclavizado; y, toda esclavitud le resta vida a la vida, la desnaturaliza, le quita la esencia a la existencia misma, no importa a qué, a quién o en qué se limite la libertad sin llegar a quitársela del todo. Cuando alguien cojea no anda con normalidad, tiene las dos piernas, sí, pero le falta algo, no se puede mover libremente; ¡ya le gustaría! pero, tiene una restricción involuntaria.
Sin embargo, el hombre moderno cada día es menos libre por voluntad propia debido a su avaricia, porque la codicia lo domina como la droga y cada día quiere tener más y más y de mejor calidad, sin saber bien para qué lo quiere, porque no siempre lo necesita; sin tener en cuenta las consecuencias que conlleva ese desacertado comportamiento que lo conduce y condena a la esclavitud, a su propia desnaturalización, consciente o inconscientemente, pero lo lleva camino de esclavizarse en favor de la nada, que es lo que al final consigue después de haberse sacrificado tanto para llegar al termino de su existencia con las manos vacías y llevándose lo que trajo cuando llegó a este mundo: La vida. Nada más; el resto como no era suyo, aunque él pensó lo contrario, lo tuvo que dejar donde estaba, porque, sólo lo tenía prestado, no adquirido. El que se va, siempre se lleva lo que trajo al llegar: Nada de nada. Hasta su vida, de la que pudo -si la supo- disfrutar, la tenía cedida por un tiempo limitado; prestada y con un rígido contrato cuyas cláusulas son irrevocables, fijas, severas y de estricto cumplimiento e irreversibles. Nadie se lleva nada mas que eso: lo que trajo; por mucho esfuerzo y sacrificio que haya podido realizar  a su paso por la vida, olvidándose de otros valores y de que todos los humanos somos iguales aunque esto no resulte grato ni  fácil de entender. Iguales en todo; y, hasta que no logremos entenderlo no habrá en el mundo paz, libertad, justicia, igualdad, dignidad, fraternidad, seguridad, legalidad equidad y democracia. Todo lo demás, son cantos de sirena; predicar en el desierto que es sermón perdido. Algo así como cantarle al viento en alta mar una noche de luna llena con mar tranquila y serena acompañado de una guitarra sin cuerdas. Lo mismo. Como dicen en mi pueblo: ni fu, ni fa. Pues, eso.... Nada.....
¿Por qué el hombre está perdiendo libertad?  Porque él quiere. Así de simple. Porque hay un mundo del capitalismo despiadado, que todo lo quiere mercantilizar, devorador y sin escrúpulos que lo domina y controla todo. Para lograrlo utiliza todos los medios más sofisticados a su alcance, logrando persuadir al ciudadano de las ventajas y virtudes del mercado, cuyo propietario -generalmente los bancos- es el único beneficiado, sin importarle que el ser humano tenga que sacrificar lo más preciado: su vida, su libertad, su dinero y su salud, para conseguir el producto que el mercado le vende mediante el marketing cuyo poder de persuasión es ilimitado. ¡Qué triste...!
Para conseguir esos productos, el ser humano pierde una importante parte de sus derechos y libertades que redundan en beneficio del mercader, enriqueciéndolo a la misma velocidad que se empobrece el comprador.

Un sofisticado intríngulis generado por la ingeniería de la economía mercantilista, hace que el deshumanizado gran capital con muy pocos escrúpulos, a través de sus oligopolios se vaya apoderando poco a poco de la mayoría de las industrias y grandes empresas, pasando a manos de unos cuantos, cuyo poder, muy pronto superará al poder de cualquier Estado. Los Gobiernos serán -en algunos caso ya lo son- unos títeres; marionetas manejadas por los hilos de sus jefes que con el poder del dinero lo dominarán todo sin excepción, generando con ello una esclavitud; no como la de Kunta Kinte, sino a la moderna, pero más sofisticada, voraz e inhumana;  imponiendo a los ciudadanos de a pie su santa voluntad, y obligándoles a trabajar por cuatro ochavos, diez o doce horas al día sin importarle nada los Derechos Humanos ni la vida privada de cada trabajador, cuya familia, salud y libertad menguan como la luna y se alejan cada día más del Estado del Bienestar que todos nos merecemos. No olvidemos que el poder del poder es el dinero y, que el que tiene el poder, lo tiene casi todo y controla todo lo controlable, por más que nos pese.
Y, ¿por qué cada día somos la mayoría más pobres y sólo una selecta minoría más ricos? Muy sencillo: porque cuando votamos, le votamos a los que le teníamos que “botar” y no lo hacemos a los que debemos votar. Votamos, generalmente, al que mejor nos ha vendido el producto en su campaña electoral, que casi siempre, luego nos sale rana y aprovecha para colocar a sus parientes y amigos, porque son las personas idóneas y más cualificadas para cada cargo. Si tomásemos conciencia de que nuestro voto va a favorecer al que no nos favorece a nosotros, no perderíamos: derechos,  libertad, salud y el tiempo innecesariamente; logrando con ello una menor desigualdad que la existente entre las dos clases de ciudadanos: la mayoría de pobres, y la minoría de ricos que son los beneficiados con nuestro comportamiento.
Sólo si aprendemos a dosificar nuestro voto lograremos más libertad. La única libertad que le aporta al hombre dignidad: La individual; que, al igual que un grano no hace el granero, le ayuda al compañero.
Pero;  ¿qué es la libertad?  ¡La vida....! La vida es libertad y en ella hay que vivirla. La libertad es la ausencia de opresión que conlleva la facultad de tomar decisiones que conduzcan a la acción justa e igualitaria que le permita al ser humano alcanzar su máxima grandeza, porque es su don más valioso y un derecho que le asiste, al que no podemos ni debemos renunciar jamás, por tratarse de un principio fundamental que dignifica la existencia y la razón de nuestra presencia y convivencia en colectividad.
La primera libertad debe ser nuestra libertad interior. Es necesario que sintamos esa libertad en nuestro fuero interno, porque: ¿A qué otra libertad aspiramos si en nuestro interior nos sentimos esclavos y en el lugar que ocupa la libertad, tenemos un gran vacío?
El dramaturgo austriaco Franz Grillparzer -1.791-1.872- decía: las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos; es la mente la que hace al hombre libre o esclavo. ¡Qué razón tenía......!
Esas cadenas solo las podemos romper con fuerza de voluntad y decisión si queremos ser lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos acordada por todos los miembros en Asamblea General de las Naciones Unidas consideraron que eran los principios fundamentales de la convivencia humana.
¿Por qué no rompemos esas cadenas si está en nuestras manos hacerlo?
Confuncio, filósofo chino, -551-478- años antes de Cristo- en uno de sus pergaminos dejó escrito: Es más fácil apoderarse del comandante en jefe de un ejército que despojar a un miserable de su libertad. Para aquellos tiempos, ¡qué visión de futuro!
No es que pretenda corregir la filosofía de este erudito, sino añadir una pregunta: Si el hombre nace libre, ¿por qué no tiene que vivir y morir de forma responsable en la misma libertad que la viven las aves? - por  poner un ejemplo- y, sin embargo, no lo hace. ¿Quién o qué se lo impide?

La libertad conlleva los conceptos de justicia e igualdad que le permiten al hombre decidir lo que hace, siendo el único responsable de sus actos sin coacción ni presión alguna a su voluntad.
La libertad es la facultad que disfruta el ciudadano en las naciones bien gobernadas que le permite hacer y decir a su libre albedrío sin acción externa coercitiva, todo cuanto no se oponga  a las leyes establecidas y la armonía que proporcionan a la sociedad las buenas costumbres aceptadas por todos.
La libertad no consiste en que los ¿responsables? de los partidos políticos aspirantes a gobernar el país, cuando están en la oposición mientan descaradamente (también cuando no lo están) y ridiculicen al partido en el Gobierno y sus líderes, rechazándoles su mal comportamiento en la gestión administrativa, para luego, al llegar al poder, hacer lo mismo pero de peor calidad, como nos está ocurriendo y ha ocurrido en repetidas ocasiones en nuestro reciente pasado en cada convocatoria de elecciones. Eso no es libertad. Eso es libertinaje, una desfachatez sin límites y una burla al contribuyente además de una estafa a la honradez, la libertad y el respeto que todos nos merecemos. Eso se llama abuso de poder y desprecio a las más elementales normas de comportamiento y absoluta indiferencia por el sentir de los ciudadanos.
De aquí vienen todos los casos de corrupción, enchufismo, amiguismo y falta de escrúpulos para servir al pueblo con dignidad, como lo debe hacer un repúblico. En España damos clases magistrales de corrupción; somos catedráticos y expertos en la materia, por eso vienen aquí a refugiarse los listillos; porque nuestro país es el almacén de mafiosos de todos los continentes. Aquí vienen a pegarse la vida padre sin ser molestados y blanquear sus dineritos con la colaboración ¿de quién...?. seguramente de sus amiguitos corruptos expertos en la materia, que les asesorarán concienzudamente para sacar mayor tajada a su sinvergüencería y reírse descaradamente de los pasmaos españolitos que somos unos palurdos y no nos enteramos de nada.
Tengo mis dudas sobre si España es un paraíso fiscal para ciertos individuos; pero sí estoy completamente seguro de que es el paraíso terrenal para todo tipo de vividores, mangantes, sinvergüenzas, estafadores, mafiosos y gente del hampa que aquí en nuestro país, tienen su domicilio social en la cueva de Alí Baba y sus colegas, asesorados por expertos y abogados duchos en la materia.
Estos baldarras sí que tienen libertad total y absoluta; además, en más de un caso, se permiten comprar voluntades cuando alguno de ellos se encuentra en aprietos,  para poder salir airoso y continuar sus fechorías. ¡Así da gusto...! A los demás, que nos den limosna, por no decir otra cosa; mientras tanto, a esta banda de vampiros les protegemos y ayudamos para que además, de vivir de balde, se llenen los bolsillos al amparo de nuestras ¿leyes? y haciendo la vista gorda los que deberían estar ojo avizor.
Aquí pongo el freno de mano, porque si sigo me voy a desbocar. Las injusticias me disparan, y, como no soy partidario de las armas, prefiero que estén en silencio esperando la llegada de la auténtica democracia y la libertad que todos nos merecemos, si es que algún día consigue llegar, porque con tanto tráfico, no me extraña que se retrase. Le va a pasar lo mismo que a la paloma de la paz, que, con tanto cazador furtivo esperándola para alojarle el plomo en las alas, no le resulta fácil acercarse, pues, como no hay un lugar seguro para protegerse, no le queda más remedio que seguir en el aire cual pluma al viento sin rumbo fijo, dando vueltas sin parar mientras le queden alientos para poder subsistir. 
Luis
 

20 marzo 2012

PERDIDO


Esta mañana aprendí a amar
algo distinto de como amaba,
y me sentía emocionar
cada vez que te miraba.
Al acercarme a tus labios
que al besarlos abrasaban,
los apreté fuerte a los míos
y las piernas me temblaban.
Acaricié con ternura,
tu piel suave y perfumada,
y tu cuerpo cuya hermosura,
es por Venus envidiada.
Con mis manos temblorosas,
tus tersos pechos acariciaba,
duros, y perfumados  como dos rosas
y dulces como la miel de la granada.
Dormido me quedé en tus brazos
en tu estrecha y blanda cama,
con la anestesia de tus abrazos
y, sin la presencia de mi pijama.
Me perdí en tu Monte de Venus,
perdido toda la mañana,
me perdí en tu cuerpo sin par
y sin salir de tu cama...
Perdido, seguí perdido   
desde una hora muy temprana,
sin encontrar la salida
y sin que me importara nada. 
                                          

                             

15 marzo 2012

CORRER LOS GALLOS

La infancia nos deja una larga  e imborrable variopinta estela  de recuerdos que a lo largo de la vida afloran a nuestra mente cuando menos los esperamos; unos, nos producen alegría, otros nostalgia, pero en la mayoría de ellos, generalmente, nos resulta grata su inesperada presencia en el momento de visitarnos, sobre todo, si como en mi caso, su visita te coge lejos del lugar que te vio nacer.
Siendo niño, en el pueblo (La Zarza) existía la tradicional costumbre de correr los gallos en la calle Albañal, (nosotros decíamos, arbañal) era una tradición muy arraigada que gozaba de la simpatía de los zarceños. No se concebía la fiesta  sin ese evento, formaba parte de la idiosincrasia de las gentes y del pueblo en si, era algo esperado con ilusión, especialmente por los niños que íbamos contando los días que faltaban para poder presenciar el acontecimiento con cierta admiración y también, algo de envidia sana, por qué no decirlo; en el que unos jinetes, a lomos de unos caballos no muy espectaculares (pues casi todos eran más bien de labranza, tiro o carga), corrían de una punta a la otra de la calle previamente a la celebración en sí del festejo, supongo que para animar un poco el ambiente.

Para llevar a término este original espectáculo zarceño, se montaba una especie de tinglado, consistente en colocar dos carros de labranza (de esos que ya casi no quedan), uno a cada lado de la calle, levantados de forma que las pértigas quedaran en alto, la parte posterior tocando el suelo con cierto peso encima a modo de lastre para que no se bajase, y las ruedas bien calzadas a ambos lados con sus correspondientes piedras para evitar que se movieran. Esta estructura que simulaba una especie de arco de triunfo, era el escenario en el que se iba a exhibir el espectáculo esperado durante todo el año -el carnaval-, para celebrar la fiesta de los gallos. Desde la punta de una pértiga a la otra iba una soga, en cuyo centro se colgaba el gallo que iba a ser sacrificado, con las patas atadas y  cabeza abajo, esperando inconscientemente el pobre animalillo que el golpe certero de alguno de los corredores terminara con su vida, mientras, la algarabía de la gente celebraba el acierto del jinete e inundaba el ambiente festivo de aplausos acompañando a la alegre y sonriente satisfacción del autor de la obra.
Una vez puesto el gallo fuera de combate, y mientras el jinete ganador se  enorgullecía  por su conquista y mostraba a la concurrencia su trofeo, se bajaba la maroma de uno de los extremos, se sustituía el gallo muerto por otro vivito y coleando y, ¡hala...,! otra carrera, otro golpe mortal, y otro gallo menos y .....,   así hasta finalizar la jarana.
Para terminar con la vida del gallo, el jinete, (los jinetes) llevaban en una mano asido un garrote u hoz, (no recuerdo bien) y en la otra, las riendas para poder controlar el corcel. Cada participante se ponía en posición, y cuando se le daba la salida al correspondiente jinete, éste se situaba lo más en el centro posible de la calle, azuzaba al caballo incitándolo a galopar, fijaba la vista en el gallo y... ¡Zas...,! estacazo al canto....., logrando con su hazaña, lo que en aquel entonces se consideraba un merecido triunfo conseguido gracias a la habilidad del corredor-jinete; lo cual, era motivo de celebración por él y por el respetable que era partícipe del acontecimiento. No voy a detallar cómo sufría el pobrecito gallo después del garrotazo....

Esta ancestral forma de celebración festiva y poco racional, en la que despiadadamente se fulminaba la vida de un animal indefenso con la finalidad encaminada única y exclusivamente a la diversión de las gentes que presenciaban el acto, no parece muy civilizada, y en la actualidad, afortunadamente ya no es posible, gracias a las normas que regulan estos festejos y evitan el maltrato a toda clase de animales en este tipo de prácticas que dañan su integridad física y ofenden la dignidad humana. No parece tampoco que en los tiempos que vivimos sea necesario sacrificar tan cruelmente a un gallo para animar la fiesta; hay muchos otros recursos que son totalmente inofensivos y respetuosos con los animales.

Sin embargo, a pesar de que soy ecologista y acérrimo defensor de los animales (de todos), considero que una tradición tan arraigada en la vida y costumbres de en un pueblo como el nuestro no debería desaparecer. Soy partidario de conservar y recuperar todas y cada una de las tradiciones y costumbres desaparecidas que, desde remotos tiempos han caracterizado la vida y la existencia de los pueblos, formando parte del acervo y de su cultura, para que vuelvan al redil y ocupen el lugar que le pertenece en las fiestas populares; pero..., adaptándolas a la realidad de la situación y al momento que nos está tocando vivir y que afortunadamente, algo ha cambiado desde aquellos aconteceres.

Correr los gallos en La Zarza, (al menos en mi niñez y antes también) siempre fue una importante parte de la tradición popular y costumbres de sus gentes, heredada de nuestros antepasados que gozaba de la máxima simpatía y aceptación, considerada como una cosa muy, muy, nuestra, de la que todos se enorgullecían. Quizá en esos tiempos, tampoco éramos lo suficientemente  conscientes del daño innecesario e involuntario que se le podía causar al animalillo. Eran otros tiempos,  esto no es una justificación ni una escusa, pero esa era la realidad de entonces. No es que ahora quiera defender esa ilógica actitud, no, todo lo contrario, pero, sí es cierto que no existía dolo ni conciencia del mal causado por las gentes que entonces eran las hacedoras de la celebración de este tipo eventos, en los que ponían su buena voluntad y mejor intención para que la fiesta fuera eso: su fiesta, y la de todos.

Tan conocida era por entonces nuestra fiesta, que hasta el martes de carnaval, que es cuando se corrían los gallos; “el coche de línea” -el autobús- que por las mañanas hacía el trayecto Aldeadávila-Vitigudino para llevar al mercado de Viti a los pasajeros;   por la tarde, ya de regreso se detenía en las curvas de la carretera, orillándose a la derecha, (al otro lado de la casa de los padres de Manolo) para contemplar la fiesta de los gallos, y los pasajeros le agradecían al conductor el detalle de parar allí, que era el lugar idóneo para poder ver el espectáculo que ello suponía en aquel entonces. Lo cual, nos da una idea de cómo la fiesta zarceña de los gallos era conocida y esperada por propios y ajenos, para disfrutarla con regocijo.

Los muchos años que median desde la última vez que vi correr los gallos (año 1.954) y mi corta edad en ese fecha, - entre trece-catorce años-, no me permiten recordar  bien y con exactitud, todos y cada uno de los detalles de esa celebración, a pesar de lo mucho que entonces me gustaban, si bien, siempre han permanecido en mi recuerdo; quizá, por la ilusión que generaban en mí.

Por medio de algunos paisanos, he tenido conocimiento de que ya no se corren los gallos en La Zarza desde hace algún tiempo (bastantes años) y que la celebración de los mismos, se ha sembrado en el jardín del olvido, con la sana intención de algunos nostálgicos, de ver si consiguen retoñarla. ¡Qué lástima...! Podría haberse evitado con un poco de buena voluntad....

No es mi intención polemizar con éste tema ni sembrar cizaña o levantar ampollas ni nada que se le pueda asemejar; mi intención es la de colaborar, participar, ayudar y aportar mi idea de cómo veo personalmente el tema de la pérdida de las tradiciones, todas ellas ancestrales, que van desapareciendo de las fiestas patronales en los pueblos pequeños,  que, en contra de su voluntad  - y por muchos motivos-, se van quedando en el esqueleto irremediablemente.

Sé bien por propia experiencia, que no resulta fácil ni sencillo recuperar las costumbres y tradiciones perdidas u olvidadas por un periodo largo de tiempo; toda vez, que requieren el aporte colectivo, pero, como bien sabemos los que somos de pueblo: un grano no hace granero pero ayuda al compañero. Eso es lo único que yo pretendo con éste escrito: aportar ese grano para ayudar a hacer ese granero. Nada más

Afortunadamente, la I Declaración Universal de los derechos del animal, aprobada por la UNESCO y posteriormente por la ONU, dejan bien sentadas las base en cuanto a la defensa de todos los animales, y, de forma muy especial, la de los animales domésticos  y salvajes en cautiverio, sentando las bases de lo permitido y lo prohibido con respecto a toda clase de animales; para que, de una vez por todas, el animal más salvaje que ocupa el planeta, conocido como Homo sapiens, -el hombre- sepa a qué atenerse si no cumple lo preceptuado.

Por lo leído hasta aquí, quizás alguien pueda malinterpretarme o pensar que hay cierta discordancia o contradicción entre ser ecologista-defensor de los animales y añorar la fiesta de los gallos; pues no. Quien así piense se equivoca, yerra el golpe. Las tradiciones soy partidario de conservarlas, pero sin la presencia de animales como establece la ONU cuando estos formen parte de la costumbre, como el gallo zarceño que es el caso que nos ocupa. Veámoslo:
 Es mi opinión personal. Creo sinceramente que los gallos se deberían seguir corrido en La Zarza como antes pero, (aquí viene el pero) sin el gallo en cuestión. ¿Cómo...? Muy sencillo. (esta es una de las muchas fórmulas que se pueden emplear si hay voluntad de recuperación) Con un gallo de plástico, madera u otra materia sólida de los muchos que hay en el mercado y son auténticas imitaciones, casi idénticas a la realidad. Al gallo se le mete en una jaula de dimensiones apropiadas a su tamaño, se cuelga en el mismo lugar que antiguamente se colgaba el gallo por las patas cabeza abajo. La jaula tanto en la parte superior como en la inferior, estaría provista de una anilla relativamente grande; la superior introducida en una pequeña barra paralela al eje de la calzada, se deslizaría impulsada por la acción del corredor que empuñando a modo de espada un palo puntiagudo de madera u otra materia la introduciría en la anilla inferior, logrando con esa acción, llevarse la jaula correspondiente y el gallo dentro, junto con el premio que previamente se le asigne a cada jaula. Coger la jaula con la mano asiendo la anilla, las cintas o cualquier otra parte de la misma, si se considera oportuno, también podría ser otra solución. Se trataría de sacar la jaula del sito y llevársela, con el gallo y su correspondiente premio. Así de sencillo. Se podrían colgar simultáneamente tantas jaulas como cupieran en la cuerda-soga  o barra transversal al eje de la calzada que se utilice al efecto, para que el jinete eligiera la que a él le resulte más atractiva.
Para darle más colorido al ambiente, la jaula podría ir adornada con unas cintas de distintas tonalidades colgando alrededor de la misma, cada una con un premio adicional; bien aportado por alguna casa comercial, el Ayuntamiento u otra entidad colaboradora, centro cultural, peñas, bancos, cajas de ahorros, et
El número de jaulas iría en función de la cantidad de premios que los organizadores de la fiesta estimen oportuno, que podrían aumentar si se hace partícipe de este evento a la “afición” de los pueblos colindantes y del entorno, cuya juventud, (si se le invita) posiblemente no sería muy remilga a formar parte de este acontecimiento deportivo, típico de nuestro pueblo; lo que daría motivo para que nuestra fiesta fuese más conocida en la comarca y fuera de ella, si en la misma participan competidores de otras localidades más o menos cercanas, pero que, al tratarse de jinetes; posiblemente gentes a las que le guste montar a caballo, se animarían a colaborar; más que nada, para hacerse conocer; sumándose así el número de visitantes que acudirían al pueblo en las fiestas patronales; pues, posiblemente, si se consigue el éxito; este evento, sería más apropiado para las fiestas patronales veraniegas que en el carnaval, que en los pueblos pequeños  está menguando.
De esta forma, la tradición, (la costumbre) seguiría, los gallos no sufrirían absolutamente nada, incluso aunque se le cayera al jinete la jaula al suelo, la fiesta, volvería a formar parte de nuestra fiesta, y la vida seguiría igual.

Ya sé que actualmente en La Zarza escasean los caballos, hay pocos jinetes y menos amazonas para poder celebrar el evento con suficientes monturas, por eso apuntaba con anterioridad que esta fiesta se podría abrir a la participación de jóvenes de otros lugares que si son bien informados con anterioridad, bien pueden formar parte del acontecimiento y engrandecer con su presencia nuestra fiesta; toda vez que, al tratarse de una competición, resultaría más fácil encontrar competidores, sin tener en cuenta su procedencia,  si no, su presencia. 

Lo mismo que en algunos pueblos y barrios de las ciudades existe “la caza de las cintas”  o carrera de las cintas para los más pequeños con el  fin de que participen en las fiestas desde la infancia, consistente en instalar una cuerda o una barra de un lado al otro de la calle, -colocado transversal a su eje- o un tramo de la misma, desde la que cuelgan un determinado número de cintas con diferente colorido que terminan con una anilla en el extremo inferior, y los pequeños montando en bicicleta se van acercando sin detenerse llevando una especie de punzón fino de madera o plástico  relativamente corto en una mano (con la otra guían la bicicleta) intentando anillarlo en la cinta que le resulte más atractiva, llevándosela y recibiendo así el premio que acompaña a la misma
Ese sería el proceso más o menos a  seguir pero para adultos y con el gallo como protagonista en la correspondiente jaula.
 Si se le inculca en esa actividad a los niños, con las cintas y la bici, de mayores se aficionarán a las carreras de gallos y la tradición estará asegurada. Sin duda, hay otras muchas formas de seguir con la fiesta de los gallos; esta puede ser una de ellas; es cuestión de tener o no tener voluntad para que la fiesta de los gallos vuelva a formar parte de nuestra tradición, o se pierda definitivamente en el túnel del tiempo. Depende de lo que la sientan o cómo la sientan los interesados en ello. Los zarceños.

Lo expuesto con anterioridad, es solamente  una sugerencia a título personal, por si las autoridades municipales estimaran oportuno tenerla en consideración para recuperar una tradición tan antigua y tan querida en otros tiempos que por ahora está fuera de juego, pero que en el futuro podría reforzar las fiestas de San Lorenzo, llamando la atención de los pueblos cercanos. ¡Ánimo señor Alcalde....,! que la costumbre de correr los gallos en La Zarza, no le costaría gran cosa al Ayuntamiento que preside, ni las Arcas Municipales se quedarían KAO porque volviera a ser completa la fiesta zarceña. También se perdieron “Las Madrinas” durante unos años, y en 2.001 se recuperaron, gracias a la colaboración de algunos/as compueblanos que supieron apreciar su valor histórico-cultural de las mismas y lo que suponía para el pueblo. Es cuestión de agudizar el ingenio, buscar nuevas ideas, y otras opciones que permitan actualizar las costumbres y tradiciones que pierden fuelle como le pasó al fuelle de las fraguas típicas, a las que  se las llevó el recuerdo.
Luis



Ver el tamaño de éste  gallo con respecto al hombre que lo lleva asido por una cuerda y, comparar el volumen de la sombra que proyectan ambos. La hermosura de su cresta y la brillantez de su plumaje le dan un aire de majestuosidad.


11 marzo 2012

CANTO A LA LIBERTAD



Le canto al Cielo y al viento,
le canto a las olas del mar,
                              le canto a la noche y al día
y le canto a la libertad.
Le canto a la luna llena
y al barco que va a navegar,
le canto al amanecer
y le canto a la libertad.
Le canto al sol brillante
para que traiga la paz
a todos los seres del mundo
que no tienen libertad.
Le canto al viento ahilado,
o al más fuerte vendaval,
y le canto a todos los que luchan
por conseguir la libertad.
Le canto a la luz del día,
y, de noche a la oscuridad,
y le canto a la amapola
porque vive en libertad.
No le canto al hambre que pasan
los que no la tienen que pasar;
sí, le canto al tercer mundo
que espera la libertad.
Le canto a los niños pobres
que no pueden comer pan,
ni tienen donde dormir,
ni conocen la libertad.
Le canto a la hermosa vida
que yo puedo disfrutar,
le canto al país donde vivo,
y, le canto a su libertad.
Le canto a la democracia
que hoy podemos disfrutar,
y, le canto a los dirigentes
que nos han conseguido la paz.
Le canto a mi país querido
que un día me vio nacer,
y a la paz y la democracia
que he podido ver crecer.
Le canto al amor y al tiempo
porque puedo vivir en paz,
y, le canto  a los que le dieron
al pueblo la libertad.?
La libertad es la esencia de la vida
El cantor de la libertad lanza el candado de la esclavitud al mar
.

05 marzo 2012

¿Para qué usar las armas?


       

¡Armas....!

¿Para qué habláis,
si calladas mejor estáis
y, así nos tranquilizáis
a los que no queremos la guerra.?

Armas que cuando habláis
todo lo destrozáis
y nada solucionáis
con vuestro lenguaje de guerra.

¿Por qué cuando vosotras habláis
en el lugar donde estáis,
extraño lenguaje usáis
para lograr la paz en la tierra:

Armas que cuando llegáis
la injusticia sembráis,
y la vida le segáis
a los que no optaron por la guerra.

¿Es que ya no recordáis 
los estragos que dejáis
con la semilla que sembráis
de odio, destrucción y miseria.?

Armas que donde os dirigen vais
masacrando cuanto halláis,
¿por qué luego lo ocultáis
con vuestra capa de guerra?

¿Qué recuerdos os lleváis
del lugar donde llegáis,
si, sin saber bien dónde estáis
destrozáis la sufrida tierra.?

Armas que sin que os llamaran
fuisteis causando la muerte
de tanto ser inocente
que justicia reclamaran:

¿Por qué tanta prisa lleváis
y, quietecitas no os quedáis,
si por donde vosotras pasáis
sembráis horror y tragedia.?

Armas que donde llegáis
abonada tierra encontráis,
si nada bueno dejáis,
¿por qué amáis tanto la guerra.?

¿Es que, acaso ignoráis
que solas en el mundo no estáis
y por eso no esperáis
un acuerdo de paz en la tierra

Armas que tanto podéis
y tan caras nos costáis,
¿por qué de una vez no os ahorráis
muerte, rencor y miseria.?

¿Y, por qué a la tragedia acompañáis
pero nunca contempláis
la desolación que dejáis
en esta bendita tierra.?

¡¡¡Armas:.....!!!
Como no nos necesitáis;
¡quedaros en donde estáis!
¿ y, por qué de una vez os calláis
y le ponéis fin a la guerra.?

¿Por qué no recapacitáis
si es que a pensar os paráis,
y después os preguntáis
para qué sirve la guerra;

si luego cuando os marcháis,
allí donde vosotras vais
todo lo que os lleváis,
no es más que pura miseria...?



Luis