El Mote, apodo, alias, seudónimo o remoquete, es un vocablo que proviene del Latín y equivale al término español “ otro “ o conocido por otro nombre como....
El apodo es un “alias” que puede acompañar o reemplazar el nombre de una persona.
El tan manido mote o alias, es el apodo o sobrenombre que suele darse a una persona, generalmente, tomado de sus defectos corporales o de alguna otra circunstancia; o sea, por una cualidad o condición suya.
La costumbre de poner mote es anterior al Medievo, y a lo largo del paso del tiempo no ha cambiado mucho; se sigue poniendo mote a algunas personas en contra de su voluntad, y siguen poniéndose mote o alias, cientos de miles de personas, la inmensa mayoría, personas de renombre como los toreros. El Viti, Santiago Martín; el Cordobés, Manuel Benítez, etc.; pintores como el Greco, Doménikos Theotokópoulos; Murillo, Bartolomé Esteban Murillo, (su alias era su apellido) etc.; futbolistas como el Pelusa, Diego A. Maradona; el Saeta rubia, Alfredo Diestéfano, etc. Los actores y actrices de cine, la casi totalidad tienen nombre ficticio o sobrenombre, el nombre por el que son conocidos, es un alias, un mote. Los escritores, también, son conocidos algunos, y se presentan con seudónimo. Reyes y reinas han sido conocidos por el apodo o alias. Los Reyes Católicos; Juana la Loca, Alfonso X el Sabio; el Rey Pasmao, Felipe el Hermoso, etc. y siempre se ha visto con absoluta normalidad el apodo o sobrenombre.
Un caso peculiar, fue el rey Fernando VII. Hay pocos apodos a lo largo de la historia conocida que estén más alejados de la realidad que, el que le adjudicaron a Fernando VII, conocido como “el Deseado” y Rey Felón; cuando en realidad fue uno de los reyes peores que ha tenido la sufrida España monárquica.
Fernando VII, a la sazón, hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, no tuvo una trayectoria cubierta de motivos para el enorgullecimiento, fue un inepto, incompetente, inútil e irresponsable que estuvo detrás del Motín de Aranjuez que, lo convirtió en rey de España tras forzar a su padre a abdicar (amor filial). De ahí que Napoleón, después de la invasión, considerara necesario liberar a España de una monarquía inepta y, teniendo como protagonistas a Carlos y Fernando, en las abdicaciones de Bayona, convirtió a su hermano José I Bonaparte en rey de España, conocido por el Alias o apodo, “Pepe Botella”, que, por cierto, no tenía parentesco con la Alcaldesa de Madrid, (para que no haya malas interpretaciones).
La poca simpatía que despertaba en los españoles la presencia francesa, hizo que los partidos políticos ansiaran la vuelta del que entonces consideraban rey legítimo, Fernando VII, y de ahí, el apodo “el Deseado” que le quedaba como a un Cristo, dos revólveres y una metralleta.
Como es sabido, las Cortes de Cádiz redactaron la Constitución de 1.812, conocida con el mote de “La Pepa” por el día en que se aprobó, el día de San José, por la que España se convertía en monarquía parlamentaria, pero todo quedó en nada con la vuelta del incompetente Fernando el Deseado que, cuando llegó, lo puso todo patas arriba aboliendo todo lo realizado por las Cortes, volviendo a instaurar en España el absolutismo, dado lo absurdo de su raquítica personalidad como gobernante. Un inepto.
El mote ha sido a lo largo de los tiempos una manera de distinguir a las personas, tal es así, que en el Medievo, tenían mote la casi totalidad de los hombres de los pueblos y pequeñas ciudades y por él eran conocidos. Ha sido después cuando en algunas zonas rurales generalmente, el mote empezó a caer mal al que lo llevaba en contra de su voluntad; pero, sin entrar en detalles para no herir sensibilidades ni alargar la cosa, el mote siempre ha distinguido o diferenciado a unas personas de otras en los lugares de no abundante población. Todavía hay gente a la que le sienta mal que lo citen por el mote, cuando debería ser una satisfacción, pues, no deja de ser una distinción que lo acredita como lo que es o como lo ven los demás. El mote es una realidad que no debemos eludir ni tiene que ser motivo de enfado ni rechazo, sino todo lo contrario. Mote han tenido grandes personajes a lo largo de la historia. Ciudades, Países, etc., tienen sobrenombre, mote. La ciudad eterna, Roma; el país del sol naciente, Japón; la Roja, la selección nacional de fútbol; Los culés, los aficionados al Barcelona CF.; los leones de San Mamés, etc.
En la literatura bíblica, abundan los apodos: Abrahan, significa, padre de los creyentes; Moisés, salvador de las aguas; José, el que cree; Isaac, risa; Señor, Salvador, etc.
En la literatura grecolatina la mayoría de nombres son apodos o epítetos: Aristóteles, excelente; Demóstetes, significa, rigor, etc,. El cristianismo también, conserva algunos nombres de la antigüedad: Jerónimo, significa, nombre sagrado; Isidoro, don de igualdad; María, estrella de mar, etc.
El mote, generalmente surge de los defectos, virtudes, o de cualquier otra característica o circunstancia vivida por alguna persona a la que le cuelgan el sambenito que, no siempre le sienta bien si se lo endosan en contra de su voluntad.
En la más rabiosa actualidad, el mote es algo sin importancia, salvo en muy reducidos sectores de población, generalmente ubicada en pequeñas poblaciones rurales y con mentalidad anclada en el Medievo, que, consideran ofensivo que tengan que cargar con el citado sambenito sin haberlo decidido ellos; pero, afortunadamente, la inmensa mayoría lo consideran más bien una anécdota que una ofensa, afortunadamente.
Recuerdo que en una ocasión, me contó un amigo que a su pueblo zamorano, se fue a vivir un señor un tanto listillo, al que a su llegada le pregunto un vecino, qué mote tenía, respondiendo velozmente que ninguno, a lo que el del pueblo le respondió: aquí te pondremos uno. Tomaré mis precauciones, le contestó el recién llegado. Le pusieron “precauciones”.....; esto nos demuestra lo absurdo de oponerse al mote, pues es tan normal como beber agua cuando se tiene sed. Seamos realistas y aceptemos las cosas como son: al pan, pan, y al vino, vino. Dadas las circunstancias actuales; sentirse dolido por llevar un mote, que a veces viene de los antepasados, está fuera de lugar y no parece muy acorde con la sociedad que nos envuelve. Otra cosa es que, a alguien le coloquen un mote en plan guasón o con intención de burla, que, eso no tiene justificación alguna y es detestable.
Soy consciente de las reticencias a despojarse de este lastre por parte de alguna persona que siempre se ha sentido incómoda con su apodo, pero, con aguas pasadas no muele el molino. La verdad es que, ahora ya no muele el molino tradicional del Medievo, la molienda tiene otras características bien distintas como la sociedad en la que vivimos y a la que debemos adaptarnos si no queremos ser unos auto-marginados incapaces de ponernos al día olvidándonos del refrán que dice: o reformar y cambiar, o morir. ¿Qué preferimos?
No parece acertado que oponerse al mote o alias, sea un motivo de ofensa para nadie, lo lleve o no en contra de su voluntad, pues las nuevas generaciones no lo entenderán con más que sobrada razón para no darle ni de lejos la importancia que le dan los reticentes al apodo, cuando están viendo y viviendo el apodo o alias en las personas más famosas y populares conocidas por su actividad; es más, no entenderían que no lo tuvieran.
Una eficaz solución, es ponerte tu propio mote, si vives en una pequeña población, adicta a ponerle el clásico alias o apodo a todo el que se ponga por delante; así, siempre le caerá bien a todo el mundo el mote que lleva.
Luis
3 comentarios:
Gran tema que daría para discutir horas y horas.Lo de sentir el mote como un halago o como una ofensa depende de muchos contextos.En nuestro pueblo decíamos los chavales:vamos a llamar al tío tal por el mote,para hacerlo cabrear,y la victima obviamente solía ser alguien indefenso ,bien por su avanzada edad o por otra circunstancia.De ahí,entre otras cosas, que creciéramos con esa visión peyorativa del mote.Y eso forma un poso que solo desaparecerá con las generaciones que lo vivieron así.El otro aspecto del mote o alias entre la gente famosa es un halago,quizás porque es famosa;el mote va después de la fama y eso ya no mola,ya no es un mote de verdad,es una etiqueta de ¿prestigio? que ayuda a vender la imagen y se asocia a la pasta. Quizás esté ahí el motivo de que todos o casi todos los futbolistas etc, argentinos llevan su mote con orgullo.Lo mismo ocurre,por lo que veo,en Andalucía donde el mote está bien visto.Hay cientos de ejemplos: cantaores/as: "la Niña los Peines","el Agujetas",el "Tenazas",el "Habichuela","Camaron de la Isla" "Tomatito".Pero en nuestro pueblo no se percibe así,y seria deseable, es lo que yo pienso.Un abrazo. Félix
Precisamente, y desde el comienzo de la página, tengo un tema aparcado que asoma de tanto en tanto y dice: Motes ¿nos atrevemos? . Esa es la cuestión. Más de una vez he estado tentado de iniciarlo, lanzarlo para palpar el ambiente, tantear la respuesta y en consecuencia iniciarlo o no. Creo que en algún momento habría que acometerlo. ¿Cómo?... Se admiten ideas, sugerencias.
La mía era y es la siguiente: Que los afectados me envíen su consentimiento, los interesados titulares del mote en cuestión, o los hijos, nietos, bisnietos de… autorizando la publicación del mote y a ser posible una breve explicación del por qué, cuál fue su origen. No se admitirían envíos anónimos, como tampoco no pertenecer a la familia de la cual se trate.
A ver si este comentario tiene la suficiente repercusión y si recibo en mis correos cinco (5) motes, inicio el apartado correspondiente en la página. Mejor dicho, si recibo cuatro, pues iniciaría con el mío, el de mi familia, y tenemos los cinco. ¿O animáis? …
-Manolo-
Manolo. Ya puedes contar desde este momento con un voluntario dispuesto a que el mote de su progenitor(que, por cierto coincide con su segundo apellido) sea conocido, si te sirve de apoyo para tu proyecto de publicar los motes con la correspondiemnte autorización del interesado o sus descendientes.
A mi padre le pusieron de mote Colino, porque como es infrecuente ese apellido, parecía oportuno en el pueblo para distinguirlo del resto de ciudadanos y su verdadero nombre (Lorenzo) lo desconocía la inmensa mayoría de compueblanos.
Ya sólo necesitas tres voluntarios más, para empezar tu proyecto.
Saludos. Luis
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