05 julio 2013

ALGUNOS RICOS


ALGUNOS RICOS

El tema relacionado con el concepto -desde mi punto de vista equivocado- de el siginficado de la riqueza, lo aporto ahora a aqui, porque siempre me ha resultado un tanto enigmático, más bien, hiperbólico, desfasado y fuera de lugar que no se ajusta a la realidad, porque; ¿qué es la riqueza. ¿Quién es el verdaderamente rico: El que lo es, o el que lo aparenta y además, se lo cree?
Visto desde ésta premisa, es como a mi me gustaría objetivizarlo; desde una óptica personal, sin ánimo de incordiar ni intencionalidad torticera u obtusa alguna que pudiera desvirtuarlo.

Dice el viejo refranero: Cuando  el diablo no tiene nada que hacer, con el rabo mata moscas.
Este proverbio, que ya desde niño se lo oía decir con frecuencia a mi abuela cuando lo requerían las circunstancias, a lo largo de mi vida me ha hecho reflexionar en varias ocasiones, dadas las múltiples aplicaciones que puede tener el popular refrán.
Hoy, me ha parecido oportuno traerlo a colación y, respetuosamente aplicárselo a algunos, "llamémoslos ricos"; ricos, porque son aquellos que solo hablan por hablar cuando no deben hablar, porque nada tienen que decir,  que comen por comer cuando no necesitan comer nada, porque están hartos de todo, que ganan y ganan solamente por ganar y ganar para acumular una inmensa fortuna que no la necesitan porque tienen más que suficiente para vivr holgadamente, pero que luchan denodadamente por el dichoso dinero y el poder que éste proporciona, les ciega la ambición desmedida y les mata la envidia que les carcome por dentro las entrañas hasta anularles la razón. Son, precisamente los que nunca tienen nada que hacer, porque no saben hacer nada bueno ni útil para la sociedad de la que forman parte, y cuando hacen algo, las cosas que hacen, las hacen solamente para que las vean los demás pero no sirven para nada y, no saben ni qué, ni porqué, ni para qué las hacen  porque ni siquiera saben bien lo que hacen y son unos fracasados mentales a los  que, en el lugar que ocupa el honor, en ellos existe un gran vacío por carecer de sentimientos y escrúpulos en la mayoría de los casos.

Son aquellos a los que nada les importa el hambre y la miseria que asola el mundo en el que ellos también viven, ¿viven...? y se molestan con el mundanal ruido de la gente normal que ríe, llora, canta, siente, se divierte, vive..., pero a la que ellos consideran parásitos procesionando en peregrinación arrabalera y con una cultura barriobajera cuya presencia les desacredita y merece su indiferencia, rechazo e incluso su desprecio, porque ellos siempre se han considerado en un plano superior a la que llaman chusma, la plebe, esa gente...; sencillamente, porque consideran que están por encima del bien y del mal con derecho a imponer su criterio a los demás; o lo que es lo mismo, a hacer su santa voluntad cuando y como le plazca, sencilla y llanamente porque ya desde la infancia fueron unos niños privilegiados cargados de manías, caprichos y abundantes complejos, a los que educaron ¿los educaron...? para vivir en otro mundo, un mundo irreal en el que, desde su punto de vista, hay dos clases de personas: ellos y el resto de mortales, y, que dicho sea de paso son de una casta inferior, pues “ellos” son hijos de rica y noble cuna, nacidos para mandar, imponer y dominar a los demás, que se consideran los mejores en todo, los elegidos, unos iluminados de los que, algunos, estoy convencido de que en su fuero interno albergan la creencia de que son deidades dignas de veneración; sin embargo, ¿qué son en realidad? ¿A qué mundo pertenecen?
Ellos son, a los que nada les afectan las enormes desigualdades existentes en nuestro planeta ni les inquieta la contaminación medioambiental de la que en su mayoría son responsables, ni tampoco les afecta el desarraigo ajeno, porque no son más que unos tontos materialistas e incontrolables avaros que todavía no han aprendido ni entendido qué es la vida ni qué hacen en ella, ni por mucho que se esfuercen se llevarán nada de ella cuando se marchen al Más allá, porque, tampoco se trajeron nada cuando vinieron a ella. Ellos sí que son los verdaderos parásitos de la sociedad, unos insensibles al dolor ajeno a los que no les afecta el sufrimiento de tantos y tantos niños desamparados en el tercer mundo, ni les importa absolutamente nada de lo que suceda fuera de su mundo al que creen pertenecer porque les ciega la ambición, no les deja ser felices la lujuria, y el inconformismo es su más incondicional y fiel compañero.
Son, y seguirán siendo, los que han descartado del Diccionario las palabras: humildad, justicia, tolerancia,
lealtad, respeto, comprensión e igualdad. ¿Para qué las necesitan?; si ellos son, “esos ricos que solamente tienen dinero”.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien dicho , si señor ,

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en tu descripción de esos ricos que en su mayoría son así. Unos no han nacido ricos como Amancio Ortega, y otros si. Yo creo que les une un denominador común que es conseguir poder a través del dinero. Para ello cada cual utiliza sus armas, no siempre ejemplares. Ellos viven en otro universo y como dices no saben lo que es la vida porque para ellos el interés de la vida lo simboliza simplemente el dinero. Infinidad de ellos no saben lo que es la felicidad porque esta es ajena al dinero aunque este también participe en cierta medida. Recuerdo una historia que me contó, en mi época parisina, la mujer del ex Primer ministro de Giscard d´Estaing con quien mantuve cierta amistad durante siete años. Me informaba de muchas anécdotas que no salen de la intimidad en los circuitos privados de los que gobiernan un país. Se trataba de la muerte del hijo del millonario más importante de aquella época, el griego Aristóteles Onassis. El hijo de este, único varón que tuvo, al cual veneraba, debía tomar las riendas de la fortuna de su padre. Pero como suele suceder, había una rivalidad a muerte con otro u otros multimillonarios, y Onassis se creía intocable y presumía de su poder con arrogancia. Un día planificaron, parece ser, atacar a Onassis donde más le doliera, que no era ni crearle problemas en sus negocios ni intentar llevarlo a la quiebra. No, donde más daño se le podía hacer era liquidando a su hijo. De modo que un día cuando el hijo volaba en un helicóptero se produjo un accidente mortal.
Onassis, terriblemente afectado, sabiendo que se trataba de un ajuste de cuentas, con la mafia de por medio, ofreció una suma colosal de dinero a quien le diera pistas para llegar hasta el responsable de dicho atentado. No consiguió saberlo porque probablemente su enemigo había desembolsado otra cantidad no menos colosal para consumar el acto. Sumido en la tristeza más absoluta, Onassis murió de un infarto, pero se comenta que tomó ciertas sustancias para acabar con el sufrimiento. Es notorio en esta familia, la cantidad de suicidios que fueron sucediéndose a través de los años.
El exceso de dinero tiene a menudo estas consecuencias fatales.
Tengo claro que la mayor riqueza, es tener las necesidades básicas cubiertas y disfrutar de una buena salud, el resto es accesorio.
Un abrazo.
Félix.

Manuel dijo...

PALABRA DE DIOS...
Ha hablado el Padre Luis, el sobrino de su tío Salvador (cura).
que alguna herencia habrás recibido.

Tienes razón y los dichos y refranes lo dejan claro:
"Es tan pobre que solo tiene dinero"
Y este otro con ironía y humor:
"Hay cosas más importantes que el dinero; pero son muy caras"

-Manolo-

Anónimo dijo...

Las respuestas que habéis hecho al tema, son ecertadas todas ellas; pero, permitidme un comentari para cada uno.
Al anónimo.
¡¡Bien dicho, sí señor...!!
Con una frase tan corta como acertada, ha sabido expresar todo lo que pensaba relacionado con el tema. Bien dicho, sí señor.
Si tenemos en cuenta lo que dice el refranero: Al buen entendedor con una palabra basta; ya tenemos la respuesta.

Félix.
La historia de Aristóteles Onasis siempre me despertó interés en mi juventud, cuando el buen señor era el hombre más rico del mundo (junto con Rokefeler el magnate yanky)querido y odiado a partes iguales; yo seguía con marcado interés en los medios de comunicación de la época sus avatares, y también el fatal desenlace de sus hijos y el rocambolesco destino de su fortuna que, todavía trae cola; así como los desafíos y provocaciones de los que era autor, además, de los líos de faldas en los que siempre andaba metido, rodeado de bellas damiselas para enorgullecer su ego personal que, dado el volumen económico del que disponía, se consideraba a una altura superior e inalcanzable; si bien, también tenía el lado humano que le engrandecía. No obstante, el dinero en sumas tan stratosféricas, siempre terminan invileciendo , si no eres una persona sencilla y muy equilibrada mentalmente.

Manolo:
Hay cosa como tú dices, que son muy, pero muy caras y a veces imposibles de lograr; pero, también hay otras cosas más importantes que el dinero, pero son tan caras,que no las podemos comprar. La dignidad por poner un ejemplo.
Un abrazo para los tres.
Luis.