26 octubre 2012

AL VOLANTE


EL ADELANTAMIENTO 3ª parte


Con ésta entrada, en la que trataremos del adelantamiento en condiciones adversas, finalizaremos el tema relacionado con esta maniobra que requiere unas medidas de especial precaución al realizarla.

A continuación, vamos a ver los inconvenientes que nos plantea adelantar cuando las condiciones meteorológicas o ambientales no son propicias para efectuar la maniobra con la seguridad que se requiere para ello.

Adelantamiento con lluvia:
Como ya veremos en su momento cuando tratemos el tema de la conducción con lluvia; el agua, que es un bien escaso y necesario para la vida, en la conducción es un factor negativo que, en el adelantamiento, contribuye a aumentar la peligrosidad que ya entraña en sí mismo y hace que en la medida de lo posible nos abstengamos de realizar la maniobra si no es estrictamente necesario.

Veamos:
Cuando circulamos con lluvia intensa, además, de agravarse el riesgo de accidente por la escasez de adherencia al pavimento de los neumáticos, tenemos una carencia de visibilidad motivada por una especie de cortina más o menos densa del agua de la lluvia en la parte delantera que nos impide ver con normalidad, además, de la que el vehículo que nos precede va levantando de la calzada por la presión de los neumáticos sobre el pavimento y va proyectando sobre nuestro parabrisas, aumentando con ello la dificultad y peligrosidad en la maniobra que nos ocupa, errando con frecuencia en el cálculo de las distancias. Si a eso le añadimos el vaho que hay acumulado por dentro en los cristales producido por la diferencia de temperatura ambiente respecto a la del habitáculo, nos encontramos ante una sensación de túnel en la que escasamente se ve relativamente bien la parte delantera y menos aun la translúcida lateral en ambos costados, con lo cual, difícilmente podremos comprobar ninguno de los dos desplazamientos laterales que requiere la maniobra en cuestión, pues se debe estar siempre seguro que nadie viene circulando por el carril izquierdo que se va a ocupar en el primer desplazamiento para adelantar; además de tener vigilada la parte trasera; lo mismo nos ocurre en el desplazamiento a la derecha para finalizarlo al comprobar la posición del vehículo adelantado. Por consiguiente, la conducción en estas condiciones nos obliga a mantener siempre limpios todos los cristales por dentro.
Ya explicaremos con calma las formas de hacerlo cuando tratemos el tema de la conducción con lluvia y demás agentes meteorológicos, atmosféricos o ambientales que dificultan la realización de la maniobra que nos ocupa.
Téngase muy en cuenta que, en la conducción con lluvia los espejos retrovisores exteriores no son eficaces y el interior, sólo relativamente; pues, si no  disponemos de limpiaparabrisas  trasero y la luneta no térmica, no nos sirve de nada

Adelantamiento con niebla.
Uno de los factores más negativos para la conducción es la niebla; este meteoro que no es otra cosa que agua en estado higroscópico nos afecta muy, pero que muy negativamente a la conducción. No nos permite apenas ver en la parte delantera cuando se espesa un poco y no vemos absolutamente nada cuando es densa, lo que conocemos como banco de niebla, impidiéndonos ver por detrás y por los laterales, dando la sensación de túnel (por cierto, en los túneles no hay niebla)  e impresiona la impotencia que se siente al estar “enjaulados” sin encontrar la salida.
En la conducción con niebla, los cristales se empañan por dentro y por fuera, impidiendo ver  a través de los mismos, aumentando la peligrosidad  y dificultando la maniobra que nos ocupa, haciéndola prácticamente irrealizable.
Si circulamos por una vía con más de un carril para cada sentido, el peligro de adelantamiento disminuye, si bien, los desplazamientos también resultan peligrosos dada la falta de visibilidad que nos rodea; el peligro es mayor cuando la vía es de un solo carril por sentido, en cuyo caso el peligro de choque frontal aumenta hasta tal extremo que no se debe adelantar a no ser que haya solamente neblina y nos permita ver la lejanía para cerciorarnos de que no circulan vehículos en sentido contrario.
Creo que en este caso concreto, solamente apelando a la sensatez del conductor, será suficiente como para que nadie se embarque en aventuras que pueden acarrear unas innecesarias y negativas consecuencias imprevisibles, generalmente, con resultados nefastos de los que luego ya es tarde para lamentaciones. El sentido común, está para algo; no debemos permitir que se nos oxide mientras conducimos.

En los casos de nubes de polvo o humo, debido a la falta de visibilidad en la parte delantera, se debe  abstener de adelantar, toda vez que, al ser circunstancial la oscuridad, la paciencia debe ser la que nos aconseje no lanzarnos al ruedo con dos toros dentro, pues podríamos ser alcanzados por el toro que no veíamos en ese momento.

La ineficacia de los espejos exteriores expuesta en el caso de la lluvia, lo es también en la conducción con niebla. Se empañan y pierden su eficacia.

Adelantamiento con nieve:
La nieve, además, de afectarnos de forma tan negativa en cuanto a visibilidad como la lluvia y la niebla, conlleva un agravante; la escasez de adherencia, pues si hay nieve en la calzada, difícilmente se agarran bien las ruedas al suelo y, como veremos en su momento al tratar este tema, los desplazamientos laterales son tan peligrosos, que, no hay que hacerlos siempre que sean evitables; téngase en cuenta que toda variación del movimiento del vehículo cuando escasea la adherencia, es un posible derrape, con las consecuencias que ello conlleva, debido a la acción negativa de la fuerza centrífuga que se genera en los desplazamientos.
Difícilmente podremos controlar el vehículo en un adelantamiento cuando hay abundante nieve en la calzada y, menos aún, si está endurecida, bien por la presión de los vehículos que con su rodar la van pisando y comprimiendo, bien por que se haya helado, en cuyo caso, lo prudente es no circular y menos adelantar si todavía no nos hemos detenido nuestro vehículo en un lugar seguro donde estemos protegidos y debidamente señalizados.
“El adelantamiento es altamente peligros con nieve,”  tanto si está nevando mientras lo realizamos, como si la calzada está cubierta por una considerable capa de nieve que dificulta el agarre de los neumáticos como antes se ha citado.

Adelantamiento con viento racheado.
Adelantar con fuerte viento requiere una cierta habilidad en el dominio del volante, pues no debemos olvidarnos que el viento es el enemigo invisible del conductor y siempre está al acecho apareciendo bruscamente donde menos lo esperamos.
Conducir con viento es un peligro permanente porque cuando el viento es racheado, sopla con fuerza (y cuando lo hace suave también) siempre empuja la parte delantera de nuestro vehículo (de este tema también trataremos en su momento, llegada la ocasión) y lo desplaza hacia el lado contrario de donde sopla; o sea, si el viento nos empuja desde la derecha, el coche como es lógico se va del morro hacia la izquierda, hacia el centro de la calzada con el riesgo de encontrarnos con el/la vecino/a de enfrente y darnos un beso metálico a toda prisa, con lo fácil que sería invitarle a un café tranquilamente en el bar de la esquina comentando la crisis y la actualidad política que está  tan animada últimamente.

Veamos la técnica de éste tipo de adelantamiento:
Si el viento empuja la parte delantera de nuestro vehículo, para contrarrestar el desplazamiento lateral, asiremos el volante con fuerza, lo giraremos un poco hacia el lado que sopla el viento, subiremos un poco la mano en el volante que corresponda a ese lado, o sea, si el viento sopla desde la derecha, la mano derecha que normalmente la tenemos a las dos de las agujas del reloj, la subiremos un poco, de forma que nos queden: la izquierda a las nueve y la derecha a la una, para ofrecerle mayor resistencia a la presión ejercida por el viento; y, si el viento sopla desde la izquierda, pues al revés, subiremos un poco la izquierda y bajaremos la derecha que, en vez de estar las manos a las diez  y diez como es lo normal,  pondremos la izquierda a las once  y la derecha a las tres; de esta forma aguantaremos la presión mejor y sujetaremos con más firmeza el volante. Sin embargo, si tenemos que adelantar cuando el viento es racheado (que es lo que ahora nos ocupa,) y sopla con fuerza desde la derecha, resulta que en el primer desplazamiento lateral, al ponernos paralelos al vehículo adelantado, este nos sirve de pantalla protegiéndonos del viento y como llevamos  el volante girado hacia ese lado, lo más seguro es que nuestro vehículo por la acción de la pantalla, se vaya (como si hubiese un campo magnético que lo atrae) hacia el vehículo adelantado, produciéndose un choque lateral. Esto, hay que tenerlo muy presente si adelantamos a un vehículo voluminoso como puede ser el caso de un autobús, un  camión grande, tailer o tren de carretera. En estos casos hay que procurar guardar entre vehículos una separación mayor en el adelantamiento, previendo la posibilidad de que nos pueda sorprender la succión golpeándonos contra el camión que adelantamos.
Durante el tiempo que vamos circulando en paralelo, estamos protegidos de la agresión del viento, pero en el mismo momento en que nuestro vehículo asome el morro, recibiremos una bofetada tal, que si no vamos prevenidos y expectantes, nos desplazará bruscamente hacia la izquierda, lo que requiere que, un poco antes de que el morro de nuestro vehículo vaya llegando al morro del adelantado, ya tenemos de nuevo que situar las manos en la posición antes citada para no vernos sorprendidos por el empujón que vamos a recibir; tan pronto alcancemos con nuestro cuerpo la altura del cuerpo del conductor del vehículo voluminoso que pretendemos adelantar ya empezaremos a sujetar fuerte el volante y prever la acción agresora del viento.
Como quiera que los riesgos que se corren son cuantiosos, es aconsejable iniciar la maniobra de adelantamiento con mayor antelación, para que el desplazamiento sea gradual y no se vea tan bruscamente afectado por la fuerza del viento y la acción de la pantalla, lo mismo a la salida,  conviene volver a la mano derecha empleando un espacio mayor para controlar mejor nuestro vehículo en el desplazamiento.
Debemos tener presente en el adelantamiento con fuerte viento, que el centro de gravedad es fundamental para evitar que en los desplazamientos, sobre todo en el de salida, el coche no vuelque; pues un vehículo que lleve el motor trasero y un centro de gravedad relativamente alto, bien por la carga voluminosa que lleve en el portaequipajes, (la baca) o por otra circunstancia, la acción agresiva que ejerce el viento en la salida, podría originar un vuelco, tanto en vehículos ligeros como pesados, especialmente si son voluminosos y tiene alto el centro de gravedad.
Ni que decir tiene que, si no es muy necesario adelantar, es mejor no hacerlo en estas circunstancias, y si resulta imprescindible tener que efectuarlo, extrememos las precauciones al máximo.
Las motos tipo escuter son más peligrosas en la conducción con viento racheado, toda vez que se desplazan con mayor facilidad con la acción que ejerce el viento en su mayor superficie lateral.

Y, una vez más:
La prisa es el mayor enemigo del conductor. Y, deberíamos de tener siempre presente y  claro que, lo más importante cuando salimos de casa y tenemos que conducir, es volver; sí, volver al calor del hogar sin prisas, pero enteros. Y recordemos también, que “no por mucho madrugar amanece más temprano....”, que la paciencia, es la madre de la ciencia; y que para conducir, es necesaria una buena dosis de paciencia, pues como todos sabemos, el coche es muy útil a la sociedad, pero también, un arma mortífera que usándola erróneamente puede ser letal; muy especialmente en el adelantamiento y en las curvas de visibilidad reducida. Así que: prudencia y adelante.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Ayer oí en la radio que este pasado fin de semana solo había habio un muerto en accidente de tráfico. Que era todo un éxito. Mayor hubiera sido, pienso yo, que no hubiera habido ninguno. Algo ha mejorado el tema de tráfico.
¿Y si esta ausencia de tanto accidente tuviera que ver con que alguno que pasa por tu blog se conciencia del peligro que supone pasar de muchas cosas, como más de una vez hacemos todos, y tiene estas buenas consecuencias, que se traducen en ausencia de accidentes graves?... Quien sabe, a lo mejor. No podemos decir que sí, ni que no.

-Manolo-

Anónimo dijo...

Es posible que, como dice Manolo, los conductores nos estemos mentalizando después de entrar en tu blog.
En esas condiones quizá lo más prudente sea no viajar. Únicamente si es por una necesidad ineludible habrá que aventurarse.
Un muerto? ojalá no hubiera ya más.
Un abrazo. Salva

Anónimo dijo...

20El comentario anterior cojea- está claro que me refiero a las Condiciones metreológicas, no a las entradas en tu blog.
Al escribir buscando la economía de las palabras puede traer estas erratas. Salva