Septiembre llegó.
Cuando yo era
jovencito, había una bonita y divertida canción que decía: Cuando llegue
septiembre todo será maravilloso....
Pues bien, ya
llegó, ya estamos en septiembre. Ya nos está anunciando con su dedo acusador
por donde se va acercando el otoño para que vayamos preparando el cambio de
vestuario, olvidándonos del divertido verano que ya se aproxima a su fin.
Acércate,
septiembre, que, si como dice la canción eres maravilloso, maravilloso será
también estar contigo. Maravilloso, porque cuando te marches te llevarás el
agobio veraniego, ese trajín que conlleva el estío y su estrés. Maravilloso,
porque nos permitirás relajarnos de nuevo, sosegarnos y atemperarnos un poco de
la angustia previa al verano, ansiando la llegada de las esperadas vacaciones
que ya pasaron y nos dejan la nostalgia como cuando se terminan las fiestas, o
se acaban los toros.
También
eres maravilloso, porque nos traes una temperatura más llevadera y agradable
que tus tres predecesores meses; aunque te lleves en tu marcha algunas
aventuras veraniegas que, posiblemente, no se volverán a repetir; te llevas
también, la mayoría de las fiestas estivales que a lo largo y ancho de nuestra
geografía son tan abundantes. Pero, claro, todo no puede ser; tendremos que
saber conformarnos.
Nos es
grata tu presencia, septiembre!
De ti, dice
la leyenda que tu piedra es el zafiro y tu flor la maravilla. No podía ser de
otra manera.
Con la
llegada de septiembre, para la mayoría de la gente se acabaron las vacaciones,
los festejos, las celebraciones; empezamos a desperezarnos para, con desgana,
incorporarnos a la monotonía de ese cotidiano rutinero que nos ocupa la mayor parte del año: el
trabajo de siempre, la casa, los
amigos, la tele, el ordenador (para algunos), los deportes, la compra, etc.
Una vez más
se han pasado las fiestas ¡Qué lástima!. Otra vez de nuevo las caras de los
compañeros/as del trabajo hablando de lo mismo durante todo el año, la cerveza
en el bar, el comentario de fútbol, el paseo, etc. ¡Qué aburrido!
En fin, la
rutina de nuevo en todo su esplendor. ¡Lo de siempre....!
Pero,
seamos optimistas: Septiembre nos trae gratos recuerdos que en el verano hemos
ido acumulando como experiencias vividas en nuestras andanzas vacacionales por
los distintos lares en los que hemos paseado nuestro gentil y garboso cuerpo
serrano conociendo nuevos lugares, culturizándonos un poco y disfrutando
alegremente de la vida con entusiasmo y ritmo marchoso, como debe ser.
Por otra
parte: ¡Qué lástima!, en septiembre yo seré un año menos joven. Así es
la vida...; aunque, me queda el consuelo de que no seré yo sólo el único al que
le pasará eso con la edad. ¡Qué vida más maravillosa....! Gracias septiembre.
Al
despedirse, septiembre, nos dejará un reguero de buenos y agradable ratos, juergas
y festejos pasados en la mejor de las compañías: los amigos y la familia;
vivencias que, por otra parte, nos van a dar pie durante todo el año para
comentar con los de nuestro entorno las situaciones más gratas y que más nos
han impactado, de las que guardaremos el mejor de nuestros recuerdos. Son cosas
normales, pero que forman parte importante de nosotros y las almacenaremos como
gratos recuerdos que nos irán aflorando a lo largo de la vida.
Con el
colega de septiembre, octubre, se van de vacaciones unos cuantos meses las
vestimentas ligeras que nos permitieron durante el estío lucir más
dinámicamente el tipo, cambiar un poco el color de la piel con las caricias de
Febo y del agua en playas y piscinas; o, para los andarines, disfrutar de ese
maravilloso campo sin límites observando los más bellos crepusculares
amaneceres para los madrugadores y admirar las hermosas tonalidades ígneas de
los atardeceres de la limpia atmósfera de mi tierra. A cambio, el sucesor de septiembre nos trae un hermoso colorido
paisajístico con los variados cambios de tono que nos ofrece la naturaleza en
esta original y maravillosa estación del año, el otoño, con el distinto
colorido de las hojas de los árboles cuyo pintoresco e inigualable panorama
sólo puede ofrecerlo madre natura.
Bueno, y,
ahora que ya estamos casi todos en casita (cada uno en la suya, claro),
empezaremos de nuevo a lo de siempre; unos a escribir, otros a leer y el resto
a criticar lo criticable; pues se acerca un otoño que va a ser un poco caliente
con el momento político (criticable por cierto) que estamos viviendo y la
situación económica motivada por esta maldita crisis que nos asfixia a la
mayoría; y, ésta, sí que es cruel y criticable y nos permite soltar cuerda a la
cometa para corregir los bandazos que va a recibir; pues el panorama que se
vislumbra, no es muy halagüeño que digamos. Pero habremos de tener fe, si bien
con la fe solo, no se alimentan los cuerpos de los que pasan tantas
necesidades. Se necesita algo más de lo que ahora está difícil de conseguir. No
obstante, no perderemos la esperanza y seremos optimistas. ¡Qué remedio nos
queda....!
¿Bravo
septiembre!; nos congratula tu visita, será grata tu compañía, aquí estarás
entre amigos, ya eres uno más de los nuestros, así que, considérate en tu casa,
pues seremos tolerantes y comprensivos contigo y compartiremos el pan y la sal
para que el próximo año seas tan condescendiente como este y te lleves de
vacaciones por lo menos un siglo, ésta dichosa crisis que tantos
quebraderos de cabeza nos está causando.
Recuerdos a
los tuyos.
Sé
bienvenido, septiembre. Saludos cordiales de tu incondicional amigo Luis.
4 comentarios:
Bienvenido, Luis Septiembre o Septiembre Luis, a tu blog y rincón bloguero. Por tu aspecto saludable no parece que te haya ido mal el veraneo; te ha sentado bien. El dicho, “quien a sus padres se parece, honra merece”. Tu parecido a tu padre y algo también a tu tío es manifiesto; o a mí me lo parece, porque en esto de los parecidos…
¡Qué mayores!. La canción, "Cuando llegue septiembre…" me recuerda aquella película-comedia, en Italia, con Gina Lollobrigida y R. Hudson, para mí en aquel entonces divertida.
¡Bienvenido, Septiembre! pero si no llegaras con tanto frío… El cambio ha sido tan brusco que en Salamanca parece que entramos en invierno. 10 h. 10ºC, con sol, sí; pero un viento del norte que sopla y hace que la sensación térmica sea menor de los 10. Así pues mi bienvenida no es tan amable como la tuya dado su comportamiento por estas tierras.
-Manolo-
Hola Luis, llegó Septiembre y por fín te conocemos, cosa que nos alegramos, yo creo que siempre queda algo de la juventud, los gestos los ojos, la boca, yo no sé si te pareces a tú padre como dice Manolo, pero supongo que sí, pues con el paso de los años, parece que nos parecemos más a los padres, pronto cumples años en eso te abentaja Horacio pues el los cumplió hace medio año.
Bueno hablas de Septiembre, yo te diré que para mi es el mejor mes es un mes de relax y descanso.
Pasaron las fiestas, que aunque te gustan al final siempre acabas cansada, dormimos poco y las comidas siempre a deshoras pero el verano es así.
Septiembre como ya digo ahora para mí es el mejor, pero siendo más joven, Septiembre era un martirio, empezaba el colegio y con ello el enorme gasto de libros matriculas y demás complementos, llegabas de las vacaciones y a gastar el dinero que te había quedado o mejor dicho que no podias gastar para pagar los libros. Hoy no tenemos el problema de los libros, pero la vida sigue y Septiembre siempre será el mes que empieza el cole y con eso los gastos extras.
Me alegro que estés de nuevo con nosotros y espero que hayas tenido un buen mes de descanso y vacaciones.
Saludos CARI.
Bienvenido al club de los septembrinos. También soy de los que piensa que el año empìeza en septiembre como si aún tuviera que volver a las aulas de un nuevo curso.
Desde hace mucho tiempo con el inicio de Septiembre es cuando marco mis objetivos a cumplir a largo plazo, es decir, para todo el año.
Este pensamiento tiene una doble lectura: por una parte, quedan bien definidos los objetivos a cumplir, y por otra, se ve tan lejano en el tiempo que la disciplina es huidiza y perezosa. De este modo pasan los días y los meses y la indisciplina te ampara diciendo: "Queda un mundo, te sobrará tiempo" Y no es así porque todo pasa muy rápido aunque no lo parezca.
Me gusta como fijas Septiembre en todas sus variantes y sin pasar por alto la tenebrosa actualida; tan fea y sorprendente para mal.
Lamentablemente he de admitir que no tengo ninguna fé en los políticos de uno u otro color, me da igual.
Sin embargo, seguiremos en la misma línea: cultivando la amistad y buscando la excelencia en la sencillez como enriquecimiento personal. Un abrazo. Salva.
Bienvenido septiembre, y bienvenido Luis. Has hecho bien incluir tu foto, que demuestra que el tiempo ha pasado bien para ti ¿será cosa de los genes? Hace más de cincuenta años que dejaste la Zarza y no te había vuelto a ver, sin embargo, la imagen de la foto se corresponde con la imagen que grabé en el disco duro (con más años ahora, pero guardando el mismo semblante) cuando íbamos a la escuela, por lo que me alegro.
Septiembre era antaño el mes de las fiestas del campesino: las Madrinas de todos los pueblos limítrofes, ya con los frutos recogidos y casi toda la reserva necesaria para afrontar el invierno. El mes de septiembre tenia su propio olor: olor de las Madrinas que era el olor a la rosca ¡qué bizcocho más rico!, el olor a vino, cerveza chochos, o entremozos o altramuces, que es lo mismo, olor a uvas, que viñas había entonces, y el olor a rocío sobre la paja, y un sinfín de aromas que identificaban el sosiego propio de septiembre. Es el mes de la transición que nos mete en la vereda del otoño. Era el mes donde el campesino aguardaba las primeras lluvias para reanudar, como los escolares un año nuevo lleno de esperanzas. Esperemos, pues, que septiembre sea eso; el mes de la esperanza, para recoger los frutos cuando concluya el nuevo ciclo. Un abrazo. Félix
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