Aunque no soy partidario de
enzarzarme en temas políticos en esta sección, que no estén relacionados con La
Zarza, voy a hacer una excepción, por tratarse un tema internacional que, puede
afectar a la supervivencia del hombre y cuanto le rodea, dada la situación política
y de seguridad que podría derivarse del comportamiento insensato y poco
ecuánime, de los dos dirigentes máximos de los países que citaré seguidamente,
cuya falta de madurez política, causaría un irreparable daño a la humanidad.
Intentaré tocar solamente de
pasada el tema, a pesar de lo importante que es para la vida en este nuestro
Planeta Azul, que tan amablemente nos acoge a pesar de lo poco que se lo
agradecemos; y, en el que, la seguridad de sus habitantes y el respeto que
todos nos merecemos, queda en entredicho con la actitud de un par de irresponsables
dirigentes, en cuyas manos, por más que nos pese, en estos momentos que nos
toca vivir, está la seguridad de la mayor parte de personas normales que estamos dando un paseo por este
mundo, cargado de irresponsables políticos en todos los rincones del planeta,
dispuestos a hacer su libre albedrío.
El mal sabor de boca, junto al
triste recuerdo dejado por la explosión de las dos bombas nucleares, lanzadas
por los norteamericanos sobre Hiroshima, el lunes, seis de agosto y el jueves nueve
del mismo mes, sobre Nagasaki, ambas del año 1.945, ordenado dicho lanzamiento
por el entonces Presidente, Harry S Truman, hace ahora setenta y dos años,
donde el horror se convirtió en un infierno permanente para los habitantes de
la zona, en la que murieron cientos de miles de inocentes personas, y aún
siguen sufriendo los efectos de las mismas algunos de los que, en aquél
entonces, aún no habían nacido, todos ellos ciudadanos japoneses, que, nada
tenían que ver con los desatinos de sus dirigentes políticos, porque, eran
ajenos a los tejemanejes que se tramaron entre los bastidores de la política
internacional de ambos países, involucrados en la guerra, pero que, pagaron con
sus vidas los errores de esos deshumanizados
irresponsables; debería ser motivo más que suficiente para la reflexión
de nuevos planteamientos, de todos los actuales gobernantes del planeta, a los
que, la experiencia de los errores cometidos por los gobernantes del pasado,
deberían servirle de sólida base en la que se sustente, la reflexión, la
tolerancia, la comprensión y la sensatez, presentes y futuras para hacer un
mundo mejor, en el que, en igualdad de condiciones, podamos convivir en paz,
armonía y libertad todos los humanos.
Sin embargo, la triste realidad
es otra bien distinta, debido a la terquedad, la arrogancia, la insensatez, la
irresponsabilidad, la intolerancia y la ambición de algunos dirigentes, a los
que les abandonó desgraciadamente el sentido común, parecen encarrilarse hacia
una repetición de la más triste realidad que nos ha legado la historia escrita
por el hombre, con la larga estela de las consecuencias derivadas de las
explosiones de las bombas atómicas anteriormente citadas, por la sinrazón y
actitud cerril, de la que están imbuidos algunos de los máximos responsables políticos,
de que la paz en el planeta, no sea la normalidad cotidiana y necesaria para la
convivencia humana y la igualdad que todos nos merecemos.
Las bravuconadas de unos
descerebrados metidos a políticos, llamados dirigentes, que ostentan la máxima
responsabilidad en sus respectivos países, pero que son unos irresponsables
dotados de un corazón podrido y un cerebro tenebroso, acompañado de una mentalidad
infantil e inestable, cuyas correspondientes bodegas militares, están repletas
de sofisticado armamento nuclear (armas de destrucción masiva), para el
beneficio de unos cuantos, hace pensar
que, los augurios , no son nada halagüeños, toda vez que su cabeza cuadrada, no
parece que, a estos dos ¿señores?, les permita girar para variar de posición y
poder ver con nitidez el resto de los planos que tienen en su entorno y que, la
ceguera voluntaria se lo impide, porque parecen entender que pueden interpretar
su obra de teatro en el Club de la Comedia, que, es lo que para ellos es el
Planeta Tierra, en el que ambos, pueden hacer y deshacer a su libre albedrío,
sin que nada ni nadie les imponga limitaciones.
Posiblemente, a lo largo de la
historia conocida y escrita por el hombre (a excepción del problema generado
por la crisis de la presencia de misiles soviéticos en las instalaciones
militares cubanas, en octubre de 1.962, -durante la conocida Guerra Fría-
apuntando hacia Estados Unidos, pero que, el miedo, la responsabilidad,
sensatez y astucia, tanto del Presidente norteamericano, John F Kennedy, como
del entonces máximo dirigente de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, sucesor
de Stalin, lograron el entendimiento, sin llegar a las armas, a pesar de la derrota
sufrida por los yanquis en Bahía de Cochinos, a manos del propio Fidel Castro),
no se haya reflejado una situación tan
extrema como la vivida en la actualidad, en la que dos irresponsables
dirigentes, de una sideral desfachatez, han tenido en sus manos, ni tanto poder
ni tanta facilidad para poder apretar el botón nuclear, que, en muy pocos
minutos puede causar tanto daño a la humanidad que no se lo merece, y, sin
embargo, sigue pagando las negativas consecuencias de la primera y segunda
explosiones nucleares, realizadas precisamente, por la primera potencia mundial
que se dice fiel defensora de los Derechos Humanos en el mundo, pero que tiene
instaurada oficialmente la pena de muerte, igual que el otro país en liza, en
el que, el que no está de parte del Gran Líder, va directo al paredón por la
vía rápida, sin más explicaciones.
Como es obvio, me refiero a los dos sonrientes personajes, cuya inquisidora mirada denota su simpatía y la alegría expresada en su rostro, cuya fotografía encabeza estas líneas, y son, el Jefe de Estado, de Corea del Norte, Señor Kim Jong-Un, y el de los Estados
Unidos de América del Norte, Míster Donald Trump, ambos con cuerpo de orangután
y cerebro de mosquito, que trabaja a plazos y sólo cuando se le riza el pelo a
ambos; y que dada su inestable personalidad y el gran poder que tienen en sus
manos, es como para que el mundo se eche a temblar y entren escalofríos solamente de pensarlo.
Esperemos y confiemos en que, la
visión de futuro y la sensatez de los que les rodean y asesoran, sea lo
suficientemente sólida, eficaz y convincente, como para hacerles entrar en
razones y entender que, las peregrinas y rocambolescas ideas que tienen dentro
de sus respectivos cerebros descerebrados (junto a la única hormona que les
queda, deambulando errática en su cavidad craneal), deben desecharlas y dedicar
sus energías y sapiencias, a otros menesteres más útiles y beneficiosos para la
humanidad a la que ambos pertenecen, aunque no lo parezca.
Sin duda, hay rabia y
desesperación en toda persona de bien ante las desgarradoras imágenes de las
explosiones citadas, así como, de la desolación que a su paso va dejando toda
guerra, como para no necesitar embarcarnos de nuevo en una nueva contienda,
cuyas consecuencias son imprevisibles, por muchos cálculos militares que se
realicen previamente; solamente, porque dos iluminados portadores de un horrible
tupé y un peinado estrambótico, cada uno a cual más feo, la emprendan a
bombazos para demostrar su ego y su supremacía. Esas no son ni formas ni
razonamientos. Los desentendimientos, se solucionan mediante la utilización del
sentido común y la palabra, que para eso, el ser humano es el único animal
dotado de ese don.
Personalmente, creo que este, es un buen momento para la reflexión, no solamente de los dirigentes, que, también, sino de todo ser humano de bien que sienta en su fuero interno el agradecimiento y respeto que, todos, absolutamente todos, le debemos al planeta que nos da cobijo y a nuestros semejantes, con los que tenemos el deber de convivir en armonía e igualdad.
Hagamos de la tierra un lugar
digno y habitable entre todos, para la convivencia de todo ser vivo que la
habite, sin necesidad de llenar los cielos de humo tóxico y contaminado de
radiactividad y otros contaminantes que destruyen la vida animal y vegetal en
nuestro planeta azul. Seamos sensatos. Eso, solo está en nuestras manos.
Nuestra extinción natural (cuando
el Sol decida dejar de calentarnos y proporcionarnos vida), no precisa del
desencadenar de guerras nucleares ni de ninguna otra clase; tampoco de la
fabricación de ningún tipo de armas de destrucción masiva, como es la bomba H,
experimentada últimamente por “El Gran Líder” norcoreano y sus secuaces, ambos,
ansiosos de victorias, y capaces de destruir la vida, en el planeta Tierra, por
estar desposeídos de la agudeza y sensatez que el cargo requiere; aunque, en
los dos casos citados, les quede grande y no sean capaces de encontrar su talla,
dada su ineptitud; toda vez que, aunque les cueste entenderlo a los dos, no son más que un par de monigotes dando saltos como un mono (como muestra la fotografía que acompaña estas líneas), y que a título personal no valen un céntimo entre los dos, por mucho dinero que tengan ambos y muy grandes que se sientan.
Cuando llegue el momento en el que el Sol, nos diga adiós, los que tengan que lidiar el morlaco en el ruedo de la realidad, ya habrán aprendido a manejar con soltura, el estoque, la muleta y el capote para lidiar el toro de la situación que, en ese momento se les plantee; pero, mientras tanto, vivamos en paz y armonía protegiéndonos de esos irresponsables enemigos terrícolas que quieren destruir una parte muy importante del planeta para proteger sus interese y exhibir su ego personal, poniéndole fuera de juego a todos aquéllos que no quieren jugar la partida en igualdad de condiciones; si bien, no resultará fácil dadas las circunstancias, pues, en los casos de los dos inmaduros dirigentes (más bien energúmenos) citados, los partidarios de sus políticas, y los fieles seguidores de sus erráticas líneas de actuación, son abundantes, y, no parece que, en principio, vayan a cambiar la estratégica línea que les ha llevado a ambos al lugar donde ahora están; y, probablemente, no deberían estar, pero esa es la realidad con la que tenemos que contar y apechugar, para seguir adelante.