11 septiembre 2017

LUCHA DE TITANES


Aunque no soy partidario de enzarzarme en temas políticos en esta sección, que no estén relacionados con La Zarza, voy a hacer una excepción, por tratarse un tema internacional que, puede afectar a la supervivencia del hombre y cuanto le rodea, dada la situación política y de seguridad que podría derivarse del comportamiento insensato y poco ecuánime, de los dos dirigentes máximos de los países que citaré seguidamente, cuya falta de madurez política, causaría un irreparable daño a la humanidad.

Intentaré tocar solamente de pasada el tema, a pesar de lo importante que es para la vida en este nuestro Planeta Azul, que tan amablemente nos acoge a pesar de lo poco que se lo agradecemos; y, en el que, la seguridad de sus habitantes y el respeto que todos nos merecemos, queda en entredicho con la actitud de un par de irresponsables dirigentes, en cuyas manos, por más que nos pese, en estos momentos que nos toca vivir, está la seguridad de la mayor parte de personas  normales que estamos dando un paseo por este mundo, cargado de irresponsables políticos en todos los rincones del planeta, dispuestos a hacer su libre albedrío.

El mal sabor de boca, junto al triste recuerdo dejado por la explosión de las dos bombas nucleares, lanzadas por los norteamericanos sobre Hiroshima, el lunes, seis de agosto y el jueves nueve del mismo mes, sobre Nagasaki, ambas del año 1.945, ordenado dicho lanzamiento por el entonces Presidente, Harry S Truman, hace ahora setenta y dos años, donde el horror se convirtió en un infierno permanente para los habitantes de la zona, en la que murieron cientos de miles de inocentes personas, y aún siguen sufriendo los efectos de las mismas algunos de los que, en aquél entonces, aún no habían nacido, todos ellos ciudadanos japoneses, que, nada tenían que ver con los desatinos de sus dirigentes políticos, porque, eran ajenos a los tejemanejes que se tramaron entre los bastidores de la política internacional de ambos países, involucrados en la guerra, pero que, pagaron con sus vidas los errores de esos deshumanizados  irresponsables; debería ser motivo más que suficiente para la reflexión de nuevos planteamientos, de todos los actuales gobernantes del planeta, a los que, la experiencia de los errores cometidos por los gobernantes del pasado, deberían servirle de sólida base en la que se sustente, la reflexión, la tolerancia, la comprensión y la sensatez, presentes y futuras para hacer un mundo mejor, en el que, en igualdad de condiciones, podamos convivir en paz, armonía  y libertad todos los humanos.

Sin embargo, la triste realidad es otra bien distinta, debido a la terquedad, la arrogancia, la insensatez, la irresponsabilidad, la intolerancia y la ambición de algunos dirigentes, a los que les abandonó desgraciadamente el sentido común, parecen encarrilarse hacia una repetición de la más triste realidad que nos ha legado la historia escrita por el hombre, con la larga estela de las consecuencias derivadas de las explosiones de las bombas atómicas anteriormente citadas, por la sinrazón y actitud cerril, de la que están imbuidos algunos de los máximos responsables políticos, de que la paz en el planeta, no sea la normalidad cotidiana y necesaria para la convivencia humana y la igualdad que todos nos merecemos.

Las bravuconadas de unos descerebrados metidos a políticos, llamados dirigentes, que ostentan la máxima responsabilidad en sus respectivos países, pero que son unos irresponsables dotados de un corazón podrido y un cerebro tenebroso, acompañado de una mentalidad infantil e inestable, cuyas correspondientes bodegas militares, están repletas de sofisticado armamento nuclear (armas de destrucción masiva), para el beneficio de unos cuantos,  hace pensar que, los augurios , no son nada halagüeños, toda vez que su cabeza cuadrada, no parece que, a estos dos ¿señores?, les permita girar para variar de posición y poder ver con nitidez el resto de los planos que tienen en su entorno y que, la ceguera voluntaria se lo impide, porque parecen entender que pueden interpretar su obra de teatro en el Club de la Comedia, que, es lo que para ellos es el Planeta Tierra, en el que ambos, pueden hacer y deshacer a su libre albedrío, sin que nada ni nadie les imponga limitaciones.

Posiblemente, a lo largo de la historia conocida y escrita por el hombre (a excepción del problema generado por la crisis de la presencia de misiles soviéticos en las instalaciones militares cubanas, en octubre de 1.962, -durante la conocida Guerra Fría- apuntando hacia Estados Unidos, pero que, el miedo, la responsabilidad, sensatez y astucia, tanto del Presidente norteamericano, John F Kennedy, como del entonces máximo dirigente de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, sucesor de Stalin, lograron el entendimiento, sin llegar a las armas, a pesar de la derrota sufrida por los yanquis en Bahía de Cochinos, a manos del propio Fidel Castro),  no se haya reflejado una situación tan extrema como la vivida en la actualidad, en la que dos irresponsables dirigentes, de una sideral desfachatez, han tenido en sus manos, ni tanto poder ni tanta facilidad para poder apretar el botón nuclear, que, en muy pocos minutos puede causar tanto daño a la humanidad que no se lo merece, y, sin embargo, sigue pagando las negativas consecuencias de la primera y segunda explosiones nucleares, realizadas precisamente, por la primera potencia mundial que se dice fiel defensora de los Derechos Humanos en el mundo, pero que tiene instaurada oficialmente la pena de muerte, igual que el otro país en liza, en el que, el que no está de parte del Gran Líder, va directo al paredón por la vía rápida, sin más explicaciones.


Como es obvio, me refiero a los dos sonrientes personajes, cuya inquisidora mirada denota su simpatía y la alegría expresada en su rostro, cuya fotografía encabeza estas líneas, y son, el Jefe de Estado, de Corea del Norte, Señor Kim Jong-Un, y el de los Estados Unidos de América del Norte, Míster Donald Trump, ambos con cuerpo de orangután y cerebro de mosquito, que trabaja a plazos y sólo cuando se le riza el pelo a ambos; y que dada su inestable personalidad y el gran poder que tienen en sus manos, es como para que el mundo se eche a temblar y entren  escalofríos solamente de pensarlo.

Esperemos y confiemos en que, la visión de futuro y la sensatez de los que les rodean y asesoran, sea lo suficientemente sólida, eficaz y convincente, como para hacerles entrar en razones y entender que, las peregrinas y rocambolescas ideas que tienen dentro de sus respectivos cerebros descerebrados (junto a la única hormona que les queda, deambulando errática en su cavidad craneal), deben desecharlas y dedicar sus energías y sapiencias, a otros menesteres más útiles y beneficiosos para la humanidad a la que ambos pertenecen, aunque no lo parezca.

Sin duda, hay rabia y desesperación en toda persona de bien ante las desgarradoras imágenes de las explosiones citadas, así como, de la desolación que a su paso va dejando toda guerra, como para no necesitar embarcarnos de nuevo en una nueva contienda, cuyas consecuencias son imprevisibles, por muchos cálculos militares que se realicen previamente; solamente, porque dos iluminados portadores de un horrible tupé y un peinado estrambótico, cada uno a cual más feo, la emprendan a bombazos para demostrar su ego y su supremacía. Esas no son ni formas ni razonamientos. Los desentendimientos, se solucionan mediante la utilización del sentido común y la palabra, que para eso, el ser humano es el único animal dotado de ese don.




Personalmente, creo que este, es un buen momento para la reflexión, no solamente de los dirigentes, que, también, sino de todo ser humano de bien que sienta en su fuero interno el agradecimiento y respeto que, todos, absolutamente todos, le debemos al planeta que nos da cobijo y a nuestros semejantes, con los que tenemos el deber de convivir en armonía e igualdad.

Hagamos de la tierra un lugar digno y habitable entre todos, para la convivencia de todo ser vivo que la habite, sin necesidad de llenar los cielos de humo tóxico y contaminado de radiactividad y otros contaminantes que destruyen la vida animal y vegetal en nuestro planeta azul. Seamos sensatos. Eso, solo está en nuestras manos.

Nuestra extinción natural (cuando el Sol decida dejar de calentarnos y proporcionarnos vida), no precisa del desencadenar de guerras nucleares ni de ninguna otra clase; tampoco de la fabricación de ningún tipo de armas de destrucción masiva, como es la bomba H, experimentada últimamente por “El Gran Líder” norcoreano y sus secuaces, ambos, ansiosos de victorias, y capaces de destruir la vida, en el planeta Tierra, por estar desposeídos de la agudeza y sensatez que el cargo requiere; aunque, en los dos casos citados, les quede grande y no sean capaces de encontrar su talla, dada su ineptitud; toda vez que, aunque les cueste entenderlo a los dos, no son más que un par de monigotes dando saltos como un mono (como muestra la fotografía que acompaña estas líneas), y que a título personal no valen un céntimo entre los dos, por mucho dinero que tengan ambos y muy grandes que se sientan.




Cuando llegue el momento en el que el Sol, nos diga adiós, los que tengan que lidiar el morlaco en el ruedo de la realidad, ya habrán aprendido a manejar con soltura, el estoque, la muleta y el capote para lidiar el toro de la situación que, en ese momento se les plantee; pero, mientras tanto, vivamos en paz y armonía  protegiéndonos de esos irresponsables enemigos terrícolas que quieren destruir una parte muy importante del planeta para proteger sus interese y exhibir su ego personal, poniéndole fuera de juego a todos aquéllos que no quieren jugar la partida en igualdad de condiciones; si bien, no resultará fácil dadas las circunstancias, pues, en los casos de los dos inmaduros dirigentes (más bien energúmenos) citados, los partidarios de sus políticas, y los fieles seguidores de sus erráticas líneas de actuación, son abundantes, y, no parece que, en principio, vayan a cambiar la estratégica línea que les ha llevado a ambos al lugar donde ahora están; y, probablemente, no deberían estar, pero esa es la realidad con la que tenemos que contar y apechugar, para seguir adelante.

¿Llegará a entenderlo alguno de los dos?

¿Podrían solucionarlo de esta manera?


1 comentario:

Manuel dijo...

Saludos,
-Manolo-