01 septiembre 2017

ADIÓS, AGOSTO, ADIÓS
Casi finalizado el verano y transcurrido el mes de agosto,  ya de vuelta a casa la mayoría de personas,
trabajadores o no, veraneantes o turistas, por haberle finalizado sus esperadas y cortas vacaciones, los sufridos ciudadanos tenemos que volver a la rutina diaria en la que nos involucramos durante los restantes once meses del año; y, de nuevo metidos en la más aburrida cotidianeidad laboral, comenzamos a poner la primera pieza-ficha del puzle, para, poco a poco ir cerrando el cuadrilátero hasta colocar la última, precisamente, el primer día de las próximas vacaciones que, dicho sea de paso, ya están ahí, a la vuelta de la esquina, casi, casi a punto de alcanzarlas con la mano optimista del que ve la botella medio llena.
Posiblemente, eso es lo que  le haya ocurrido a la mayoría de las animosas gentes que, ilusionadas por celebrar las fiestas zarceñas, salen desde sus correspondientes destinos, algunos de ellos alejados de los Arribes y ahora, de nuevo en sus respectivos hogares, están imbuidas de la más aburrida rutina que, tanto nos atormenta y nos resta parte de nuestra libertad personal.
Por las crónicas, vídeos, fotografías y demás reportajes que han ido colgando en la Red, mediante la Web del currante Manolo, los que, como siempre, nos tienen acostumbrados a la comodidad a distancia, poniéndonos a todos los zarceños al corriente de los acontecimientos acaecidos en las fiestas de verano celebradas en el pueblo; desde este lugar lejano y, dadas las circunstancias, un poco revuelto su ambiente, he podido informarme, una vez más, de cómo la animación festiva va en aumento en nuestro pueblo y el programa de festejos, también.
Para los que no hemos tenido la suerte de poder celebrarlo saltando al ruedo, porque no siempre las circunstancias son propicias, es una bendición que, cronistas tan sagaces y bien cualificados, nos pongan al corriente del desarrollo de las fiestas patronales, lo cual, merece todo mi reconocimiento y más sincera gratitud por la labor que su esfuerzo se merece.
Qué suerte, poder vivir desde la lejanía las fiestas patronales del pueblo, gracias a la gentileza y buen hacer de los que, como cada año, dan el callo y están al pie del cañón, currando sin descanso, para que otros, cómodamente desde la butaca, podamos disfrutar “gratuitamente” del trabajo realizado con encomiable esmero y generosidad, por un equipo de cámaras y reporteros gráficos que, con su esfuerzo, su tiempo y la voluntad de agradar, nos premian con su encomiable labor. Gracias.
Sin entrar en polémica ni en interpretaciones partidistas por razón de nacimiento, me atrevo a afirmar que las fiestas de La Zarza, cada año van mejorando gradualmente, en calidad y dinamismo, y que, la experiencia que año tras año, van adquiriendo los organizadores de todo tipo de eventos, se va notando sin gran esfuerzo de la inteligencia; lo que nos lleva a pensar que, si son el alma máter de las fiestas veraniegas: ¿Por qué no conceder al su esfuerzo y entrega de todos y cada uno de ellos, el Título de Organizador Mayor del Reino, ya que la recompensa económica no procede, toda vez que, el interés que les mueve, no es precisamente el dinero, sino algo que tiene muchísimo más valor: LA DIGNIDAD. Y, de esa forma, tendrían un reconocimiento, digamos,  “SENTIMENTAL”.
Algo es algo. ¿No…?
¡Ojalá!, prenda en las nuevas generaciones ese amor al pueblo y a sus gentes, para que en el futuro podamos seguir siendo un pueblo que merece el reconocimiento de cuantos lo visitan o se informan a través de las redes sociales, y las personas cuyo esfuerzo hace que, Las Madrinas, el Teatro, las peñas, las charangas, la paella, el hornazo, la carrera de Vicente, etc., y demás actividades lúdicas que ahora son la alegría de cuantos nos visitan, sean en el futuro, el orgullo de los zarceños que nos sigan en las próximas generaciones, porque ha germinado la semilla que, los currantes actuales, día tras día, están sembrando con tanto esmero y estima, aportando cada uno/a su granito de arena, que está haciendo crecer y llenarse el granero.
Sin ninguna duda, es una gran suerte para todo zarceño de bien, saber que, si las fiestas mejoran, y, como consecuencia, enorgullecen a las gentes que llevan en sus genes ese virus contagioso que les hace sentir el orgullo de ser zarceño, sin ellos/as no se podría lograr lo que, con su buen hacer se consigue para el pueblo. Y, en este saco están, desde el más rico al más pobre, del más joven al más mayor, desde el Alcalde y sus concejales, hasta el último nacido en el pueblo; y, me atrevo a meter también en el mismo saco, a aquéllas personas que, no habiendo nacido en La Zarza, están totalmente integrados en su alma y su historia, llevan en su sangre el virus zarceño, posiblemente transmitido por algún zarceño-zarceña que lo ha encarrilado por el sendero que el viento de los Navazos y el Teso de la Silla, premia a cuantos habitan o visitan nuestro pueblo, y, con su aportación, también colaboran a mantener viva la esencia que le da vida a la vida de la fiesta zarceña y el amor y apego a nuestro pueblo.

Gracias a todas esas personas que, con su tesón, fuerza y voluntad, han logrado para La Zarza, lo que solo los zarceños le pueden dar: El orgullo y reconocimiento de ser lo mejor de lo mejor.  ÚNICOS.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Gracias también a tí, Luis, por hacer pueblo desde la distancia.

-Manolo-

Anónimo dijo...

Mi aplauso para este relato.
(Paco)

Anónimo dijo...

Luis, espero que el próximo año puedas disfrutar de estas fiestas. El tiempo corre demasiado deprisa y la distancia se agranda con el paso de los años. Por eso, tú sabes cómo pienso.
Un abrazo. Salva.