Con motivo de las bajas
temperaturas que nos acompañan estos últimos días (y unos cuantos más que nos
quedan por delante), y, ante los riesgos que ello conlleva en los abundantes
desplazamientos que realizamos con nuestros vehículos automóviles en la
utilización de las vías públicas como conductores; los responsables de Tráfico
y de la información de la situación meteorológica en nuestro país, y los
distintos medios informativos, anuncian insistentemente de una ola de frío
polar, advirtiéndonos de los riesgos de la conducción en esas circunstancias;
de forma muy especial en aquéllas zonas en las que son frecuentes las heladas
tan perjudiciales para la circulación vial, dada la presencia de placas de
hielo que se forman sobre la calzada, así como del peligro que conlleva para la
seguridad de los usuarios de la vía, sobre todo, si no estamos lo
suficientemente entrenados en este tipo de conducción.
Con el paso del tiempo, y dada la
utilidad práctica que el vehículo nos aporta a los humanos, en la actualidad se
ha convertido en normal el uso del coche y demás vehículos de motor en todo
momento y circunstancias para nuestros desplazamientos cotidianos. Sin embargo,
no siempre nos adaptamos (o nos sabemos adaptar) con la misma normalidad a las
y cambiantes circunstancias que conlleva esa actividad en las situaciones
adversas que se nos presentan en todas y cada una de las estaciones del año,
tanto meteorológicas como circunstanciales.
Una de esas situaciones
embarazosas que se nos presentan en invierno, es la conducción con nieve o
hielo, que, por más entrenados que estemos, siempre son un peligro nada fácil
de sortear por muy hábiles que seamos en el manejo del volante, toda vez que
resulta bastante peligrosa si no tomamos algunas precauciones elementales y nos
lo tomamos a la ligera como si fuésemos conduciendo en un día primaveral a
pleno sol.
En la medida de lo posible, se
debería evitar conducir con abundante nieve y en los casos de heladas,
especialmente, cuando son heladas negras, en las que, en la mayoría de los
casos no te enteras hasta que no estás encima deslizándote hacia un costado, o
sea, derrapando, cuando ya es inevitable corregirlo.
Eso no quiere decir que si no nos
queda otro remedio no podamos conducir en esas circunstancias, extremando las
precauciones y conduciendo con suavidad.
Si nos vemos en la necesidad de
conducir con nieve, tenemos que saber que no es lo mismo la nieve en polvo que
con el peso del vehículo se aplasta y, generalmente, contacta el neumático con
la calzada (siempre que lo hagamos despacio y con marchas largas), que, cuando
ya se ha endurecido y son necesarias las cadenas para circular porque nuestros
neumáticos ruedan por encima de una pista helada y deslizante, bastante más
duradera que el hielo que es una fina película que tarda menos en desaparecer.
El hielo aparece a los cero
grados centígrados, pero una vez endurecido, puede mantenerse incluso, a
temperaturas de tres-cuatro grados sobre cero
sin derretirse; por lo que requiere prestar una mayor atención a esta
circunstancia y no bajar la guardia.
Los puertos de montaña, los túneles,
así como las zonas humbrías, que como es sabido están orientadas al norte, son
los lugares donde el hielo perdura más tiempo en forma de placas deslizantes,
que en cualquier momento nos podría sorprender su presencia y permanencia.
Todo usuario del coche que viaje
en situaciones de nieve, sobre todo si lo hace por zonas en las que son
frecuentes las copiosas nevadas, debe tener presente que puede sorprenderle la
nevada y quedarse inmovilizando, con la posibilidad de verse obligado a pernoctar
dentro del habitáculo de su vehículo con lo que eso supone de incordio, por lo
que hay que ser precavido y pertrechase de todo aquello que nos pueda ser
necesario para superar la situación que genera el ser cobijado por el blanco
manto del meteoro, si vamos a tener que disfrutar de su “¿grata”? compañía, más
tiempo del que nos gustaría.
No olvidarse de proveerse de
mantas, comida suficiente para las personas que viajen, agua en abundancia,
bufandas, gorros, guantes y toda prenda de abrigo que pueda protegernos del
gélido frío que nos espera durante la noche, si nos vemos bloqueados sin casi
poder salir a estirar las piernas porque nuestro coche está cubierto por la
nieve o casi cubierto y, a pesar de que al salir hayamos llenado de carburante
el depósito, si la permanencia es prolongada, nos veremos en la necesidad de
parar de cuando en cuando el motor que nos permite poner la calefacción o aire
acondicionado, si no queremos perecer de frío.
Si se viaja con niños pequeños, será
preciso que dispongan de más de un juego de entretenimiento, para evitar que nos
martiricen con su impaciencia y empiecen a culparnos de lo habido y por haber.
No olvidar el cargador del
teléfono móvil que, en estos casos suele ser bastante útil su compañía.
Atención a las personas que
necesiten medicación, no olvidarse de llevar la suficiente reserva de la misma,
por si se vieran en la situación antes mencionada.
Un frasco de alcohol también
vendrá bien para mantener los cristales desempañados cuando no tengamos la
calefacción en marcha. Y, algo muy importante: una pala, sí, una pala, una pala
que no sea de juguete para retirar de vez en cuando la nieve que se vaya
acumulando en el entorno de nuestro coche, y no podremos abrir ninguna de las
puertas ni salir a hacer alguna de esas necesidades que, generalmente las
hacemos en WC. de nuestra casa y perfumarían el interior de nuestro coche si no
lo hacemos fuera; para lo cual, se hace imprescindible proveerse de más de un
rollo de papel higiénico al efecto.
Veamos a continuación algunos de
los comportamientos a seguir en caso de nieve-hielo.
En más de una ocasión me he
encontrado con alguien a quien le sorprendió la nevada y, como es lógico, puso
en marcha el limpiaparabrisas para retirar la nieve que tan solapadamente va
cayendo y en algunos casos nos resulta divertido. Téngase en cuenta que el
limpiaparabrisas necesita hacer el recorrido completo de ida y vuelta hasta el
final; pues si, como consecuencia de la nieve que se va acumulando en los
laterales con el barrido del limpia, éste no llega hasta el tope, se fuerza y,
lentamente, se va calentado progresivamente hasta que llega un momento en que
se quema y, a partir de ahí, “apaga y vámonos”, ya no podemos seguir circulando y nos quedamos donde estamos.
¿Qué hacer?
Algo tan sencillo
como parar el motor del limpia, bajarse y retirar la nieve acumulada a los
lados del parabrisas cuantas veces sea necesario, pues, aunque resulte molesta
la nieve al caer, es bien sabido que la nieve no rompe costillas y, en éste
caso, evita graves inconvenientes.
Cómo circular sobre hielo o nieve
dura.
Es fundamental conducir con mucha
suavidad, asir el volante con energía pero sin agarrotamientos ni ningún tipo de movimientos, si
no es estrictamente necesario, no cambiar de macha si es posible, no acelerar
ni dejar de acelerar de golpe más de lo que requieran las circunstancias; todo
acelerón, frenazo, dejar de acelerar….; y, todo movimiento brusco,
conlleva una variación de la trayectoria del movimiento del vehículo golpeando
su centro de gravedad y sufriendo el efecto de la fuerza centrífuga empujándolo
y rompiéndole la trayectoria rectilínea, con lo que aparece de inmediato el
derrape inevitable por parte del conductor.
Hemos de procurar circular siempre
con la marcha más larga posible y evitar cambiar de macha para evitar también
tener que desembragar y volver a embragar, evitando así el riesgo que conlleva dar tirones y retenciones con esa
maniobra, ya que eso es un peligro seguro y un deslizamiento garantizado.
¿Qué hacer si derrapamos?
Mantener la calma, NO FRENAR ni
girar el volante con brusquedad mientras el vehículo está desplazándose, si la
ruedas se bloquean por la acción de la frenada o se deslizan sobre hielo, la
dirección no obedece y el vehículo sigue la trayectoria impuesta por la acción
de la fuerza centrífuga que la empujó, golpeando sin piedad el centro de
gravedad del vehículo y haciendo muy difícil o imposible su control, debido a
que se pierde casi por completo la adherencia del neumático a la calzada, como
consecuencia de la película de hielo que se interpone entre ambos.
Normalmente, tras el deslizamiento
se podrá controlar el vehículo cuando recupera de nuevo la estabilidad, una vez
los neumáticos vuelvan a tener agarre sobre la calzada, y una vez pasado el
susto, se podrá continuar la marcha con
normalidad pero sin confiarse demasiado.
En este tipo de situaciones, el
temple y la serenidad es un factor importante para poder salir airoso de ellas;
si no somos calmados y nos aturullamos, la salida es más complicada.
Quizás no sea
necesario, pero no está de más recordar que en circunstancias anormales,
circulando hay que aminorar la marcha, reducir la velocidad adecuándola a cada
situación, es una garantía de seguridad que debe ser nuestro norte como
conductores si queremos llegar sanos y salvos a nuestro destino, porque, lo
importante no es viajar, sino volver del viaje: LLEGAR.
Conduciendo con nieve-hielo, es
imprescindible SIEMPRE utilizar la marcha más larga posible en cada momento y
procurar no cambiarla, manteniendo la misma
para evitar las brusquedades que siempre genera todo cambio de marcha.
Se debe tener presente que, cuando hay que atravesar alguna placa de hielo más o menos grande, hay que
hacerlo despacio y con marchas largas (aunque a alguien le pueda parecer
contradictorio), conduciendo suavemente y sin variar la dirección ni un
milímetro, si no queremos perder el control del vehículo.
Cuando vamos circulando con
abundante nieve sin que hayan pasado las máquinas quitanieves, y vemos las
roderas que han dejado los que pasaron antes que nosotros, nos parece una
medida acertada circular sobre ellas. ¡Ojo! No siempre es buena la idea, pues,
si los vehículos anteriores las dejaron con bastante antelación, es posible que
se hayan helado y nos encontremos con la ingrata sorpresa de deslizarnos sobre
ellas, cuando nos parecieron apropiadas para protegernos y, por lo inesperado,
nos salgamos de la calzada cuando habíamos bajado la guardia.
La prudencia y la paciencia, que
son la madre de la esencia para conducir con seguridad, debemos tenerlas por
compañeras siempre que utilicemos el coche. Nos serán de gran ayuda.
3 comentarios:
Hacía tiempo, Luis, que no utilizabas el apartado AL VOLANTE, dándonos una lección de esas tuyas tan completas, con tantos detalles, que no está mal de cuando en cuando recordar cómo debemos comportarnos en situaciones extremas de calor o frío, etc. cuando vamos al volante del coche. Creo que tus últimos consejos fueron hace tiempo, en verano, sobre la conducción con calor y recomendaciones cómo usar el aire acondicionado del vehículo y ese nocivo gas llamado benceno, cómo evitarlo, si mal no recuerdo. Un ¡aco.one, vamos!
Y ahora, Luis, también ¡aco.onas! de tal manera que yo no tengo la menor duda: NO COJO EL COCHE, en casos así. Es lo mejor. Tus consejos están bien, por si hubiera necesidad de viajar y nos encontramos con la sorpresa de un atasco de nieve, por ejemplo y tomar precauciones y saber qué hacer. Tú ya has avisado, como corresponde a un buen profe de autoescuela y miembro que fuiste de la seguridad en el tráfico, tantos años de tu vida, con estos consejos tan importantes. Lo demás ya es cosa nuestra. Avisados quedamos.
-Manolo-
Bien traido este capitulo en estos momentos en que hay que refrescar tus consejos de antaño y recordar que conducir sobre todo con las adversidades climatológicas hay que tomarlo con mucha calma al volante.
Tus recomendaciones son muy úties: guantes, bufandas, mantas...pero te olvidas de una que a lo mejor contraviene el código de la circulación pero que cuando te quedas bloqueado en la nieve por mucho tiempo, una pinta, o dos o tres de vino, son de una ayuda inestimable para calentar el fogón interior; si no mira esos sin techo, con la botella o el brik al lado y aguantan el frio y no cogen ni catarros ni na.
Me decía mi abuelo Ángel :"Si te caes en la calle con una borrachera en plena noche gélida, a un metro alrededor de ti no hiela, sin embargo si has tomado anis o aguardiente, enseguida sientes calor pero a la media hora te mueres de frio". O sea que siempre vino ante el frio polar.
Un abrazo.
Félix
Procuraremos evitar utilizar el coche en días así. Tus sabios consejos estarán ahí en caso de necesidad. Gracias y un abrazo. Salva
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