26 abril 2013

AL VOLANTE

INMOVILIZACIONES

La detención, parada y estacionamiento, son unos conceptos que es fácil confundirlos en el lenguaje cotidiano porque tienen un común denominador: la inmovilización del vehículo cuando éste está en movimiento.

Veamos:
Detención, es la inmovilización del vehículo que el conductor siempre realiza y es ajena a su voluntad; bien para cumplir con algún precepto reglamentario, por una emergencia, por necesidades de la circulación, o cualquier otra causa en la que la intención del conductor no era la de detener la marcha y en la que no se tiene en cuenta el tiempo que el vehículo permanece en situación de detenido.. Ejemplos: un animal que se nos cruza, el peatón despistado que se mete por donde no debe, un Stop, el agente de tráfico que nos detiene, un accidente, una caravana en la que tenemos ir parando y arrancado constantemente y nos vacía el depósito de carburante, etc.
 
Parada, es la inmovilización del vehículo que el conductor realiza intencionadamente por un tiempo inferior a dos minutos, sin que el conductor pueda abandonarlo, generalmente, con la  finalidad  de subir o bajar personas o cargar o descargar cosas.

Estacionamiento, es la inmovilización de un vehículo que no se encuentra en situación de detención o parad. O sea, la inmovilización por tiempo indeterminado, siempre que se cumplan las normas establecidas al efecto; como puede ser el caso de dejar el coche delante de nuestra casa (si encontramos sitio) durante la noche hasta el día siguiente cuando vayamos a trabajar. O, mientras vemos una película en el cine del barrio; que, ahí si que es difícil encontrar espacio para estacionar. Pero, el Reglamento de Circulación, no permite dejar el vehículo inmovilizado en la calle en el mismo sitio indefinidamente; toda vez que eso se consideraría abandono del mismo.

La parada o el estacionamiento en vías interurbanas deberá efectuarse siempre fuera de la calzada, en el lado derecho de esta y dejando libre la parte transitable del arcén.
Cuando por razones de emergencia no sea posible situar el vehículo fuera de la calzada y de la parte transitable del arcén, se observarán las normas establecidas al efecto, tales como señalizar la presencia del mismo por delante y por detrás si la vía es de dos sentidos, con los triángulos de preseñalización de peligro a 50 metros por delante y por detrás de forma que sean visibles como mínimo a 100 metros, etc.
Cuando en vías urbanas tenga que realizarse en la calzada o en el arcén, se situará el vehículo lo más cerca posible del borde derecho, salvo en las vías de único sentido, en las que se podrá situar también en el lado izquierdo.
Deberán, así mismo, observarse también lo dispuesto al efecto por las normas que establezcan las autoridades municipales que, en ningún caso podrán oponerse, alterar, desvirtuar o inducir a confusión con los preceptos del Reglamento de Circulación.

La parada y el estacionamiento deberán efectuarse de tal manera que el vehículo no obstaculice la circulación ni constituya un riesgo para el resto de usuarios de la vía, cuidando especialmente la colocación del vehículo y evitar que pueda ponerse en movimiento en ausencia del conductor.
Como quiera que, las inmovilizaciones improcedentes, en determinadas circunstancias conllevan una considerable sanción, acompañada de la retirada de puntos; os dejo una relación de los casos concretos en los que podría verse afectado el infractor que desatendiere la norma.

Se consideran paradas o estacionamientos en lugares peligrosos o que obstaculizan gravemente la circulación los que constituyan un riesgo u obstáculo a la circulación en los siguientes casos:

a)      Cuando la distancia entre el vehículo y el borde opuesto de la calzada o una marca longitudinal sobre ella que indique prohibición de atravesarla sea inferior a tres metros o, en cualquier caso, cuando no permita el paso de otros vehículos.

b)      Cuando se impida incorporarse a la circulación a otro vehículo debidamente        parado o estacionado.

c)      Cuando se obstaculiza la utilización normal del paso de salida o acceso a un inmueble de personas o animales, o de  vehículos en un vado señalizado correctamente.

d)      Cuando se obstaculice la utilización normal de los pasos rebajados para disminuidos físicos.

e)      Cuando se efectúe en las medianas, separadores, isletas u otros elementos de canalización del tráfico.

f)        Cuando se impida el giro autorizado por la señal correspondiente.

g)      Cuando el estacionamiento tenga lugar en una zona reservada a carga y descarga, durante las horas de utilización.

h)      Cuando el estacionamiento se efectúe en doble fila sin conductor.

i)        Cuando el estacionamiento se efectúe en una parada de transporte público, señalizada y delimitada.

j)        Cuando el estacionamiento se efectúe en espacios expresamente reservados a servicios de urgencia y seguridad.

k)      Cuando el estacionamiento se efectúe en espacios prohibidos en vía pública calificada de atención preferente, específicamente señalizados.

l)        Cuando el estacionamiento se efectúe en medio de la calzada.

m)    Las paradas o estacionamientos que, sin estar incluidos en los párrafos anteriores, constituyan un peligro u obstaculicen gravemente el tráfico de peatones, vehículos o animales.

Los supuestos de paradas o estacionamientos en lugares peligrosos o que obstaculicen gravemente la circulación tienen la consideración de infracciones graves, conforme a lo establecido en la Ley de Seguridad Vial.

En la próxima entrada relacionada con este tema trataremos de los lugares en los que están prohibido la parada y el estacionamiento, así como las precauciones a tomar antes de salir del vehículo.

18 abril 2013

EL CAMINO DE LOS NAVAZOS





Hay dos zonas del campo zarceño que en mi infancia patee en múltiples ocasiones; una de ellas es el Teso de la Silla, del que ya comentaré en otra ocasión, y el otro, el Teso de los Navazos que también recorrí palmo a palmo, por lo que me gané más de una reprimenda  por “perderme” solo por ahí contemplando el panorama y poner nervioso a mi padre por no saber por dónde andaba ni si estaría haciendo alguna travesura como tenía por costumbre en aquella edad tan bonita de la que guardo tantos y tan gratos recuerdos.

El camino de los Navazos, es  un trayecto que recorrí un considerable número de veces, porque siendo niño iba frecuentemente al tejar del Teso de los Navazos que, en aquel entonces era explotado por mi padre. Recuerdo que me entretenía por el camino con cualquier cosa que se me ponía por delante; pues, además de ser un poco distraído por naturaleza, me embelesaba mirando las hormigas (sigo haciéndolo),o una mosca o mariposa que pasara por casualidad cerca de mi y tardaba en llegar más del doble de lo que me correspondía y mi padre se impacientaba un poco con sobrada razón.

Desde muy niño (ahora más), siempre me ha atraído la naturaleza y, dicho sea de paso, en ese recorrido desde el pueblo hasta la cima del teso de los Navazos, (al menos entonces) había motivos más que suficientes que me llamaban la atención, sobre todo en primavera, con lo cual, siempre llegaba tarde y recibía los correspondientes rapapolvos, a los que me terminé acostumbrando y mi padre también se acostumbró a dejarme por imposible.

Contemplar el riachuelo Regato) de agua tan cristalina que permitía ver en el fondo los renacuajos y pequeños pececillos que yo me quedaba embelesado mirando las filigranas que, en sus movimientos hacían al nadar y, tratando de coger alguno con las manos sin mucho éxito, era uno de mis divertimentos. Sin embargo, lo que más atraía mi atención en aquella zona eran los abejarucos que anidaban en una de las caras del barranco que quedaba a la derecha (yendo hacia Mieza) del pequeño y rústico puente que había entonces para poder cruzar el regato y, que volaban y gorgoriteaban con sus trinos mientras hacían rápidos quiebros aéreos en sus veloces vuelos, antes y después de entrar o salir del hueco hecho en uno de los paramentos del barranco donde albergaban sus estratégicamente protegidos nidos; por cierto, muy difícil de acceder a ellos dada su ubicación en el mismo corte del terreno. ¡Qué astutos ellos...!

Tuve la gran suerte de poder contemplar en su vuelo el juguetear en el aire de esas hermosas y pintorescas aves cuyo colorido y brillo de su plumaje atraían tanto mi atención, que me olvidaba del por qué estaba allí, donde iba y que me estaban esperando preocupados por mi tardanza.

Observar aquella maravilla de la naturaleza en aquel entonces, me ha permitido guardarlo “en mi disco duro”y visionarlo en el recuerdo con bastante frecuencia, no como un recuerdo más de la infancia, sino como uno de los más agradables  y gratos recuerdos que guardo de entonces que son muchos. ¡Qué infancia...!  ¡Qué maravilla...!

Son incontables las veces que me metí en el agua de ese arroyo chapoteando río abajo descalzo y con las sandalias en la mano avanzando hasta cuando me acercaba a algún hoyo y, cuando ya  me iba llegando el agua al pantalón corto que entonces normalmente usábamos los niños, me daba la vuelta porque me entraba el tembleque y el miedo me invadía, pues, estaba advertido de , una poza, por pequeña que pudiera ser, era un peligro mortal. ¡Si mi padre se hubiese enterado de las veces que me metí en el arroyo...!

De mis andanzas por ese regato, y de las horas que pasé en él, podría escribir un libro casi como el de Petete, pero no es el caso. Es una anécdota más de la infancia en esa parte del pueblo que tanto recorrí siendo un niño. Traviesillo, pero niño.

Para los que sois más o menos de mi edad, sabéis bien que en la cima del Teso de los Navazos, junto al camino, hace ya muchos años había un tejar que hoy está totalmente en ruinas dada su desatención por falta de rentabilidad económica. En ese tejar he pasado una parte muy importante de mi infancia (de mi vida), pues, aunque vivíamos en el pueblo (mi pueblo, La Zarza), mi padre trabajaba en él porque era el titular de la explotación del mismo, y yo, jugueteaba por todas partes  entorno del tejar mientras mi padre, mi primo, Paco y un señor que les ayudaba hacían las labores pertinentes, mientras que,  mi hermana, se entretenía haciendo platitos y cacharritos (cosas de la cocina) que no le salían nada bien y mi primo se los hacía con el barro del tejar para contentarla, pues como él era mayor que nosotros, ya dominaba bien la materia prima. Mi hermano Salvador, entonces era muy pequeño y no aparecía mucho por allí.

Algunas veces me cogía el pendingue -o pendil-, tomaba las de Villadiego sin avisar  me largaba por los alrededores del tejar. Otras veces (más de las debidas), bajaba hasta el pilar a jugar y también meterme dentro en alguna ocasión, a pesar de las muchas advertencias en contra que me hacían, de que, las sanguijuelas que por aquel entonces abundaban en las paredes del abrevadero, eran un peligro cierto que yo me tomaba como un juego cogiéndolas con la mano y jugando con ellas hasta que se enganchaban.

Recuerdo que una vez, al poco rato de estar en el pilar disfrutando a tope con mis diabluras, apareció mi padre con el caballo a galope tendido porque ya se impacientaba al no verme y se imaginaba donde me encontraría. Ya podéis imaginaros la letanía que me esperaba por el camino hasta llegar arriba del teso donde está el tejar. ¡Qué paciencia tenía el hombre...!

A pesar de los muchos años transcurridos, de los cambios que me imagino se han establecido en todo el contorno, yo veo con toda nitidez la maravillosa panorámica que desde arriba del teso se percibe y la guardo en mi memoria como si  fuera ayer el último día que la viví; pues la contemplé tantas veces, que me ha quedado grabada a fuego. Es una imagen latente en mi memoria que, afortunadamente aflora con frecuencia. Son cosas que no se olvidan nunca por mucho tiempo que transcurra y grandes que hayan podido ser las transformaciones habidas. Es, junto al Teso de la silla, el lugar desde el que se aprecia la más  extensa y bonita panorámica zarceña, desde mi punto de vista, claro, otros tendrán posiblemente otra opinión diferente y muy respetable. Tuve la gran suerte de disfrutar de ambas ( más en el Teso de la Silla, porque ya era más mayorcito), muchos, pero muchos atardeceres que me han dejado una huella indeleble que permanecerá siempre en mi recuerdo hasta que finalice el viaje.

Y, por último, resaltar el colorido del campo que rodea (o rodeaba) el tejar que en las primaveras lluviosas era una alfombra natural de flores silvestres de distintas tonalidades que perfumaban el ambiente y, nada tiene que envidiar a otros lugares de gran renombre que nos los presenta como idílicos. Eso sin contar la abundancia de árboles que por aquel entonces había en todo el entorno del tejar y en el cerro colindante, el Teso Grullo, si no recuerdo mal.

11 abril 2013

AL VOLANTE


 
CAMBIO DE SENTIDO DE LA MARCHA

Hoy, vamos a tratar del cambio de sentido de la marcha,  que, si bien es la maniobra menos frecuente que el conductor realiza con su vehículo, sí es una de las más peligrosas dada la complejidad de la misma al entorpecer la circulación en ambos sentidos generando una situación real de peligro.
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Para cambiar el sentido de la marcha tenemos que circular por una vía de dos sentidos de circulación, toda vez que si fuera de uno solo, ésta maniobra sería improcedente; y, lo más importante para efectuar con seguridad esta maniobra, es elegir bien el lugar para realizarla; que exista visibilidad, amplitud holgada para efectuar el giro y que no existan vehículos en las proximidades a los que les podamos afectar con su realización.

Como quiera que cambiar el sentido de la marcha es dar media vuelta, o sea, efectuar un giro de 180º, ésta maniobra afecta directamente  a todos los usuarios de la vía que circulen en ambos sentidos; porque, le cortamos el paso a los que vienen de frente y le entorpecemos la marcha a los que nos siguen; por consiguiente: El conductor de un vehículo que pretenda invertir el sentido de su marcha deberá elegir un lugar adecuado para efectuar la maniobra, de forma que se intercepte la vía el menor tiempo posible, advertir su propósito con las señales preceptivas con la antelación suficiente y cerciorarse de que no va a poner en peligro u obstaculizar a otros usuarios de la vía. En caso contrario deberá abstenerse de realizar la maniobra y esperar el momento oportuno para efectuarla. Cuando su presencia en la calzada, mientras espera para efectuar la maniobra de cambio de sentido, impida continuar la marcha de los vehículos que circulan detrás del suyo, deberá salir de ella por su lado derecho, si fuera posible, hasta que las condiciones de la circulación le permitan efectuarlo con la seguridad que requiere la misma.

Las señales con las que el conductor del vehículo debe advertir su propósito de invertir el sentido de su marcha son las previstas en el Reglamento de Circulación que, ya expusimos en la entrada anterior relacionadas con el cambio de dirección hacia la izquierda, bien con un signo adecuado del brazo o utilizando el indicador de dirección de la izquierda.

Como quiera que la maniobra de cambio de sentido de la marcha afecta a los dos sentidos como ya se ha citado anteriormente y genera una situación bastante considerable de peligro; el Reglamento prohíbe que se realice en los siguientes casos: en toda situación que impida comprobar las circunstancias a las que hemos aludido en los párrafos anteriores, en los pasos a nivel, en los túneles, pasos inferiores y tramos de vía afectados por la señal “Túnel”, así como en las autopistas y autovías, salvo en los lugares habilitados al efecto y, en general, en todos los tramos de vía en que esté prohibido el adelantamiento, salvo que el cambio de sentido esté expresamente autorizado mediante la señal correspondiente.
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En la entrada anterior exponíamos los lugares y circunstancias en los que no se permitía girar a la izquierda, así como el comportamiento del conductor a seguir para realizar dicha maniobra; pues bien, en todos aquellos casos en los que la maniobra de cambio de dirección hacia la izquierda esté prohibida, también lo estará la de cambio de sentido.

Para la realización de esta maniobra, extrémense bien todas las precauciones, y de modo muy especial, téngase en cuenta la visibilidad, la velocidad y la distancia a la que se encuentre el vehículo que venga en sentido contrario al que la realiza. Y, recordemos que, todo conductor que realiza una maniobra asume la responsabilidad que se derive de la misma, excepto los casos que se citaron para el adelantamiento en el que al conductor que va a ser adelantado también se le imponen obligaciones como ya se aclaró en el tema relacionado con el mismo.

Doy por descontado que todos somos conocedores de las señales relacionadas con el tema, pero, quiero hacer una pequeña aclaración: La señal que prohíbe girar a la izquierda, también prohíbe cambiar el sentido de la marcha; mientras que, la señal que prohíbe cambiar el sentido de la marcha, permite girar hacia la izquierda.

03 abril 2013

CRUDA REALIDAD



¿Hacia dónde nos encaminamos?

Además de las negativas consecuencias que está dejando la crisis económica en un gran número de países; en el nuestro, estamos asistiendo sin valorarlo en su justa dimensión, a una realidad en la que se premia al defraudador protegiéndolo con amnistías fiscales que le permiten legalmente “blanquear” ingentes cantidades de dinero que tenían oculto en paraísos fiscales. Permanecemos impasibles ante los políticos corruptos a los que sus colegas de partido amparan y defienden a capa y espada, acusando del mismo desaguisado a otros políticos de distinta línea de pensamiento como si eso fuera una justificación o le otorgara patente de corso. ¿Pero, esto qué es? ¿Es que vamos a seguir eternamente en esa línea, permitiéndole todo tipo de desmanes a unos “jetas” a los que nada les importa el bienestar de los ciudadanos que le pagan unos suntuosos sueldos puestos por ellos mismos sin que nadie les diga nada? ¿Hasta dónde vamos a llegar?

¿Quién ha sido el desalmado que ha borrado del Diccionario de la Lengua  Española la palabra ”dimisión” para que no se pueda llevar a la práctica?

La corrupción política en nuestro país ha sido una constante desde la aprobación mayoritaria de nuestra Constitución en el año 1978; que, hasta nuestros días, ha ido pervirtiendo el descafeinado y enclenque sistema democrático que con ella nos dimos los españoles y debilitando progresivamente la confianza de los ciudadanos en las instituciones y sus  representantes políticos a los que miran con ojos de merecida desconfianza, logrando que, día a día baje su calificación y respeto.

El progresivo índice de percepción ciudadana en nuestro país sobre la corrupción, deja bien claro el menguante grado de confianza que despierta nuestra clase política y el escaso interés que cada convocatoria electoral despierta entre los votantes.

¿Por qué ocurre esto?  Si el ciudadano pierde la confianza en sus representantes políticos, se pierde la esencia de la democracia. ¿Qué futuro nos espera?
Este presente lleno de “goteras salvables”, aunque no nos guste, es la base del futuro. De nuestro futuro y del de nuestros descendientes. ¿Qué vamos a hacer con él? ¿Seguiremos con más de lo mismo pero de peor calidad?

La corrupción, se ha enquistado en España, precisamente, por falta de control por parte de la autoridad competente y por exceso de pasividad ciudadana, que, hasta ahora, la ha estado observando como el que ve llover a través del cristal de la ventana de su cuarto y, como no se moja, pues no le afecta lo que le está pasando a los transeúntes que caminan por su calle sin paraguas. Esa apatía ciudadana al respecto, esa pasividad con la que hemos “dejado hacer” a los políticos sin ningún control, nos ha conducido a la bochornosa situación en la que nos encontramos.

La llegada de la II República a España, logró un considerable prestigio y merecido reconocimiento internacional por su Constitución que, nos situó a un nivel bastante alto. Con la llegada de la democracia (después de la larga dictadura), durante los primeros años de la misma (bastantes), logramos el mayor de los reconocimientos y admiración hacia nuestros representantes y pueblo en general (el mayor y más alto de nuestra historia conocida) por parte de muchos, Muchísimos países que veían en nosotros un ejemplo a seguir; lo cual, era digno de encomio.
Hoy, desgraciadamente somos el hazmerreír y la mofa de esos y otros muchos países que nos ven con ojos de desconfianza y desdén, en más de un caso; solo tenemos que ver cómo nos tratan en la propia Unión Europea de la que formamos parte activa en toda su extensión y, qué concepto tienen de nuestros representantes politicos. ¿Cómo hemos podido llegar hasta este punto?

La larga lista de corruptos “casi intocables”, pero sí responsables de distintas tropelías que pululan por toda la geografía hispana en todas las Administraciones, nos ocuparía más tiempo y espacio del que procede en éste caso; pero en la actualidad, sí, son varios cientos de políticos encausados en España por casos de corrupción política, y, muy escasos los casos en que han presentado la dimisión voluntaria de sus cargos como representantes públicos, conservando el escaño (la poltrona) y los privilegios que conlleva, entre los que se encuentra el de seguir cobrando el sueldo sin dar golpe; y, sin embargo, en nuestro país, cuanto mayores son los partidos políticos, mayor es el número de corruptos que albergan,  y, menor el de casos en los que se le piden responsabilidades desde dentro del propio partido. ¿Por qué será?

Confiaremos en que como tenemos una primavera tan lluviosa, afloren “todos“ los corruptos ocultos y salgan a la luz sus fechorías para que puedan ser puestos ante la Justicia, que es la que debe aplicarle la receta adecuada para poner fin a sus “actividades” y frenar sus ímpetus de ambición ilimitada.

El aumento de la pobreza generada en España como consecuencia de la crisis fuertemente enraizada, nos puede hipotecar el futuro si sigue cabalgando a lomos de la pasividad ciudadana y de la impunidad que se le otorga a los defraudadores y corruptos que campan a sus anchas y han aprovechado la oportunidad para llenarse los bolsillos.
¿Vamos a seguir permitiéndoles semejante desaguisado?

La corrupción está empeorando a pasos agigantados en nuestro país hasta tal punto, que, la población tiene la impresión de que existe impunidad para los corruptos, y de que, la corrupción en España es un grave, pero que muy grave problema que despierta la pérdida de confianza para la inversión extranjera que tanto escasea en estos momentos y, tanto la necesitamos para ayudarnos a salir del atolladero económico en el que estamos metidos. ¿Inconscientemente?

Si seguimos permitiendo todas esas arbitrariedades, tolerando la presencia de tantos chorizos, ineptos, inútiles e irresponsables al frente de los destinos de nuestra sociedad, muy pronto caeremos en una corrupción irreversible que sería la peor de todas las corrupciones conocidas a lo largo de la historia del hombre: La de un régimen corrupto y sin escrúpulos con todos los poderes sin control en manos de unos desalmados ambiciosos sin límites (cuya ansia infinita no tiene parangón), que nos conduciría irremisiblemente a una situación en la que, progresivamente se mengua la libertad, la democracia y la igualdad; y, en la que, la Justicia, más lenta que una tortuga y escasa de medios para su función, terminaría siendo influenciada por “ese podrido poder adquirido”, cuya suma de irregularidades  llega a la meta siendo siempre lo mismo: haciendo que los más ricos sean mucho más ricos y enriquezcan más de prisa, y los pobres sean cada vez mucho más pobres y, desgraciadamente, empobrezcan más de prisa; lográndose al mismo tiempo que, el número de ricos sea menor, y su riqueza y ambición mucho mayor.

¿Es esa la solución para ésta triste realidad?
Personalmente creo que no; estoy convencido de que hay remedio y la solución está a nuestro alcance si ponemos los medios necesarios que, también están a nuestro alcance. Pero, sí, que será ese nuestro destino, si no despertamos a tiempo y nos espabilamos un poco. Ahí iremos a parar, si seguimos por el sendero en el que vamos caminando y no nos quitamos la venda de los ojos y reaccionamos  con vigor antes de que sea demasiado tarde.
El tiempo será testigo y, el tiempo nos lo dirá.
¡Ojalá, que no nos equivoquemos...!