En la entrada anterior relacionada con la
toma de las curvas traté de concienciar al conductor de los peligros que, en
términos generales, supone la conducción en curva si no tomamos conciencia del
peligro que conlleva bajar la guardia; que, si bien, en la conducción en general,
es necesario mantenerla siempre ojo avizor, en las curvas requiere una mayor
concentración de nuestra atención como conductores.
Se
entiende por curva, el tramo de vía
pública que cambia de dirección, oponiéndose al tramo recto y llano; por consiguiente,
es la representación gráfica de la cuantificación de un fenómeno en
dependencia de los valores de una de sus variables; pero que, para no entrar en
tecnicismos poco ilustrativos, intentaré explicarlo de una forma más sencilla,
pues, la definición etimológica de las múltiples curvas nos llevaría a
extendernos más de lo que las circunstancias nos permiten, por lo que nos
limitaremos a lo que nos afecta como conductores-usuarios de la vía pública
utilizando un lenguaje en Román Paladino.
Todos
sabemos que la recta es la línea cuyos puntos siguen todos constantemente la
misma dirección; y curva, la línea cuyos puntos van cambiando constantemente de
dirección. Eso, lo aprendimos todos en el colegio.
Ésta curva normal y corriente, es la que nos trae por la calle de la amargura
cuando no calibramos bien todas las coordenadas necesarias para tomarla
con seguridad.
Vamos a ver seguidamente algunos de los factores que nos afectan
directamente:
LOS NEUMÁTICOS.
Los
neumático son los únicos puntos de contacto del vehículo con la calzada, y, de
su estado y conservación depende la seguridad de nuestro vehículo. En un turismo
de tipo medio, este punto de unión entre el vehículo y el suelo se reduce aproximadamente
a la superficie de una mano, o lo que es lo mismo a la suela de un zapato
normal, lo que nos da una idea del desconocimiento existente entre la mayoría
de conductores que, al tomar una curva no
tienen en consideración este detalle tan
importante para la seguridad de la
circulación, olvidándose de que el coeficiente de adherencia es la
relación que existe entre la fuerza necesaria para ponerlo en movimiento y el
peso que soporta; olvidándonos algunas veces de que el estado de los neumáticos
y sus características son vitales para la adherencia y seguridad, no sólo en las
curvas, si no, en la circulación en general, independientemente de la vía por la
que circulemos, muy especialmente, cuando el pavimento esté afectado por
lluvia, nieve, hielo, gravilla suelta, hojas de árboles caídas, humedad,
baches, etc.
Entre
otras cosas, el neumático combina la transmisión de fuerza entre el vehículo y
el pavimento y absorbe las irregularidades del suelo, lo que supone que en una
curva, ésta fuerza de rozamiento transversal aumente considerablemente,
produciendo la deriva del neumático,
conocida también como deformación lateral,
originada por la actuación de las fuerzas
centrifuga y centrípeta, y si el neumático es deficientemente adherente,
hace que el vehículo se desplace y se
salga de la curva al exterior dada la falta de agarre del mismo al pavimento.
Para
contrarrestar la acción de la fuerza centrifuga tendente a expulsar al vehículo
de la calzada, se peraltan las curvas con una inclinación proporcional a la
misma que permita que el vehículo permanezca en la alineación adecuada en toda
la curva, y se limita la velocidad a la
entrada.
LA ADHERENCIA.
Al girar
las ruedas sobre la superficie de la carretera se produce un rozamiento que
vence por el empleo de la fuerza del motor. Este rozamiento influye de dos
maneras; en primer lugar, longitudinalmente,
favoreciendo el movimiento hacia delante; en segundo lugar, transversalmente, evitando el
resbalamiento de las ruedas hacia los laterales. En este rozamiento
intervienen dos elementos fundamentales: la superficie de la carretera y la
banda de rodadura de los neumáticos del coche.
Téngase
en cuenta a este respecto, que, el coeficiente de adherencia es mayor
longitudinalmente que en sentido transversal
La
velocidad, que es un condicionante a tener presente en la toma de curvas
junto con la presión de inflado, juega también un papel muy importante en el
comportamiento del vehículo en las curvas, pues, si adecuásemos siempre la
velocidad a las circunstancias que nos
rodean, no ocurriría ningún accidente en ninguna curva, salvo casos muy excepcionales
que generalmente son inevitables.
Otro
factor más a tener en cuenta en la toma de curvas son las fuerzas centrifuga y
centrípeta, así como la acción que ambas ejercen sobre el vehículo.
El
conductor para girar, aplica una fuerza en el volante que, por medio del
mecanismo de la dirección llega a las ruedas y estas giran, imponiendo una
nueva trayectoria al vehículo. A esta
fuerza se le denomina fuerza centrípeta, por ir dirigida al centro de la
curva. Como consecuencia de la aplicación de esta fuerza, aparece otra igual y
de sentido contrario, llamada centrifuga,
que es directamente proporcional a la masa y al cuadrado de la velocidad e
inversamente proporcional al radio de la curva.
El
vehículo que circula en una trayectoria
rectilínea lleva almacenada una inercia
y, mientras no se le aplique otra fuerza que le haga variar su trayectoria,
seguirá en la misma que traía.
Al
aplicar la fuerza centrípeta, se establece una oposición entre ambas
fuerzas que puede seguir distintas trayectorias según las diferencias entre
dichas fuerzas mientras no se rompa el nexo entre ellas, en cuyo caso, cada una
iría hacia un lado, es decir, las ruedas
girarían, pero el vehículo seguiría la trayectoria original.
Se sabe
que la energía cinética de un vehículo varía con la masa, pero para poder saber
como se comporta en curva, debe estudiarse separadamente esta energía por ejes,
ya que depende de si el centro de gravedad está más próximo al eje delantero
que al trasero, porque la intervención de
las fuerzas centrípeta y centrifuga varían la trayectoria original
haciendo que la intervención del conductor también varíe en su comportamiento.
Debe
tenerse también en cuenta el equipaje (si va en el maletero o encima del vehículo), el número de pasajeros, el peso de cada
individuo, así como su ubicación dentro del habitáculo para calcular el efecto
que ambos pueden causar al vehículo en la toma de la curva.
En esa
lucha entre ambas fuerzas, aparece una nueva fuerza resultante cuyo punto de
salida determina si el vehículo vuelca, derrapa o permanece en la trayectoria
que le permita seguir circulando con seguridad.
Esta
fuerza resultante es menos inclinada cuanto mayor inclinación tenga el peralte
y menor sean la velocidad y el radio de la curva.
Consejos:
Al
aproximarse a cualquier curva se debe realizar un breve pero eficaz examen de
sus características, y, en función del mismo y del diseño, procurar actuar en
consecuencia.
Toda
curva está previamente señalizada, lo cual nos permite conocer de antemano qué
tipo de curva es y la velocidad aconsejable a la que deberemos entrar para
tomarla con seguridad. Si tomamos en consideración esta información y adaptamos
nuestra velocidad a la entrada, no nos llevaremos sorpresas desagradables cuyas
consecuencias son siempre imprevisibles.
Téngase
presente que en la conducción, “siempre” el campo visual (nuestra vista) debe
concentrarse tan lejos como sea posible. Ya he citado y repetido en varias ocasiones
que, al volante “la vista es la vida”; y, no me cansaré de repetirlo.
Al
iniciar la entrada en la curva, trazaremos con la vista una trayectoria o línea
imaginaria mirando siempre lo más lejos posible que nos permitan las
características de la misma, y, una vez rebasado el eje de la curva
comenzaremos a acelerar con suavidad pero de forma progresiva y constante para
que a partir de ese punto las ruedas se agarren más sobre el pavimento.
La curva
hay que tomarla siempre lo más recta posible. “El trazado” (la
trayectoria durante todo el desarrollo de la curva), debe ser lo más
rectilíneo que permita su
configuración, aumentando el radio de la misma lo máximo que permita su
trazado; pues, cuanto más tiempo consigamos ir recto y mantener constante la
velocidad, mayor será nuestra seguridad en esa situación y menor la agresividad
de las fuerzas intervinientes, sobre todo la fuerza centrífuga que es la que
tiende a expulsarnos de la calzada por el exterior.
Como
norma general, la entrada en la curva debe ser por el exterior (siempre que lo
permitan las circunstancias) e irnos situando progresivamente hacia el interior
de la misma para ir dándole salida gradualmente hacia el exterior de nuestro
carril, sin incurrir en trayectorias erróneas, como se expuso en la entrada
anterior relacionada con este tema en el que las últimas cuatro fotografías denotaban el error en la toma de curvas, trazando una trayectoria impropia y peligrosa.
Por
último.
Si la
economía se lo permite a algún lector de esta web, mi consejo es que asista a
algún curso de técnicas de conducción avanzada, lo que se conoce
vulgarmente como conducción de alto riesgo. Ya sé que es caro (todo lo que
pagamos con dinero, generalmente nos resulta caro), pero, a lo largo de la vida
resulta más saludable, económico y seguro que el dinero empleado en tabaco.
Lo
que no se debe hacer en el trazado de las curvas:
-
Acelerar mucho al entrar porque aumenta el peso en la parte de atrás, lo que
hace que aligere la parte delantera y nos haga perder adherencia y estabilidad;
toda vez que, al perder esa adherencia, la dirección no obedece con normalidad
y tendremos mayor dificultad para controlar el vehículo, tanto a la entrada,
como en todo el desarrollo de la trayectoria curvilínea, incluida la saloda.
- Fijar
la vista demasiado cerca. Esto siempre es un peligro.
- Empezar
a acelerar demasiado pronto sin esperar a que el coche “esté bien apoyado”,
porque podría alterar la actitud que el mismo adopta.
- Dar
volantazos. El volante hay que mantenerlo firme y no girarlo con brusquedad, ya
que, el vehículo siempre reacciona en función de la orden que previamente le
hemos dado a través de los mandos que nosotros controlamos y, si giramos
bruscamente el volante, el vehículo también reaccionará con brusquedad como es
obvio. La forma de coger el volante, ya se expuso en uno de los primeros temas de "al volante".
- Trazar
la curva en varias veces. Hay que ir girando el volante gradualmente y con
mucha suavidad, salvo en casos de emergencia que sean imprevisibles.
- Dar
varias frenadas durante el trazado, salvo en casos extremos de emergencia.
- Soltar
el volante durante el desarrollo de la curva o tomarla con una sola mano. El
volante hay que asirlo con las dos manos permanentemente y acariciarlo como si
fuera la novia o el novio al mes de conocerlo.
-
Desconcentrar la atención mirando a cualquier objeto que nos pueda resultar
atractivo o manipular la radio, teléfono etc..
-
Discutir acaloradamente con nuestro/s acompañante/s.... Esto, no sólo en las
curvas.
- No
cruzar las manos en el volante jamás. ( y, menos en una curva)
¡Ojo!
Recordar
poner siempre la vista lo más lejos posible durante todo el recorrido de la
curva. Esto también es necesario para la circulación en línea recta.
Resumiendo:
En todas
las curvas hay que entrar despacio y salir acelerando.
Cualquier
lector que tenga alguna duda respecto a la circulación en curvas, bien porque
se nos haya quedado algo en el tintero, bien porque sienta curiosidad,
solamente tiene que consultarla y recibirá la respuesta que proceda al respecto
desde esta sección que nos ocupa. Nadie debe quedarse con ninguna duda
relacionada con el uso de las vías públicas por temor a preguntar; pues, por
muy ridícula que pueda parecer la pregunta en algunos casos, siempre sería
mejor pasar una vez por tonto en la vida, que la vida entera por ignorante.
La
próxima entrada estará relacionada con la utilización de las glorietas, porque
es la única pregunta que he recibido desde que planteamos en la Web el tema de
la circulación en el apartado”al volante” de la sección Sintonía.
No
obstante, si alguien necesita consultar alguna duda de cualquier tema
relacionado con la circulación que le despierte interés, también será
debidamente atendido en la misma sección de comentarios que se formule la
pregunta, o bien, en la primera entrada de “al volante” siguiente a la
recepción de la pregunta si fuese un tema sobre el que aún no se ha tratado.
1 comentario:
Saludos,
Manolo
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