24 junio 2013

CONDUCCIÓN EN CURVAS - 2

 
En la entrada anterior relacionada con la toma de las curvas traté de concienciar al conductor de los peligros que, en términos generales, supone la conducción en curva si no tomamos conciencia del peligro que conlleva bajar la guardia; que, si bien, en la conducción en general, es necesario mantenerla siempre ojo avizor, en las curvas requiere una mayor concentración de nuestra atención como conductores.

Veamos en primer lugar, ¿qué es una curva?

Se entiende por curva,  el tramo de vía pública que cambia de dirección, oponiéndose al tramo recto y llano; por consiguiente, es la representación gráfica de la cuantificación de un fenómeno en dependencia de los valores de una de sus variables; pero que, para no entrar en tecnicismos poco ilustrativos, intentaré explicarlo de una forma más sencilla, pues, la definición etimológica de las múltiples curvas nos llevaría a extendernos más de lo que las circunstancias nos permiten, por lo que nos limitaremos a lo que nos afecta como conductores-usuarios de la vía pública utilizando un lenguaje en Román Paladino.

Todos sabemos que la recta es la línea cuyos puntos siguen todos constantemente la misma dirección; y curva, la línea cuyos puntos van cambiando constantemente de dirección. Eso, lo aprendimos todos en el colegio.

Ésta curva normal y corriente, es  la que nos trae por la calle de la amargura cuando no calibramos bien todas las coordenadas necesarias para tomarla con seguridad.
Vamos a ver seguidamente algunos de los factores que nos afectan directamente:
  

LOS NEUMÁTICOS.

Los neumático son los únicos puntos de contacto del vehículo con la calzada, y, de su estado y conservación depende la seguridad de nuestro vehículo. En un turismo de tipo medio, este punto de unión entre el vehículo y el suelo se reduce aproximadamente a la superficie de una mano, o lo que es lo mismo a la suela de un zapato normal, lo que nos da una idea del desconocimiento existente entre la mayoría de conductores que, al tomar una curva no tienen en consideración este detalle tan importante para la seguridad de la circulación, olvidándose de que el coeficiente de adherencia es la relación que existe entre la fuerza necesaria para ponerlo en movimiento y el peso que soporta; olvidándonos algunas veces de que el estado de los neumáticos y sus características son vitales para la adherencia y seguridad, no sólo en las curvas, si no, en la circulación en general, independientemente de la vía por la que circulemos, muy especialmente, cuando el pavimento esté afectado por lluvia, nieve, hielo, gravilla suelta, hojas de árboles caídas, humedad, baches, etc.

Entre otras cosas, el neumático combina la transmisión de fuerza entre el vehículo y el pavimento y absorbe las irregularidades del suelo, lo que supone que en una curva, ésta fuerza de rozamiento transversal aumente considerablemente, produciendo la deriva del neumático, conocida también como deformación lateral, originada por la actuación de las fuerzas centrifuga y centrípeta, y si el neumático es deficientemente adherente, hace que el vehículo  se desplace y se salga de la curva al exterior dada la falta de agarre del mismo al pavimento.
         
Para contrarrestar la acción de la fuerza centrifuga tendente a expulsar al vehículo de la calzada, se peraltan las curvas con una inclinación proporcional a la misma que permita que el vehículo permanezca en la alineación adecuada en toda la curva,  y se limita la velocidad a la entrada.

LA ADHERENCIA.

Al girar las ruedas sobre la superficie de la carretera se produce un rozamiento que vence por el empleo de la fuerza del motor. Este rozamiento influye de dos maneras; en primer lugar, longitudinalmente, favoreciendo el movimiento hacia delante; en segundo lugar, transversalmente, evitando el resbalamiento de las ruedas hacia los laterales. En este rozamiento intervienen dos elementos fundamentales: la superficie de la carretera y la banda de rodadura de los neumáticos del coche.

Téngase en cuenta a este respecto, que, el coeficiente de adherencia es mayor longitudinalmente que en sentido transversal

La velocidad, que es un condicionante a tener presente en la toma de curvas junto con la presión de inflado, juega también un papel muy importante en el comportamiento del vehículo en las curvas, pues, si adecuásemos siempre la velocidad a las circunstancias  que nos rodean, no ocurriría ningún accidente en ninguna curva, salvo casos muy excepcionales que generalmente son inevitables.

Otro factor más a tener en cuenta en la toma de curvas son las fuerzas centrifuga y centrípeta, así como la acción que ambas ejercen sobre el vehículo.

El conductor para girar, aplica una fuerza en el volante que, por medio del mecanismo de la dirección llega a las ruedas y estas giran, imponiendo una nueva trayectoria al vehículo. A esta fuerza se le denomina fuerza centrípeta, por ir dirigida al centro de la curva. Como consecuencia de la aplicación de esta fuerza, aparece otra igual y de sentido contrario, llamada centrifuga, que es directamente proporcional a la masa y al cuadrado de la velocidad e inversamente proporcional al radio de la curva.

El vehículo que circula  en una trayectoria rectilínea  lleva almacenada una inercia y, mientras no se le aplique otra fuerza que le haga variar su trayectoria, seguirá en la misma que traía.

Al aplicar la fuerza centrípeta, se establece una oposición entre ambas fuerzas que puede seguir distintas trayectorias según las diferencias entre dichas fuerzas mientras no se rompa el nexo entre ellas, en cuyo caso, cada una iría hacia un lado, es decir, las ruedas girarían, pero el vehículo seguiría la trayectoria original.

Se sabe que la energía cinética de un vehículo varía con la masa, pero para poder saber como se comporta en curva, debe estudiarse separadamente esta energía por ejes, ya que depende de si el centro de gravedad está más próximo al eje delantero que al trasero, porque la intervención de  las fuerzas centrípeta y centrifuga varían la trayectoria original haciendo que la intervención del conductor también varíe en su comportamiento.

Debe tenerse también en cuenta el equipaje (si va en el maletero o encima del vehículo), el número de pasajeros, el peso de cada individuo, así como su ubicación dentro del habitáculo para calcular el efecto que ambos pueden causar al vehículo en la toma de la curva.
En esa lucha entre ambas fuerzas, aparece una nueva fuerza resultante cuyo punto de salida determina si el vehículo vuelca, derrapa o permanece en la trayectoria que le permita seguir circulando con seguridad.
Esta fuerza resultante es menos inclinada cuanto mayor inclinación tenga el peralte y menor sean la velocidad y el radio de la curva.

Consejos:
Al aproximarse a cualquier curva se debe realizar un breve pero eficaz examen de sus características, y, en función del mismo y del diseño, procurar actuar en consecuencia.

Toda curva está previamente señalizada, lo cual nos permite conocer de antemano qué tipo de curva es y la velocidad aconsejable a la que deberemos entrar para tomarla con seguridad. Si tomamos en consideración esta información y adaptamos nuestra velocidad a la entrada, no nos llevaremos sorpresas desagradables cuyas consecuencias son siempre imprevisibles.

Téngase presente que en la conducción, “siempre” el campo visual (nuestra vista) debe concentrarse tan lejos como sea posible. Ya he citado y repetido en varias ocasiones que, al volante “la vista es la vida”; y, no me cansaré de repetirlo.

Al iniciar la entrada en la curva, trazaremos con la vista una trayectoria o línea imaginaria mirando siempre lo más lejos posible que nos permitan las características de la misma, y, una vez rebasado el eje de la curva comenzaremos a acelerar con suavidad pero de forma progresiva y constante para que a partir de ese punto las ruedas se agarren más sobre el pavimento.

La curva hay que tomarla siempre lo más recta posible. “El trazado” (la trayectoria durante todo el desarrollo de la curva), debe ser lo más rectilíneo  que permita su configuración, aumentando el radio de la misma lo máximo que permita su trazado; pues, cuanto más tiempo consigamos ir recto y mantener constante la velocidad, mayor será nuestra seguridad en esa situación y menor la agresividad de las fuerzas intervinientes, sobre todo la fuerza centrífuga que es la que tiende a expulsarnos de la calzada por el exterior.

Como norma general, la entrada en la curva debe ser por el exterior (siempre que lo permitan las circunstancias) e irnos situando progresivamente hacia el interior de la misma para ir dándole salida gradualmente hacia el exterior de nuestro carril, sin incurrir en trayectorias erróneas, como se expuso en la entrada anterior relacionada con este tema en el que las últimas cuatro fotografías denotaban el error en la toma de curvas, trazando una trayectoria impropia y peligrosa.

Por último.
Si la economía se lo permite a algún lector de esta web, mi consejo es que asista a algún curso de técnicas de conducción avanzada, lo que se conoce vulgarmente como conducción de alto riesgo. Ya sé que es caro (todo lo que pagamos con dinero, generalmente nos resulta caro), pero, a lo largo de la vida resulta más saludable, económico y seguro que el dinero empleado en tabaco.

Lo que no se debe hacer en el trazado de las curvas:

- Acelerar mucho al entrar porque aumenta el peso en la parte de atrás, lo que hace que aligere la parte delantera y nos haga perder adherencia y estabilidad; toda vez que, al perder esa adherencia, la dirección no obedece con normalidad y tendremos mayor dificultad para controlar el vehículo, tanto a la entrada, como en todo el desarrollo de la trayectoria curvilínea, incluida la saloda.

- Fijar la vista demasiado cerca. Esto siempre es un peligro.

- Empezar a acelerar demasiado pronto sin esperar a que el coche “esté bien apoyado”, porque podría alterar la actitud que el mismo adopta.

- Dar volantazos. El volante hay que mantenerlo firme y no girarlo con brusquedad, ya que, el vehículo siempre reacciona en función de la orden que previamente le hemos dado a través de los mandos que nosotros controlamos y, si giramos bruscamente el volante, el vehículo también reaccionará con brusquedad como es obvio. La forma de coger el volante, ya se expuso en uno de los primeros temas de "al volante".

- Trazar la curva en varias veces. Hay que ir girando el volante gradualmente y con mucha suavidad, salvo en casos de emergencia que sean imprevisibles.

- Dar varias frenadas durante el trazado, salvo en casos extremos de emergencia.

- Soltar el volante durante el desarrollo de la curva o tomarla con una sola mano. El volante hay que asirlo con las dos manos permanentemente y acariciarlo como si fuera la novia o el novio al mes de conocerlo.

- Desconcentrar la atención mirando a cualquier objeto que nos pueda resultar atractivo o manipular la radio, teléfono etc..

- Discutir acaloradamente con nuestro/s acompañante/s.... Esto, no sólo en las curvas.

- No cruzar las manos en el volante jamás. ( y, menos en una curva)


¡Ojo!
Recordar poner siempre la vista lo más lejos posible durante todo el recorrido de la curva. Esto también es necesario para la circulación en línea recta.

Resumiendo:
En todas las curvas hay que entrar despacio y salir acelerando.

Cualquier lector que tenga alguna duda respecto a la circulación en curvas, bien porque se nos haya quedado algo en el tintero, bien porque sienta curiosidad, solamente tiene que consultarla y recibirá la respuesta que proceda al respecto desde esta sección que nos ocupa. Nadie debe quedarse con ninguna duda relacionada con el uso de las vías públicas por temor a preguntar; pues, por muy ridícula que pueda parecer la pregunta en algunos casos, siempre sería mejor pasar una vez por tonto en la vida, que la vida entera por ignorante.
La próxima entrada estará relacionada con la utilización de las glorietas, porque es la única pregunta que he recibido desde que planteamos en la Web el tema de la circulación en el apartado”al volante” de la sección  Sintonía.
No obstante, si alguien necesita consultar alguna duda de cualquier tema relacionado con la circulación que le despierte interés, también será debidamente atendido en la misma sección de comentarios que se formule la pregunta, o bien, en la primera entrada de “al volante” siguiente a la recepción de la pregunta si fuese un tema sobre el que aún no se ha tratado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos,
Manolo