EL CONDUCTOR (segunda parte)
El tiempo de reacción.
El tiempo de reacción es variable, si bien fundamentalmente depende del conductor y de sus factores externos a él; en situaciones normales se mantiene dentro de ciertos límites que suelen ser entre medio segundo de tiempo y un segundo, aunque esto es teórico, pues en la práctica, generalmente se alarga más (bastante más). Son muchas las variables que influyen en su aumento, algunas veces supera en cuatro los tiempos citados como norma.
Son varios los factores que como veremos más adelante influyen en el incremento del tiempo de reacción haciéndole retrasar la respuesta del conductor a los estímulos que recibe. Este retraso, aumenta la peligrosidad en situaciones de emergencia que, es precisamente cuando se necesita más una respuesta coordinada, ágil y eficiente, toda vez que, mientras el conductor no reacciona o reacciona tarde y mal, el vehículo sigue su trayectoria normal y a la misma velocidad, lo que puede representar consecuencias fatales según que casos.
Desde que el conductor percibe un estímulo que puede proceder de un obstáculo, una señal, un ruido , una persona, de nuestro vehículo, de los demás, etc., hasta que da una respuesta eficaz a ese estímulo, pasa un tiempo que se conoce como tiempo de reacción.
¿Qué es el tiempo de reacción?
Se considera tiempo de reacción, -o PIEV-, el tiempo que transcurre desde la percepción de un estímulo externo, hasta la reacción coherente por parte del conductor.
Veámoslo detalladamente:
Si circulamos con normalidad por cualquier lugar e, inesperadamente nos surge algo extraño que altera nuestra normalidad; bien porque ha irrumpido algo o alguien en la cazada, porque el de delante gira o frena bruscamente sin avisar, por una fuerte racha de viento que hace tambalearse a nuestro vehículo, etc., nosotros nos percatamos de la situación y empieza el tiempo de reacción que se divide en cuatro fases (PIEV) pues bien: tan pronto el conductor ve con sus ojos lo sucedido, (o se percata mediante otro sentido), le transmite al cerebro íntegramente la película que ha presenciado; (fase de Percepción). El cerebro que es la mejor computadora del universo, procesa a velocidad vertiginosa los datos recibidos, (fase de Inteligencia) sin embargo, si bien esta fase es la más rápida, el tiempo de reacción depende fundamentalmente de la siguiente fase, que es la (fase de Emoción) pero el tiempo de duración de este proceso, depende de muchos y muy variables factores que afectan directamente a esta tercera fase. El estado de emoción que le afecte al conductor en ese preciso momento, será el que determinará la mayor o menor duración del proceso piev antes citado; pues, todas las personas nos vemos afectadas por múltiples cosas que inciden en nuestro estado de ánimo, haciendo que reaccionemos de una u otra forma. Cuanto más emocionada esté la persona, menos capacidad de reacción tendrá ante cualquier estímulo. Una vez superado el filtro de la emoción, la inteligencia da la orden de reaccionar y entra en acción la cuarta fase, que es rápida (la fase de Volición o voluntad), cerrándose el tiempo piev; momento en el que el conductor actúa sobre los mandos que correspondan a la actuación que requiere la situación planteada Ahora bien, la emoción, (también conocida como el filtro) que, produce una especie de aletargamiento neuronal relativo haciendo aumentar el tiempo de reacción que es lo que nos ocupa, porque merma la capacidad del conductor, puede ser causada por infinidad de motivos. Algunos de los factores son: La edad avanzada, emocionales, personales, preocupaciones, cabreo, irritación, la dichosa prisa, digestión de alimentos ingeridos, calor, frío, sueño, fatiga, (ya citada en la primera parte de este tema), alcohol, drogas, estupefacientes, alucinógenos, psicotropos, y un largo pero, muy largo etcétera. Todos ellos influyen en el tiempo de reacción alargándolo, pero fundamentalmente, haciendo que en la tercera fase, la de emoción, se estanque por la influencia de estos agentes que la atenazan.
Lo expuesto hasta aquí sobre el tiempo de reacción, nos lleva a entender que cuanto mayor sea este, más espacio recorrerá el vehículo en ese tiempo sin que el conductor pueda hacer absolutamente nada para controlar la situación, pues la máquina como no piensa ni tiene reacción propia, sigue circulando a la misma velocidad mientras le va trabajando el cerebro a la que la domina. De aquí la necesidad de establecer una normativa que regule el comportamiento del responsable del vehículo, impidiéndole conducir en determinadas circunstancias que pudieran afectarle física o psíquicamente en el manejo del mismo, no permitiéndole reaccionar con normalidad.
Empezaremos por las comidas copiosas.
El ser humano necesita comer para vivir; pero para conducir hay que comer con moderación, poco, y nada de comidas fuertes que requieran una digestión lenta y pesada, durante la cual el conductor reacciona con lentitud. Durante la digestión de los alimentos ingeridos, el estómago para su mejor lubricación necesita una mayor afluencia sanguínea que en parte desciende de la cabeza, en detrimento del riego sanguíneo del cerebro que le tiene que ceder al estómago una parte de esa sangre que normalmente utiliza par sí, dejando a las neuronas con menor baño de sangre para su actividad, lo que hace que al tener menor riego de sangre, las neuronas reaccionen más lentamente y sean menos ágiles en su actividad, lo que a su vez, produce una reacción también más lenta y como consecuencia, un tiempo de reacción mayor; por lo que se hace necesario que las comidas sean ligeras y de fácil digestión.
Las drogas.
Droga es toda materia prima de origen biológico que directa o indirectamente sirve para la elaboración de medicamentos.
Según la Organización Mundial de la Salud una droga es toda sustancia que, introducida en el organismo por cualquier vía de administración, puede alterar de algún modo el sistema nervioso central del individuo que las consume. En el caso que nos ocupa, el conductor.
Los efectos de las drogas son diversos, dependen del tipo de droga y de la cantidad o de la frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensación de euforia o desesperación, ambas son una total y absoluta negatividad para la conducción. Como consecuencia, queda prohibido conducir todo tipo de vehículos bajo los efectos del alcohol, drogas y estupefacientes o alucinógenos; incluso las bicicletas y los carros o carretas, que están sometidas a las mismas normas de circulación que el resto de vehículos con y sin motor.
Cualquier tipo de droga modifica el comportamiento normal del conductor de tal manera que dificultan o impiden las complejas tareas de la conducción poniendo en peligro la seguridad vial y como es obvio, está prohibido.
Si bien la adicción al tabaco no tiene fácil solución e independientemente de las secuelas que deja en la salud de los fumadores, deteriorándola y dejando una larga y profunda negativa estela de degeneración; lo que aquí nos interesa es cómo le afecta al conductor como tal.
Es bien sabido que el tabaco contiene nicotina que produce efectos negativos para la conducción y para la salud; que hay una gran mayoría de fumadores de ambos sexos a los que les cuesta mucho dejar el hábito del tabaco y, al mismo tiempo son sabedores de sus consecuencias pero continúan fumando porque el vicio o la adicción les domina. A ellos principalmente va encaminado este apartado.
Además de los efectos de la nicotina (componente principal del tabaco) sobre el organismo y su repercusión en el conductor, conducir mientras se fuma puede tener “otros inconvenientes”.
El tabaco afecta a la circulación coronaria y a las vías respiratorias, y puede producir somnolencia, que es uno de los mayores enemigos del conductor.
Si bien es cierto que resulta bastante difícil poder erradicar la costumbre de fumar en los conductores adictos a la nicotina, sí sería aconsejable que todos tomemos conciencia de que, en la actividad de la conducción, fumar mientras se conduce no es compatible con la seguridad que se requiere para dicha actividad.
Si tienen que efectuar un viaje largo, no deben fumar aunque el vicio les domine; como mal menor, en los viajes largos, háganlo en los descansos, en las áreas de servicio o de descanso en las autopistas y auto vías; teniendo especial cuidado de dónde dejan el coche estacionado mientras van al bar o al servicio, porque el otro servicio de vigilancia que establecen los amigos de lo ajeno, realiza su actividad con gran rapidez y pericia y, en menos que canta un gallo le limpian todo lo que hay dentro del vehículo, incluido el maletero, que, para eso son especialistas y hacen un master anualmente. Para estar al día. Este tema ya lo tocaremos en su momento, porque son muchos los modos de actuar de los cacos.
El Tabaco es especialmente peligroso cuando se conduce, porque entre otros muchos efectos, todos ellos negativos, disminuye los reflejos y la capacidad de reacción y, por consiguiente, repercute negativamente en la atención y en la toma de decisiones. Además, el humo de los cigarrillos irrita los ojos y contribuye al cansancio ocular del conductor. Por lo tanto, fumar distrae; por lo que resulta razonablemente aconsejable, no fumar mientras se conduce, independientemente de lo que establezca la norma a tal efecto.
El Café y algunas infusiones excitantes.
El café, el té, y algunas bebidas e infusiones similares, contienen sustancias excitantes, poco o nada recomendables para la conducción si no se toman con moderación.
La cafeína es un estimulante psíquico y psicomotor que actúa sobre el sistema nervioso y los aparatos circulatorio y respiratorio e incide directamente sobre la corteza cerebral, afectando al ritmo y frecuencia cardiaca, y a la secreción de ácidos en el estómago, disminuyendo la capacidad de reacción del conductor.
No obstante, el café espabila el sueño, temporalmente disminuye la fatiga y aumenta la rapidez del pensamiento. Pero si se toma en exceso, puede influir negativamente en la conducción al producir excitación nerviosa. De todas formas, siempre que realicemos viajes largos o medianos, es recomendable tomar café de cuando en cuando sin excederse, pues para estos menesteres es un buen remedio y excelente consejero.
Los medicamentos
Existen medicamentos que crean dependencia (farmacodependencia) entre los que se encuentran los analgésicos, barbitúricos, tranquilizantes, etc., que actúan sobre el sistema nervioso central y pueden producir relajación, descanso mental, sueño, algunos como los estimulantes producen euforia, sensación de que se tiene más fuerza, retrasan la fatiga y hasta proporcionan un gran agilidad mental, estimulando la competitividad, que en una segunda fase producen depresión, decaimiento, sueño, fatiga y temblores, lo que constituye un falso remedio para realizar largas y agotadoras jornadas al volante. Todo ello, sin contar con los sedantes para serenar los nervios que pueden producir sueño, relajamiento muscular y dificultad para moverse y, que el conductor, al ser adulto y responsable de sus actos debe tomar conciencia de lo dañinos que todos ellos son para el ejercicio de la conducción; por consiguiente, la influencia de algunos medicamentos es negativa y no se debe conducir bajo sus efectos por razones de seguridad; porque, soportar el riesgo de una conducción ajena realizada sin las debidas garantías de seguridad, es una temeridad y no se permite conducir de forma negligente o temeraria.
Es al médico a quien se debe acudir para pedir información al respecto sobre los medicamentos que él prescribe a sus pacientes y quien debe informar si perjudican para la conducción. Además, debe leerse detenidamente el prospecto que acompaña a cada medicamento.
El alcohol
El alcohol etílico o etanol es una droga psico-depresora de carácter sedante-hipnótico que como el resto de drogas actúa sobre el cerebro, incluso en pequeñas dosis tiene una influencia negativa y es causa de accidentes de tráfico muchos de ellos con resultado de muerte.
El alcohol es peligroso para conducir, porque, salvo una décima parte del alcohol ingerido que es eliminado por los pulmones y los riñones, el resto pasa directamente a la sangre, se extiende por todo el organismo, afecta negativamente al cerebro y a la vista, especialmente, y perturba las aptitudes del conductor.
Si bien es cierto que la mayoría de países tratan de concienciar a los conductores de los peligros que supone la ingesta de alcohol y aquí en el nuestro también han sido frecuentes, intentando por parte de la DGT, que cumplamos las normas establecidas al efecto, se echan a faltar campañas de formación, no de información así como cursos de reciclaje de carácter obligatorio para conductores con una antigüedad en el permiso de conducir con más años que Cascorro, a los que las normas y señales que aprendieron en la autoescuela, no es que se le hayan olvidado, sino que se le han oxidado de tal manera que les resultan inservibles, y vendría bien una puesta a punto a la inmensa mayoría por el bien de todos; y, esto, no resulta ni caro ni difícil.
La alcoholemia.
Investigación de la alcoholemia.
La alcoholemia es la cantidad de alcohol que existe en la sangre y la tasa de alcoholemia, medida en gramos por litro, el número de gramos de alcohol que contiene en un litro, es decir en mil centímetros cúbicos de sangre.
La tasa de alcoholemia o concentración de alcohol en sangre se puede determinar analizando el aire espirado o la sangre. Para medir dicha tasa es necesario someter a la persona a unas pruebas, que se denominan pruebas de alcoholemia.
Personas obligadas. (texto literal de la LSV.)
Todos los conductores de vehículos y bicicletas quedan obligados a someterse a las pruebas que se establezcan para la detección de las posibles intoxicaciones por alcohol. Igualmente quedan obligados los demás usuarios de la vía cuando se hallen implicados en algún accidente de circulación.
Los agentes de la autoridad encargados de la vigilancia del tráfico, podrán someter a dichas pruebas:
a) A cualquier usuario de la vía o conductor de vehículo implicado directamente como posible responsable en un accidente de circulación.
b) A quienes conduzcan cualquier vehículo con síntomas evidentes, manifestaciones que denoten o hechos que permitan razonablemente presumir que lo hacen bajo la influencia de bebidas alcoholicas.
c) A los conductores que sean denunciados por la comisión de alguna de las infracciones a las normas de circulación contenidas en el RGC.
d) A los que, con ocasión de conducir un vehículo, sean requeridos al efecto por la autoridad o sus agentes dentro de los programas de controles preventivos de alcoholemia ordenados por dicha autoridad. (Hasta aquí lo que establece el artículo de la LSV, relacionado con el tema)
¿De qué dependen los efectos del alcohol?
Los efectos del alcohol dependen de factores personales y de las modalidades de ingestión. Citaremos algunos de ellos:
El proceso de difusión del alcohol en el organismo, que es muy diferente de unas personas a otras, y depende de la proporción de los tejidos del organismo.
La sensibilidad de cada persona. Hay unas personas más sensibles al alcohol que otras.
La corpulencia o peso. Normalmente, a menos peso los efectos del alcohol son mayores.
Las circunstancias del momento. La fatiga, la emotividad, la angustia, la ingestión de algunos medicamentos ( ¡ojo con los medicamentos !), el ayuno, el embarazo, etc., aumentan los efectos del alcohol
La edad. Las personas menores de 25 años y los mayores de 60 son más vulnerables al alcohol.
El hábito o costumbre. La persona que bebe habitualmente pequeñas cantidades, es decir, con moderación, tarda más en sobrepasar el límite de seguridad que la que bebe solo de manera ocasional.
Los efectos del alcohol dependen:
De la cantidad de bebida que se tome. De la mayor o menor concentración de alcohol que contenga cada tipo de bebida. De que se tome en ayunas o durante las comidas. Del ritmo de ingestión, es decir, de que se tome rápidamente o a intervalos.
No me parece oportuno reflejar aquí todos y cada uno (pero citaré los más importantes) de los efectos que el alcohol produce en el organismo humano, pues todos somos sabedores de que son negativos, y de que, todo conductor tiene que ir transformando los estímulos que recibe del entorno en acciones concretas sobre los mandos del vehículo, que se traducen en actos tales como pisar los pedales, girar el volante, etc. Sin embargo, ese mecanismo tan sencillo, queda profundamente perturbado por los efectos del alcohol, que produce en el conductor un estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo que le llevan a sobrevalorar sus propias capacidades por un exceso de confianza en sí mismo, despreciando el peligro que su estado supone; le aumenta considerablemente el tiempo de reacción, tiene una reducción del campo visual y una incorrecta apreciación de las distancias, velocidades y modificación de la valoración del riesgo con la consiguiente posibilidad de que se produzcan accidentes.
Lo citado hasta aquí, relacionado todo ello con el tiempo de reacción, está, en parte supeditado a que el conductor lleve la atención concentrada o difusa. Si el conductor concentra su atención siempre en la parte delantera de su vehículo sin abandonar la de la zona de incertidumbre, podrá, ante cualquier emergencia que le surja, reaccionar con mayor rapidez, pero cuando la atención está difusa en comprobar lo que nos rodea, la reacción siempre es más lenta.
Si un conductor que termina de conocer a una chica que le atrae, (ejemplo de la foto de la izquierda del cartel de una película que ilustra esta página, cuyo título es bastante significativo) la acompaña hasta su casa donde piensan pasar una velada más o menos amena; durante el recorrido, hasta llegar al lugar deseado, éste se distrae un tanto en contemplar la belleza de su acompañante, sus estilizadas piernas o el original diseñado del escote de su vestido, restando la atención debida a la actividad que realiza; pues otra actividad futura le ocupa parte de su pensamiento, se la opaca y le aleja parte de la atención que necesita prestar para conducir con seguridad y estar ojo avizor a las incidencias de la conducción. Pero, tampoco es necesario ir bien acompañado para distraerse y restar atención a la conducción, como lo demuestra la conductora de la fotografía de la derecha, que si tuviera que reaccionar ante cualquier emergencia, su tiempo de reacción sería bastante mayor dada la actividad que va simultaneando con la conducción
Si bien, todos los conductores/as han sido o son (somos ) afectados por distracciones de ese tipo; no por ello debemos relajarnos cuando conducimos y pensar en lo que nos espera al llegar con lo que llevamos, sino, pensar en lo que nos espera si por distraernos, no llegamos, que, eso sería peor. Por muy hermosa que sea la persona que nos acompañe y grata su compañía; la conducción requiere para una mayor seguridad, olvidar por un momento lo futuro y, por el bien de todos, pensar en el presente: la seguridad de la conducción.
2 comentarios:
Con tus magistrales y amenas lecciones en tu espacio “al volante” estás confirmando, Luis, mi sospecha, mejor dicho mi realidad al volante. Por algo desde hace ya un tiempo, yo guardo más la distancia del que me precede y cuando voy de acompañante con mi hijo, que dicho sea de paso conduce bastante bien en mi opinión, creo que se acerca demasiado al que circula delante; o eso me parece a mí. Creo y tú me lo confirmas con el PIEV (que suena a organismo de control ruso) y con tus consejos, que por la edad u otros factores, voy perdiendo facultades y por ese motivo se intenta suplir con más atención y precaución. Para ser sinceros. leyendo esta tu 2ª parte del conductor, uno termina por reconocer que ya no estamos para llevar a cabo una conducción como debe ser, al 100%, aunque nos creamos que sí. Y después viendo lo que se ve en la carretera te das cuenta que es así por parte de la mayoría de conductores. La enseñanza en la conducción, en general, no ha sido lo buena que debiera haber sido. Pienso que tus alumnos han tenido suerte y habrán salido mejor preparados.
Resumiendo, que no se si tus buenas lecciones y consejos sobre la seguridad en la conducción, pasarán sin dejar la huella que debieran. Porque, una observación, nadie ha dejado hasta ahora ningún comentario. Ay, ay ay, eso es que nos has pillado a todos poco atentos cuando vamos al volante., a la vista está y nadie queremos reconocer que no cumplimos como debiéramos y fallamos más de una vez. Y no queremos reconovcerlo. Por otra parte, pienso que sería, además de una desgracia, una estupidez, dejar nuestra vida en la carretera.
¡Cómomenrollaooooo!!!
Tus consejos han quedado escritos,
ahora hay que llevarlos a cabo,las personas de nuestra edad aunque no lo queramos reconocer nos fallan ya los reflejos, pues yo voy segura con Horacio, porque siempre a conducido bien, pero reconozco que ahora mis hijos las reacciones ante un imprevisto ellos son más rápidos.
Haces bien con ponernos al día, pues siempre es bueno recibir consejos de una persona experto en conducción.
Saludos Cari.
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