10 octubre 2014

EL ESTRAMONIO




Cuando colgué en la web la entrada relacionada con la verdolaga, algunos se extrañaron al tener información de que una planta tan abundante como mal considerada en el pueblo, pudiese tener unas propiedades nutritivas y curativas como las que tiene. Pues bien, lo mismo que sin saberlo estamos rodeados de plantas que aportan beneficios, también nos rodean otras venenosas, pero que, no por ello, dejan de aportar beneficios para los productos farmacológicos.

Una de esas plantas es el “estramonio”, del que intentaré exponer algunas de sus propiedades y características más importantes.


El estramonio (como se puede apreciar en las distintas fotografías que acompañan al escrito), es una planta muy abundante en nuestras tierras, tanto dentro del pueblo como en el campo.
No recuerdo ahora cómo la llamábamos en el pueblo; me parece que “cardo”, pero no lo sé seguro. Si hay alguien que lo recuerde y quiere comentarlo, pues agradecido.

Desde niños, la hemos visto nacer, crecer y desarrollarse por cualquier parte, ya sea camino, secarral, erial, incluso muladar, superviviendo con gran facilidad en las tierras más abruptas y carentes de agua, ésta planta es capaz de adaptarse a todo tipo de suelos. Desgraciadamente, también en las proximidades de algunos parque, jardines y colegios frecuentados por niños, con el correspondiente peligro que conlleva el desconocimiento de los efectos que produce.

Con ésta planta y sus semillas yo he jugado varias veces de niño, tanto con los erizos (cápsulas) que a modo de bugalla nos los tirábamos unos a otros, como con la planta y las semillas;  me imagino que el resto de chavales del pueblo también, incluso, en algunas ocasiones me he llevado a la boca sus negras semillas (suerte de mi que no las tragué) para jugar a lanzarlas, escupiéndolas, a ver quién llegaba más lejos en las competiciones que nos montábamos de chavales, inconscientes como es lógico del grave peligro que nos acechaba al jugar, no con fuego, sino con dinamita pura. Ahora, cuando lo recuerdo ahora, se me pone los pelos de punta y la piel de gallina. 

Esta planta (el estramonio), es altamente peligrosa, tremendamente venenosa; una pequeña dosis de sus semillas (cinco gramos) puede ser letal; así como suena, incluso la planta, tanto las hojas, las flores, los tallos y el resto, toda ella es muy, muy venenosa si se ingiere.

Fue muy utilizada por la brujería y el chamanismo (también en la actualidad, pero menos), “por sus propiedades mágicas”  que, en realidad, lo que producían era alucinaciones que no dejaban rastro, ni en la casi totalidad de los casos, los afectados recordaban lo sucedido. De éste tema, se podría hablar largo y tendido.
 
Téngase en cuenta, que, el estramonio en pequeñas dosis (muy pequeñas), produce un delirio alucinatorio incontrolable durante bastantes horas en el mejor de los casos, cuando no la muerte si la dosis ingerida no ha sido controlada por alguien experto en la materia.

El estramonio ha sido utilizado por los humanos desde la antigüedad por sus propiedades alucinógenas y curativas. Se conoce con varios nombres: Higuera del infierno, higuera loca, hierba hedionda, trompetero, manzana espinosa, matatopos, flor de la trompeta y algunos otros.
A partir de mayo, la planta se llena de flores en forma de trompetas colgantes, algunas alcanzan los 20-30 centímetros, son blancas, amarillas o anaranjadas con los rebordes de la campana rojos, muy bonitas, pero venenosas.


De las hojas a la raíz, todas las partes son tóxicas, cualquier manipulación requiere extremar las precauciones y usar guantes. Lo más tóxico son las semillas.
¡Ojo! Esta planta, no se debería utilizar ni siquiera para echarla al estercolero si no se es un experto en la materia que pueda manipularla sin riesgo.

Resulta extraño que el estramonio en polvo que es considerada una droga alucinógena, no esté bajo ningún tipo de control ni fiscalización que pudiera impedir riesgos innecesarios. ¡Curioso, verdad!; pues es así, está al alcance de cualquier persona, independientemente de la edad, y, sin embargo, es un peligro considerable para cualquiera que lo ignore, como me ocurría a mi de niño y al resto de amigos que jugábamos con él.

En la medicina popular, con las flores del estramonio se preparaban cataplasmas para las contusiones, heridas, picaduras y otras aplicaciones y, tanto las raíces de la planta como con las hojas han sido abundantemente utilizadas en distintas afecciones y malestar por nuestros antepasados (y en la medicina moderna); pero que, no procede exponer aquí por razones obvias, toda vez que, podría inducir a algún experimento que pudiera resultar peligroso por manos inexpertas.

El hecho de traer a colación este tema, es debido a que, tanto en la ciudad como en el campo, estamos rodeados de plantas que no siempre conocemos los efectos positivos o negativos de las mismas, y eso nos puede acarrear consecuencias negativas y nefastas en algunos casos.

Un caso muy frecuente, lo tenemos en las adelfas que abundan por doquier, plantadas por el hombre voluntariamente para adornar las zonas ajardinadas (ejemplo, las que rodean el pilar), y son tan venenosas que cualquier animal que se acerque a beber agua del abrevadero, si se come parte de la citada planta, probablemente, si come poca cantidad, se salvaría; pero si la ingesta es abundante, reventaría en poco espacio de tiempo si no es atendido debidamente a tiempo por un veterinario. Esa es la realidad.

No obstante, la mayoría de las plantas venenosas como ya cité anteriormente, tienen una útil y beneficiosa aplicación en algunos de los medicamentos que, afortunadamente, cuidan de nuestra salud y salvan vidas aplicados con carácter científico en cada caso y previamente dosificados en los laboratorios de origen.

Los profanos en la materia, debemos abstenernos de manipular este tipo de plantas para evitar correr riesgos innecesarios.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante,Luis. En la Zarza había muchas,hoy ya son raras.En aquella época de las calles de tierra y muladares crecían al lado de casa y vi muchas veces,cuando nevaba,cuando a la planta medio seca solo le quedaba la semilla,picotear a los pajaritos para alimentarse de ellas.
La planta es hedionda y la repeles ya por eso, además el nombre ese de la planta me recuerda al demonio.
No nos envenenamos por el propio instinto de conservación,como ocurría con el cornezuelo que yo llamaba carnizuelo. Más de una vez cuando íbamos a extraerlo de la espiga del centeno para venderlo y sacar unas perritas,lo mordíamos pero su asqueroso sabor nos impedía ingerirlo sin saber que es un alucinógeno potente; el LSD tan consumido como droga en los años sesenta.Te das cuenta ,Luis,que vivimos de milagro.Algo tendrá que ver en todo esto,digo yo, nuestro patrón San Lorenzo .Un abrazo. Félix

Anónimo dijo...

Muy interesante,Luis. En la Zarza había muchas,hoy ya son raras.En aquella época de las calles de tierra y muladares crecían al lado de casa y vi muchas veces,cuando nevaba,cuando a la planta medio seca solo le quedaba la semilla,picotear a los pajaritos para alimentarse de ellas.
La planta es hedionda y la repeles ya por eso, además el nombre ese de la planta me recuerda al demonio.
No nos envenenamos por el propio instinto de conservación,como ocurría con el cornezuelo que yo llamaba carnizuelo. Más de una vez cuando íbamos a extraerlo de la espiga del centeno para venderlo y sacar unas perritas,lo mordíamos pero su asqueroso sabor nos impedía ingerirlo sin saber que es un alucinógeno potente; el LSD tan consumido como droga en los años sesenta.Te das cuenta ,Luis,que vivimos de milagro.Algo tendrá que ver en todo esto,digo yo, nuestro patrón San Lorenzo .Un abrazo. Félix

Manuel dijo...

Ya sabes Luis, que en el pueblo, a toda planta más o menos antipática y con pinchos, la llamamos cardo, aunque algunas sean bastante distintas entre sí. Como también a las aves que no conocemos, las llamamos pájaros. O a un utensilio del que no sabemos su nombre, trasto o cacharro. Lo que no tengo tan claro es por qué en nuestra niñez, en los bares, se pedía un “chisme” . ¡Ponnos tres chismes!, si iban tres. No recuerdo muy bien si eran chatos de vino, cervezas u otra bebida. O si el chisme valía para todo; como comodín: ¡Ponnos tres chismes de eso..!
A este paso nos vas a documentar mucho y bien sobre nuestras malas hierbas, que visto lo visto no son tan malas. Ahí estarán por algo y para algo, como se ve.
Espero que en alguna otra entrega sobre el tema nos digas algo de la dedalera, que si no recuerdo mal en el pueblo la llamábamos villoria. Es bonita, pues sus racimos de coloridos dedales resultan vistosos además de que también se usa, creo, en medicina cardiaca.
Por correo aparte te adjunto una curiosa imagen de la semilla de una peonía o escaramundamanos, que Ignacio (Doroteo) me mostró un día de San Lorenzo pasado. Parece una pequeña granada con sus granitos rojos.

Me ha gustado encontrar por aquí de nuevo a Félix, que por diversas circunstancias ha estado alejado un tiempo de nuestro (su) rincón bloguero. ¡Bienvenido!.

-Manolo-

Anónimo dijo...

Luis, yo pensaba que lo tuyo era el tráfico y los poemas, pero veo y compruebo que también eres experto en botánica. ¿De dónde sacas esa información? Consigues que descubramos las propiedades de las verdolagas(supongo que es con uve, más que nada porque verde va con uve). Ahora esta última planta tiene un nombre con cierto retintín demoniaco, como aprecia Félix. Un abrazo. Salvauis

Anónimo dijo...

Félix, yo creo que (a juzgar por los resultados), San Lorenzo debió trabajar gratis y sin descanso una larga temporada en nuestra infancia como Ángel de la Guarda de los niños zarceños en nuestra época, porque sino, es imposible que hayamos sobrevivido a tantos peligros como nos acechaban entonces, entre ellos el cornezuelo que tú citas y, todos de chavales íbamos a recoger como bien dices "para sacar unas perritas", lo mordíamos y lo escupíamos por su mal sabor (menos mal) porque como mencionas en tu comentario, es un potente alucinógeno que, a esa edad, y tomado sin control, las consecuencias pudieran haber sido ingratas. lo mismo ocurre con el estramonio, la adelfa, la dedalera, etc.

Manolo, siempre he sentido curiosidad por la "Dedalera" y sus peculiares caracteristicas que, complaciendo tu petición comentaré en alguna entrada más adelante.
También es una planta de mucho cuidado que requiere pericia en su manipulación.
Siento no poderte ofrecer información de en qué consistía el "chisme" al que haces referencia en tu comentario y que se pedía en los bares del pueblo cuando éramos chavales, pues yo partí de la Zarza a los catorce años y, dicho sea de paso, a esa edad no acostumbraba a frecuentar las tascas; aunque, sí me gustaría por curiosidad, saber qué era un chisme, aunque, al igual que tú, supongo se tratará de un chato. (un chiquito en el País Vasco)

Salva, no es que lo mío sea el tráfico (que lo és), es que estuve más de cuarenta años metido en el berengenal de la autoescuela y el mundillo que le rodea; aparte de otros menesteres relacionados con el automóvil, como tú bien sabes; lo que pasa, es aque la jardinería y todo tipo de plantas, es un mundo en el que me encuentro muy agusto y me resulta fascinante, al que le he dedicado algún tiempo.
La afición a las plantas, me viene ya desde la infancia; me crié en una huerta hasta los catorce años, y, algo se aprende en ese tiempo practicando día a día la horticultura; independientemente del tiempo que pasé en la Escuela de Bonsais, en la que también se impartía jardinería, y que, dada la proximidad de la misma a mi domicilio,me resultaba cómoda la asistencia a la misma.
Comprendo que el nombre de la planta estramonio, te resulte poco familiar, sobre todo si la hemos conocido con otro nombre.

Gracias a los tres por vuestros comentarios. Me han resultado interesantes ambos.

Un abrazo. Luis

Anónimo dijo...

Pues vaya con la planta, Como dice Felix ya se ven pocas pero con las semillas que tiene con una pronto se reproduciría, bueno esperemos que desaparezcan aquí en el pueblo, pues cuando vea una me acordaré de lo peligrosa que es (aunque para la medicina sea buena)pero aquí no vienen los laboratorios para estudiarla.
Saludos Cari.