20 julio 2013

LENTO CAMINAR






RELOJ..., LENTO RELOJ.

Reloj que no dices nada
y sigues rodando y rodando,
respondiendo a la callada
a todo lo que está pasando.

Tú que marcas el ritmo
de este mundo peregrino;
¿qué encontrará al final
cuando llegue a su destino?
Tú que vas marcando el tiempo
sin detenerte en el camino
ni hacer un corto descanso
para charlar con un amigo:
¿Qué encuentras a tu paso
marcando siempre el mismo ritmo;
no te sientes aislado
viviendo dentro de ti mismo?
Tú, que mides por igual
a todo hijo de vecino:
¿qué piensas que va a pasar
con tanto corrupto porcino
que el dinero “regalado”
lo va cambiando de destino?
Y, cuando el mundo está durmiendo,
con ese tu oído tan fino;
¿qué piensas al ver pasar
ese harapiento sin techo,
desnutrido y sin peinar,
sin fuerza, ni aliento, ni brío
deambulando sin cesar
buscando un refugio estrecho
que le pueda proteger
para no morir de frío.?
Tú, que caminas sin prisa,
tranquila y pausadamente,
¿qué ves a tu alrededor
al ver sufrir a tanta gente
por la injusticia y el dolor
de ésta sociedad inclemente?
Y, aunque no te quiero atosigar
como lo haría un crítico fino,
permíteme preguntar
si de éste mundo sin tino,
algún día se va a erradicar:
el hambre y la desigualdad
que descuartiza la humanidad
con la fuerza de un felino.

Dímelo..., dímelo tú, reloj...,
que yo a entenderlo no atino.



3 comentarios:

Manuel dijo...

TIC, TAC, TIC, TAC

Saludos, Manolo

Anónimo dijo...

¡Ay ,si el reloj dijera todo lo que ha presenciado. Mejor que esté callado y que siga marcando las horas, que para emplearlas bien o mal. Allá cada cual.
Como haces alusión a las pobres gentes, mendigos etc, me viene a la mente un poema de nuestro paisano Gabriel y Galán que, sin ánimo de protagonismo, me permito transcribirlo.

A UN RICO

¿Quién te ha dado tu hacienda o tu dinero?
o son el fruto del trabajo honrado,
o el haber que tu padre te ha legado,
o el botín de un ladrón o usurero.

Si el dinero que das al pordiosero
te lo dio tu sudor, te has sublimado;
si es herencia ¡cuán bien lo has empleado!;
si es un robo, ¿qué das mal caballero?

Yo he visto a un lobo que, de carne ahíto,
dejó comer los restos de un cabrito
a u perro ruin que presenció su robo.

Deja, ¡oh rico!, comer lo que te sobre,
porque algo más que un perro será el pobre
y tú no querrás ser menos que un lobo.

Un abrazo.
Félix

Anónimo dijo...

Lo cierto es que este poema engaña. En un principio te llegan notas de poesía lírica para ir luego por derroteros reivindicativos.
Salvando las distancias se parece en la estructura a un capítulo de los Simpson. No, no estoy de broma. Esta poesía arranca apelando a sentimientos comunes en todos los humanos y de repente te planta delante el cuadro social que todos vemos con claridad.
Puede que los dibujitos sean más caústicos, pero el efecro es el mismo. Bajas la guardia y zas!
No sé si esa era la intención pero en todo caso felicidades, padre.

C.