21 diciembre 2016

FELICES FIESTAS

Se acerca la Navidad,
preñada de nostalgia,
cargada de ilusión
y plena de esperanza.

Tatuados en la mente
los recuerdos de la infancia,
del fuego en la chimenea
y el calorcillo de sus brasas.

De aquéllos villancicos,
panderetas y castañuelas,
y los consejos que cada día
repartían las abuelas.

Hoy, que están de fiesta en los cielos
para celebrar este día,
y, felicitar a los zarceños
con una dulce melodía.

Desde estas tierras lejanas,
quiero aprovechar también,
para felicitar a mis paisanos
y a todo hombre de bien.

Y, para todos los que aflora
la ilusión y la esperanza,
les envío mi felicitación
acompañada de añoranza;

de aquéllos lugares que de niño
recorría sin templanza,
caminando por sus calles
cargadas de confianza.

Que la estrella que les guíe
por este mundo peregrino,
les conduzca con acierto
hasta el final del camino.

Y, para celebrar bien las fiestas
de fin de año en familia;
primero, una buena siesta
y, por la noche: juerguecilla.

Y, para todos los humanos
que ocupamos el planeta:
Feliz entrada de año,
y que, el saliente sea una fiesta.

Feliz Navidad,
salud, paz, alegría y prosperidad
para toda la Humanidad.








15 diciembre 2016

RECUPERANDO TRADICIONES



Como todo en la vida, con el correr del tiempo se va pasando de moda todo lo que en  su día, se puso de moda y fue rabiosa actualidad.

Lo mismo ocurre con algunas costumbres o tradiciones, con las  que las nuevas generaciones no sintonizan con nitidez, porque no están en su onda ni les son muy afines que digamos.

La matanza, a la antigua usanza, es una de ellas, que, por unas u otras razones ha desaparecido casi por completo de nuestras vidas.

Recuperarla como lo ha hecho el equipo de gobierno del pueblo, y conseguir de una tacada el éxito logrado, nos conduce a pensar que, no sólo los nostálgicos de las tradiciones como yo, agradecemos el retorno de la misma, sino que, hay bastante gente más, a los que le resulta grato su regreso, como lo demuestra la acogida recibida por los zarceños y simpatizantes.

Confiemos en que el éxito cosechado con la iniciativa municipal, anime a los autores a seguir con el empeño en años venideros, para que se consolide y arraigue de nuevo y sea uno evento más  en el costumbrario zarceño; como lo son, el hornazo o las Madrinas, por citar un par de ejemplos que dan vida a un pueblo como el nuestro, tan escaso últimamente de acontecimientos tan congratulatorios como el vivido con motivo de la matanza.

Por otra parte, la sola presencia de cuantos aperos conlleva la matanza,  produce una cierta alegría sana que levanta la moral a cualquier persona de bien; pues, entre otros, ver en pleno funcionamiento la máquina manual de picar la carne, tan hábilmente manejada por una joven mujer con una energía atlética que para sí, quisieran muchos deportista (incluidas algunas máquinas modernas), anima a sentirse orgulloso de tu pueblo, sus gentes y sus costumbres.

Para aquéllos que como yo, tenemos muy arraigado en nuestro recuerdo el acontecimiento tan importante en aquél entonces para nosotros que suponía la matanza, ver de nuevo todo lo que conlleva el entorno de la misma (especialmente el humo y el calorcillo del fuego del que emanaba un olor característico) no sólo genera agradecimiento a los autores, sino que, produce una grata satisfacción, que, personalmente no me resulta nada fácil de explicar con palabras.

La matanza, la Feria de la Piedra, el corte de troncos por unos ágiles aizkolaris, como los que participaron en el acontecimiento de este año; y el dinamismo imprimido a las fiestas patronales, nos conducen a pensar que, en nuestro pueblo, sus autoridades han quitado el freno de mano y puesto el nuevo motor en marcha para que no se pare, y conseguir que La Zarza, sea más conocida por los unos, y  siempre recordada por los demás; entre otras cosas, por recuperar algunas de las tradiciones perdidas en el tiempo, que fueron durante muchos años fieles compañeras, el orgullo de nuestros antepasados y el vivo recuerdo de algunos de nosotros que llevamos en la mochila el peso de un considerable número años, pero que nos sentimos con los ánimos suficientes para continuar caminando sin prisas por abandonar  la marcha, hasta que no finalice la carrera que esperamos convertirla en Maratón.

Si nuestro pueblo sigue en la dinámica actual, sus autoridades lograrán que todos los compueblanos, nos sintamos, no sólo más zarceños, sino que seamos los ciudadanos más orgullosos de su pueblo que habitan el planeta Tierra y unamos nuestras voces para gritar al unísono codo con codo:


¡VIVA MI PUEBLO!