17 diciembre 2012

UN AÑO MÁS



En éste final de año:
¿Triste o alegre despedida?

Adiós, viejo año 2.012. Sé bienvenido, nuevo y vigoroso joven 2.013.
Se nos va éste simpático año  bisiesto 2.012, y  parece que fue ayer cuando, eufóricos,  celebrábamos su esperada llegada y, ya estamos acompañándole en su partida. ¡Qué ingrato...! qué cortito ha sido; y, eso que traía un día de propina por ser bisiesto, sin embargo, se ha hecho corto. ¿Por qué pasará el tiempo tan deprisa si nosotros no lo azuzamos? No obstante, confiaremos en que, éste 2.012, -que ya nos dice adiós-, se lleve una buena parte de la maldita crisis que nos atenaza y está agobiando a los más débiles como ocurre siempre que se dan estas circunstancias; y, a ver si el nuevo año, aunque termine en 13, es más condescendiente y generoso que su antecesor, con los que ahora las están ( o estamos) pasando canutas, por no citar otro calificativo más acorde a la relidad.

Habremos de ser optimistas y confiar en la suerte para no sentir con tanta dureza el agobio que la situación actual conlleva; si bien, para los que el número 13 lo consideran maldito y no les cae bien del todo, debido a la alergia que le produce, no lo verán en positivo como deberíamos aceptarlo; sin embargo, para los mayas, era un número sagrado, representaba las 13 fases lunares, y fue ampliamente utilizado en sus calendarios sincronarios, que, por cierto ahora están de gran actualidad. Son los 13 ciclos baktun de la cuenta larga del gran ciclo maya que, algo tienen que ver con el día 21 de éste mes de diciembre (último de éste año que ya despedimos), en el que algunos agoreros predicen y predican el final de nuestra existencia en éste hermoso planeta azul que tan generosamente nos acoge y nos seguirá acogiendo por los siglos de los siglos, y en el que los afortunados por la suerte de la Lotería de Navidad, podrán seguir celebrando con eufórica alegría, sin ninguna cortapisa y seguros de que el premio obtenido les ayudará a tener una mejor calidad de vida en el futuro, sin temor a ese temido final del mundo que no es más que una fantasía, producto de la mente de unas personas inseguras e inestables con una personalidad como la veleta que está siempre del lado que sopla el viento.
El resto, también seguiremos viviendo con la misma optimista alegría, pero con menos pasta.

En las culturas de España, Grecia y los países Latinoamericanos, el martes 13, es visto como el día de la mala suerte. Se considera algo así como una especia de augurio de un mal presagio. Recuerdo de niño en el pueblo donde nací (La Zarza de Pumareda) un viejo refrán que decía: “en martes, ni te cases ni te embarques,” porque se considera un día fatídico. Hay gente con fobia a este día que, es incapaz de viajar a ningún lado por superstición.

La fobia a este día (martes y trece) se conoce como “trezidavomartiofobia”; si bien las connotaciones que se le dan al martes trece, no han tenido -ni que se sepa tienen- fundamentos científicos, por lo que sólo se trata de un mito (más bien, un mito atemorizador); y, sin embargo, hay mucha gente que lo ha tomado al revés y lo consideran como el día de la buena suerte. ¡Viva el optimismo! Sí señor...

Hay ciertas personas a las que el número 13 les resulta repelente, le temen y, hasta hablan de triscaidecafobia (miedo irracional al número 13), pues, parece ser que en la leyenda (o historia no confirmada), ésta superstición se remonta al hecho de que en la Última Cena se sentaron trece personas, y, en pocas horas, dos de ellas estaban muertas: Jesús de Nazaret y Judas Iscariote; pero, probablemente se originó en la Edad Media, por lo que está considerado como de mal agüero por lo antes expuesto. Son manías como la de no pasar por debajo de una escalera porque da mala suerte. Y, los que trabajan diariamente encima de la escalera y, un mal día se caen. ¿Les hubiera ocurrido lo mismo si hubieran pasado por debajo?

En las culturas anglosajonas, el viernes 13, o el viernes 17, en Italia, es el número fatídico.

La llamada,  friggatriscaidecafobia, (fobia específica al viernes 13), se relaciona con la captura y muerte de los Templarios que fueron quemados en la hoguera un día viernes 13 de octubre de 1,307. Precisamente, ese día acababa el poder de los monjes guerreros, pudiendo achacar esto a la mala suerte.
Personalmente, el viernes y trece ha sido para mi una constante en la vida, pues el día de mi nacimiento coincidió en 13 y viernes, lo cual me ha permitido desechar todo tipo de temores a fechas tan repudiadas por algunas personas y no estar afectado por el virus de la fobia antes citada ni creer en hechicerías ni supersticiones de ninguna clase. Por naturaleza, soy relista, pragmático y práctico; no me dejo influir por ningún tipo de agüeros. Tengo las ideas claras y,  no me afectan ni me convencen los predicadores  apocalípticos por muy estilizados que sean sus sermones. Afortunadamente, en ese aspecto estoy curado de espantos.

En algunas poblaciones se omite el número 13 en sus calles; lo mismo que hay hoteles en los que se evita utilizar el piso 13 para los clientes; sin embargo, es el número favorito de los aquelarres. Y el capítulo 13 de los Apocalipsis predice la venida del anticristo. También la Luna, da trece orbitas completas a la tierra en un año y nadie se queja.

Pero, tanto si es el 13, como si lo fuera el 17, para los afortunados con el primer premio de la lotería de Navidad o del Euromillón, el mejor número es el que de momento guardan en el bolsillo, si salen premiados. Seguramente nadie rechazará el importe del premio porque no le caiga bien alguno de esos dos números que para algunas personas son fatídicos; pero que, tratándose de dinero, no le pondrán muchas pegas para aceptar el premio, aunque termine o empiece en 13 o en 17. No obstante, aunque el número de éste año finaliza en trece, lo mejor es vivirlo con optimismo y buen humor para hacernos la vida más felíz, agradable y amena sin pensar en supersticiones de ninguna clase.

Y, para los que de una u otra forma, estáis relacionados con ese maravilloso lugar donde nací o sus gentes; espero y confío que viváis las fiestas navideñas y la salida y entrada de año con ilusión y alegría contagiosa. Para todos:



        F E L I C I D A D E S


En estas fiestas navideñas,
desde este rincón bloguero,
a todos los compueblanos
que andáis por el mundo entero
os deseo felices Pascuas
y un próspero año nuevo.
Que la salud os acompañe
y nunca os falte el dinero,
porque, aunque no sea
muy importante,
hace falta el puñetero.
Las cosas por ahora,
no andan muy bien que digamos
con esa crisis tan brutal
que a la fuerza,  todos pagamos
por culpa de ese caballero
que, por ser tan poderoso,
nos está dejando en cueros.
Que la suerte esté a vuestro lado
y el amor os sea sincero,
porque es muy necesario
para mantenerse en el alero.
Espero que la alegría
sea vuestra fiel compañera
y, tanto a la noche como al día
las convierta en primavera.
Y, a todos los lectores
de esta Web, en su cumpleaños,
les animo a seguir así
otros doscientos años;
y, a participar un poquito
para añadirle más peldaños
a esa escalera virtual que,
ahora cumple doce años
y su director general,
le echa coraje y reaños;
y, aunque ya no es un chaval,
nos está haciendo buen apaño
con el record de su originalidad
que lo ha batido hogaño,
con su pregón y su genial
felicitación del nuevo año.
Y, aunque termine en trece
el año  que ya aparece,
le dará lo que se merece,
a ese pueblo genial
que, este zarceño pertenece.
                                              


P. D.
Para los zarceños y no zarceños de buena voluntad, que estén en las distintas comunidades con lengua propia:


Bo Nadal e Feliz Aninovo.

Felices Navidades y Prósperu Añu Nuevu

Zorionak eta Urte Berri On.

Goyosas Fiestas Nabidals y Buen Cabo d’Año.

Bon Nadau e Erós An Nau.

Bon Nadal i Feliç Any Nou.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.


09 diciembre 2012

MENDIGO


                      Con los pies arrastrando
                       y medio vestido,
                       triste y desgarbado
                       deambula el mendigo;
                       suplicante a tu lado
                       sin razón ni sentido,
                       solicita una de esas monedas
                       que llevas contigo;
                       y, mirando hacia el suelo
                       sigue su camino,
                       recordando lo malo y lo bueno
                       que le está ofreciendo el destino.
                       A ratos silbando,
                       o tiritando de frío;
                       unas veces cantando
                       y otras hecho un lío
                       o bien, preguntando
                       cómo se ha metido
                       en este fregado
                       que no tiene sentido,
                       pero, ahora está  sólo,
                       triste y afligido,
                       sin saber el porqué‚
                       ni el cómo ha sucedido;
                       sin tener como el pájaro,
                       ni siquiera un nido
                       donde poder cobijarse
                       del agua y del frío.....
                       Y, sigue caminando
                       y pensando en lo mismo,
                       y, sigue mendigando,
                       y, sólo ve un abismo,
                       y se sigue preguntando
                       si esto es el civismo;
                       para unos los palacios,
                       y para otros el chabolismo.....
                       Al abrir su escuálida mano, le aparece
                       la moneda que antes te ha pedido,
                       sin saber bien si ya le pertenece
                       ni por qué hasta su mano ha venido.                                                                                                                                                                                                                                                Su alma le llora por dentro,
                       y su corazón se halla entristecido,
                       la pena le sale al encuentro,
                       y, la mala suerte que también ha tenido.
                       Él quisiera empezar hoy de nuevo,
                       quisiera cambiar su destino,
                       quisiera echarlo todo al fuego,
                       o, quizás, emborracharse con vino;
                       pero, sabe que esto no es un juego,
                       y tendrá  que seguir su camino.