La quinceañera Zarza Virtual, que durante ese recorrido ha acercado a
todos los continentes del planeta las noticias reales de nuestro pueblo, hoy me
trae a la memoria la siguiente pregunta:
¿Cómo sería ahora la Zarza real, si un “tal Manolo” -ese Manolo de la
Web-, no hubiera puesto el ímpetu,
empeño y empuje, volcados con tanto interés para que se pudiera llevar a
término ese proyecto que rondaba en su mente y albergaba su espíritu, para que
su pueblo -el nuestro-, no se quedara
atrás y fuese conocido por doquier?
Afortunadamente, le salieron bien las cosas; y, con la colaboración de algunos paisanos que
al principio le echaron una mano y ayudaron con sus escritos a tirar del carro
para seguir adelante, hoy, la zarza virtual -la nuestra, la de todos- es más
conocida por todo cuanto guarda almacenado en la Web, al alcance de quien
quiera hacer uso moderado de ese servicio gratuito, ordenada y meticulosamente
bien documentado, que está a su disposición permanentemente, y que gracias a
Manolo, se conserva en sus bodegas.
¡Bravo, Manolo...!
Bonita jugada y magistral lección de humildad la tuya, al mantener en
silencio el esfuerzo y quebraderos de cabeza que supone la fundación y
mantenimiento de una Web, que como la tuya, aunque privada, es de todos los
zarceños de bien, que se sienten identificados con tu labor durante estos
largos quince años.
El Largo peregrinar por el recorrido de ese serpenteante camino, no
siempre cubierto de rosas, que te ha restado muchas horas de sueño y tiempo
para dedicárselo a los tuyos y tus quehaceres, conlleva el merecido
reconocimiento hacia tu persona por parte de tus paisanos que, afortunadamente,
disponen de una puntual información de La Zarza, que si no hubiera sido por la
labor realizada por ti, carecerían de ella.
Yo tuve conocimiento de la existencia de la web, por casualidad,
cuando ya llevaba doce años a pleno rendimiento y, me impresionó su calidad y
contenido la primera vez que entré en ella, tanto por la gran cantidad de
materia almacenada, como por el orden que imperaba en la estructura de su
contenido.
Ésta sensación tan grata, ya la he expresado en alguna otra ocasión,
por lo entrañable que me resultó verme rodeado de los más tiernos recuerdos de
mi alegre infancia; pues, para mí, volver a mis raíces al tener noticias vivas
del lugar donde nací y de niño correteaba por sus calles embarradas
viviendo a mi libre albedrío la infancia
más feliz que pueda vivir un niño, era revivir una ilusión pasada que me aportó
los más gratos momentos vividos en el pueblo, en una infancia que nada tiene
que envidiar a la de los niños de la tablet y el ordenador -que, por razones de
edad, a nosotros nos resulta ahora más dificultoso su manejo-, el ordenador
portátil -la pizarra- que nosotros
utilizábamos con gran pericia, la manejábamos de maravilla y la limpiábamos con
la mano y un poco de saliva ecológica. ¡Eh!, que sí.
Cada vez que leo los comentarios que le hacen a mis colegas algunos
lectores sobre los temas que aparecen en la Web, me evocan algo grato
relacionado con los dulces recuerdos de mi niñez y los amigos que se hacen a
esa edad y son para siempre, aunque, no siempre se puedan ver con la frecuencia
deseada.
Sé bien, que a los de mi edad nos queda menos recorrido en el camino
que a las generaciones posteriores; pero la vida es así de hermosa y
gratificante, que nos permite disfrutarla y almacenar en la memoria todas las
vivencias que en la infancia nos resultaron tan gratas, y ahora nos afloran a
la mente para nuestro regocijo y nos ilusiona su recuerdo; como lo prueban los
comentarios de Paco, Manolo, Félix, por citar unos ejemplos, aunque son muchos
más y tan buenos como ellos, que, gracias a la Web, disponemos de ellos.
Esos “chavales” -de entonces, hoy
abuelos- que siguen conservando tal lozanía mental que les permite seguir
siendo jóvenes hasta el día de su partida, porque son unos jacarandosos
irreversibles, cuyo optimismo les rejuvenece y aumenta su calidad como
personas; en su mayoría, son los que animan el cotarro y dan vida a la vida de
la Web con su buen hacer.
Por eso, y por muchos más motivos -muchísimos-, tienen mi
agradecimiento y el más sincero reconocimiento a su desinteresada labor,
además, de porque ellos son mis amigos y yo lo veo así, sin necesidad de
ponerme las gafas que a mi edad necesito para ver de cerca.
Y por esos mismos motivos, Manolo, autor y motor de la buena marcha de
la Web, también lo tiene y quiero expresárselo desde éstas líneas, y me gustaría
que el resto de compueblanos se sumaran al mismo y demandaran a nuestras
autoridades locales un merecido reconocimiento oficial en forma de homenaje a tan
insigne personaje, por la labor realizada al frente de la Web durante los
últimos quince largos años, que,
mediante un simple teclado, ha hecho popular y famosa La Zarza de Pumareda, con su tenaz y
contundente ahínco en hacer llegar los acontecimientos del pueblo a todos los
zarceños y simpatizantes de La Zarza, independientemente del lugar donde
residan.
Soy consciente, de que hubo otros colabores que en el arranque de la
Web aportaron su granito de arena y formaron equipo con Manolo, para que
saliera adelante el proyecto y merecen el correspondiente reconocimiento, pero,
personalmente, creo que éste es el momento de Manolo; a los demás, también le
llegará el suyo e intentaré -como ya lo he hecho en alguna ocasión- apoyarlos lo mismo que ahora lo hago, para que a
nuestro primer bloguero se le reconozca oficialmente la continua labor
realizada sin pausa desde su fundación.
Mi Bienvenida a los dieciséis años a la Web zarceña; y, bienvenida sea también, la fecha 01. 01 .01,
que trajo a nuestro pueblo el hito que jalonará el camino a seguir por las
siguientes generaciones.