27 diciembre 2014

BUEN VIAJE, 2.014

¿Ya te vas, 2.014? No tengas prisa.
Ahora que ya hemos pasado juntos las Navidades tan armoniosamente a pesar de que no nos haya tocado la Lotería (pero, no por ello perderemos la esperanza en la siguiente), y estamos tan animados confiando en que nuestros políticos ¿ya están arreglando el país?, y se nos acabarán los problemas en un santiamén, tú tomas las de Villadiego y sin esperar a ver los resultados decides marcharte así porque sí; ¡pues, qué bien!. Así da gusto. Por lo que veo, aquí, cada uno hace lo que le da la gana sin contar con los demás. Eso no está bien, majete. Podías haber preguntado a mis paisanos qué pensaban, y llegar a un acuerdo armonioso; pero, no; por tu propia cuenta decides irte y punto final. ¡Viva la democracia! Ya veo que para ti, la opinión de los demás no cuenta para nada.
Con lo a gustito que estábamos aquí contigo por lo bien que te has portado con nosotros, y ahora te vas, después de que, desde hace muchos, muchos años no hemos tenido un año tan calentito como tú, y así por las buenas, te nos vas y nos dejas aquí solitos. ¡Qué bonito…!

¿Por qué tienes tanta prisa? ¿No te hemos tratado bien? ¿No has estado a gusto entre nosotros? ¿Tienes alguna queja?
¡Oye…!, que tenemos un libro de reclamaciones a tu disposición por si quieres dejar expuestas tus quejas,  y, puedes estar seguro de que serán atendidas con todo rigor.
Cuéntame lo que te pasa e intentaré ayudarte, pero no te vayas todavía, no te vayas por favor, que nos vas acortando la vida, sin dejarnos una solución.

Ya sé, mi buen amigo, 14, que el 15 que nos traes para sustituirte, es le simpático número de la Niña Bonita por todos conocido, pero tú te has portado estupendamente con nosotros y nos gusta tu compañía; además, los años como tú, resultan siempre simpáticos y son bienvenidos. Alarga un poco la demora. ¡Qué más te da!

Por otra parte, yo no sé 2.014, si no has sido un poco más corto que tus antecesores o me lo ha parecido a mí. Tengo la impresión de que  te has pasado a la velocidad del rayo, sin apenas enterarme. Bueno, quizás, es una apreciación errónea de que los años se me pasan más de prisa cada uno de los que van llegando. ¿Por qué será? Ya me lo contarás.

Hace un par de días, hablando con amigo mío de lo veloz que pasa el tiempo, éste me comentaba: este año tan simpático y agradable se me está pasando muy rápido, pienso que, aunque no tiene alas, el tiempo se pasa volando y la vida se nos esfuma, se nos va pasando cada vez más de prisa sin apenas enterarnos. Me decía que para él, la vida es como un rollo de papel higiénico, que, a medida que se va acercando el final, más de prisa se termina. ¿Será cierto? ¿Tú tienes algo que ver con esto, 2.014?

Por eso, mi querido colega, te pregunto: ¿Por qué no te has  alargado un poco más, si en tus manos estaba la posibilidad de hacerlo? Podrías haber adoptado el efecto chicle (estirarte un poco), aunque solamente hubiera sido un poquito cada día; nada, un par de horitas de nada que apenas se hubieran notado, así estaríamos más animados los humanos y nos sentiríamos más optimista. Total, a ti te eso no te suponía nada y a nosotros nos hubieras hecho un favor. ¿O no…? Pues eso, que lo sepas.

Oye, 2.014, ya sé que te tienes que ir pronto, pero espera un poco, solo un poquito más, no corras tanto que puedes tropezar y hacerte daño sin necesidad, no te vayas todavía, no te vayas por favor y despídete de mis paisanos con una sonrisa y buen humor.

Deséales mucha buena suerte a todos, y, recomiéndale  a tu colega 2.015, que les traiga paz, salud y prosperidad. Y que, como es tan corta la vida, la vivan con intensidad, para que entre ellos reine la paz, la armonía y el bienestar. Que tengan una feliz salida y entrada de año y la vivan con ilusión como han vivido la Navidad, porque es una fiesta entrañable que nos debe regocijar y unirnos en el entorno familiar acompañados de optimismo y una sonrisa sin par.

Y, ya que dadas las circunstancias, ahora no puedas hacer nada por solucionarlo, porque se te acaba el tiempo, te tienes que marchar y te has distraído en los laureles, por lo menos, dile a tu sustituto 2.015, que no sea perezoso y disimuladamente, se estire un poquito cada día y verá lo contentos que nos quedaremos  las gentes de mi pueblo que, siempre hemos sido muy agradecidos con los que se portan bien con nosotros. Y, no solo los de mi pueblo. Hay muchos más. No te olvides de decírselo. Gracias

¡Ah! Sí, se me olvidaba:
Antes de marcharte dile a mis paisanos que tu despedida la deben celebrar con optimismo y alegría familiar; y para seguir la tradición, con polvorones, vino de la tierra, turrón y champan;  que no falten en ningún hogar, las típicas  obleas charras ni las almendras “Garrapiñás” porque las costumbres de los pueblos, las debemos conservar; y, no porque pasen los años las tenemos que olvidar.

Y, nada más, 2.014; ya sé que te tienes que marchar y no puedes seguir esperando más.
Que lo pases bien en tu nueva andadura y encuentres la calma y la felicidad.
Te agradezco la compañía que nos has sabido dispensar;  así que, te deseo un buen viaje.
Y, sin ninguna prisa; ya nos veremos en el Más allá.
¡Adiós, compañero de fatigas! Un saludo muy cordial de éste tu amigo incondicional…


Bien venido 2.015.
Te esperamos con ilusión y optimismo. Confiamos en que tu presencia nos sea tan grata como lo ha sido la de tu predecesor que por razones personales, ya  se tiene que marchar; aunque no es por culpa del Gobierno, a pesar de que algunos se la quisieran echar. El Gobierno es culpable de otras cosas, pero no lo puede remediar. ¡Qué le vamos a Hacer, la vida es así, y así la tenemos que llevar: Con alegría y optimismo, y, sin prisas de marchar.

A todos los compueblanos y simpatizantes de La zarza que habéis celebrado con euforia la fiesta de “La Navidad” o, San Esteban, aquí en Cataluña, que es de mucho celebrar: mucha felicidad para todos  en lo que queda del año y en toda la eternidad. Y, paz en la tierra a toda la humanidad.



04 diciembre 2014

ÉXODO RURAL

Desde los comienzos del peregrinar del Homo Sapiens por éste nuestro maravilloso planeta Tierra, y posterior dedicación a la agricultura y explotación de la ganadería, el ser humano se fue haciendo gradualmente  cada vez más sedentario. Como consecuencia de ello fueron apareciendo las primeras comunidades, pequeñas al principio, pero que luego, dieron origen a las ciudades que con el paso del tiempo se fueron agrandando hasta convertirse con el transcurrir de los siglos en las grandes metrópolis de la actualidad que hoy son tan frecuentes, y, a lo largo y ancho del planeta que tan generosamente nos cobija, como consecuencia de la industrialización y la actual globalización, nos han sumido en la mayor de las pesadillas que afectan a nuestra propia existencia: La contaminación.


La necesidad humana de sociabilidad, es genética, y como tal, hereditaria; lo que nos lleva -como a determinados animales que también lo son-, a vivir en comunidad con los pros y contras que ello conlleva, sobre todo, cuando la población se convierte en una gran metrópoli con visos de agravar cada día más y más las negativas consecuencias que genera la convivencia masiva de personas en espacios pequeños y en proximidad cercana.


La gran metrópoli aporta entre otras muchas, la ventaja de concentrar en un espacio relativamente reducido todo lo necesario para la convivencia y subsistencia en comunidad, disponiendo de cuantos servicios y demás bienes comunes necesitamos los humanos; por el contrario, toda acumulación de personas más o menos bien organizadas en espacios reducidos, trae consigo toda clase de contaminación inimaginable; algo que en las pequeñas poblaciones no se da en grado tan considerable.

Disponer de buenos hospitales, colegios cercanos, farmacias , cines, teatros, y un largo etcétera que tenemos a nuestro alcance en la ciudad, reconforta nuestra existencia y nos aporta una cierta calidad de vida en ese aspecto, de la que se carece en las pequeñas poblaciones, especialmente en el sector rural; sin embargo,


estas últimas nos ofrecen otra mejor calidad de vida en otros aspectos, tales como la menor contaminación atmosférica y fluvial,  contribuyendo con ello a que el medioambiente en términos generales, sea más favorable a nuestra salud que nos permite respirar un aire más puro o menos contaminado que en la metrópoli -como muestra fotografía superior-, mientras

contemplamos la limpieza del claro cielo que nos permite ver con extraordinaria nitidez la inmensidad sideral y las estrella que en ella ocupan su lugar en el espacio para nuestro deleite; cosa que en la gran ciudad, hoy en día, es materialmente imposible, gracias a la mano del hombre “civilizado”  en comunidad.


Solamente hay que comparar el cielo nocturno de nuestro pueblo con el de Madrid o Barcelona aquí en España, o, el de  Pequín, Moscú, México DF, Tokio, Río de Janeiro, Nueva Deli…, en otros continentes en los que a los niños en el colegio les dicen que hay estrella en el firmamento, pero que ellos no

las han podido ver con sus propios ojos, gracias a la contaminación ambiental que les asola formando una cortina que les impide poder observarlas como si las miraran a través de un cristal empañado.

En la actualidad, la gente, en términos genéricos, tiende a dejar los pueblos para acudir a las ciudades esperanzados en encontrar una más y mejor calidad para su vida, cuando en realidad, eso no es una realidad, sino un mito aupado por la carencia de servicios mínimos necesarios de los que carecen en su pueblo, que les hace sentirse desprotegidos y en inferioridad respecto a los habitantes

de la ciudad, lo que les lleva a refugiarse en la metrópoli con la sana intención de mejorar su calidad de vida, de forma muy especial cuando el paso de los años nos aproxima a la meta de partida en la que en el último recorrido, se hace necesaria una atención médica de la que, generalmente, se carece en los pueblitos

pequeños. A esa es a la realidad que aspiran, pero, no es esa la realidad que siempre encuentran; lo que sí encuentran siempre en la gran ciudad -salvo excepciones-, es desilusión y añoranza de lo que dejaron atrás, pero se conforman con la decisión tomada como mal menor y se aguantan con lo que ahora tienen, pero no tienen lo que

verdaderamente quieren. Lo que en realidad quieren, es que en su pueblo tengan lo que tienen en la ciudad y en el pueblo carecían de ello, especialmente la gente mayor que en los pueblos no dispone de las ayudas necesarias que la edad va requiriendo con el paso de los años; algo que, si nuestros gobernantes (todos)


tuviesen visión de futuro, una mente más aguda y la voluntad necesaria para ello, podría estar al alcance de todos en todas partes, en vez de “almacenar” a las gentes en grandes metrópolis en las que la deshumanización campa a sus anchas y encuentra el caldo de cultivo para todo tipo de desmanes, aunque esto no nos agrade reconocerlo porque es un error humano de carácter voluntario, cuando, precisamente, es el ser humano el único responsable de esas anomalías que tienen solución, si la voluntad que se requiere para ello se convierte en realidad.


Una buena muestra de ello son las fotografías bajadas de Internet que acompañan este escrito y reflejan con nitidez la realidad de la "cruda realidad" que deliberadamente hemos generado los humanos con nuestro anómalo comportamiento.


Quizás, deberíamos ser más reflexivos con nuestro anterior comportamiento y, mirándonos al espejo, meditar y tratar de encontrar soluciones -que las hay- para este gran problema que nosotros mismo hemos




creado en nuestro entorno y tan perjudicial resulta para nuestra salud, como es la contaminación que nos rodea, y, de una vez por todas acariciar una nueva vida, como muestra la última de las fotografías al pie de estas líneas y demos un nuevo impulso a nuestro, hasta ahora poco acertado comportamiento respecto al medioambiente y la masificación humana en espacios

reducidos, olvidándonos del campo y de los pequeños pueblos que han sido el origen del propio ser humano que tan desconsiderado es con el origen de su existencia y con el legado recibo de nuestros antepasados.