27 marzo 2013

AL VOLANTE


CAMBIOS DE DIRECCIÓN Y DE SENTIDO DE LA MARCHA





Hoy, reanudaré el tema de la conducción que lo había dejado abandonado, continuando con las maniobras de cambios de dirección y de sentido de la marcha que son bastante frecuentes en la conducción diaria, sobre todo, cuando circulamos en poblado que es donde, generalmente, se desarrolla la mayor densidad de circulación; y, también son unas de las que más incordian a los usuarios de la vía cuando el que la realiza no la señaliza correctamente, cosa que ocurre muy frecuentemente, o bien omite la señalización, que, también es frecuente.

En nuestro lenguaje común es fácil y muy corriente confundir la dirección con el sentido; si bien, son distintas.

La dirección, es la vía por la  vamos circulando; por lo tanto, el concepto es estático; mientras que el sentido, el concepto es dinámico, ya que se trata de la trayectoria que sigue nuestro vehículo circulando por la vía, independientemente de que sea recta o tenga muchas curvas, pues el vehículo sigue la trayectoria que le impone el camino. Por tanto, un cambio de dirección es cambiar de vía, abandonar la que estamos utilizando e incorporarnos a otra; o sea, entrar en otra calle o carretera distinta, salirnos de ella, no importa que sea a la izquierda o la derecha o, siga paralela a la que veníamos circulando; mientras que, cambiar el sentido de la macha, supone permanecer en la misma vía por la que venimos circulando, pero, dar media vuelta, es efectuar un giro de 180º; o sea, no salirnos de la vía.

Tanto los cambios de dirección como los de sentido requieren un aviso previo y claro al resto de usuarios de la vía para no sorprenderlos ni entorpecer la normalidad de su marcha o generar un peligro mayor del estrictamente necesario que conlleva la maniobra. De ahí, que la obligatoria señalización no tiene que prestarse a equívoco.

Cambios de dirección.
El conductor de un vehículo que pretenda cambiar de dirección (girar a la derecha o la izquierda) deberá comprobar previamente mirando hacia delante en primer lugar, para asegurarse de que la maniobra es posible en el lugar que se dispone a efectuarla,  que, no hay señal que lo prohíba y que la norma lo permite; que las distintas corrientes circulatorias que rodean la situación no lo impiden; , observará mediante los correspondientes espejos retrovisores que, la maniobra que pretende llevar a cabo, es propicia, y después, señalizar con claridad y antelación suficientes e irse situando a continuación en el lugar de la calzada que le corresponde para efectuar el giro con la mayor seguridad que permitan las circunstancias; absteniéndose de realizarla de no darse estas circunstancias. También se abstendrá de realizar la maniobra cuando se trate de un cambio de dirección  a la izquierda y no exista visibilidad suficiente para realizarla como establece la norma; ya sea por condiciones climatológicas o ambientales, o porque la orografía del terreno u otras circunstancias no nos permitan ver a suficiente distancia como para hacer la maniobra con la seguridad que se requiere.

Téngase siempre en cuenta que los espejos retrovisores exteriores alejan y empequeñecen los objetos y no nos facilitan un cálculo adecuado de las distancias.

En el giro hacia la izquierda (cambio de dirección a ese lado), una vez señalizada nuestra intención de desplazarnos, nos iremos situando gradualmente hacia el centro de la calzada sin invadir la parte correspondiente a los que circulan en sentido contrario al nuestro, que, siempre se verán afectados por nuestra maniobra y si es necesario, nos detendremos sin rebasar el eje (o la línea divisoria si existiera), que dejaremos siempre a nuestra izquierda, incluido el cruce al efectuar el giro (salvo que la vía sea de un solo sentido de circulación, como establece la norma de la que todos deberíamos ser sabedores, que nos obliga a situarnos al lado izquierdo de la vía por la que circulamos); para ello, téngase toda la paciencia necesaria para  esperar el tiempo que haga falta hasta que pasen todos los vehículos que vengan de frente, y no pensar que “me da tiempo”, porque son muchos los accidentes producidos por no tener el temple necesario para , o no saber calcular la distancia y velocidad del vehículo que viene en sentido opuesto al nuestro hasta que resulta tarde.

En el supuesto de que la calzada disponga de tres carriles para los dos sentido; el conductor que pretenda girar a la izquierda, se situará con antelación suficiente en el carril central para efectuar la maniobra citada.

En vías interurbanas, los ciclos y ciclomotores de dos ruedas (téngase bien en cuenta este detalle y, recuérdese que las bicicletas y ciclomotores, “siempre” que lo hagan por carretera, circularán lo mas arrimados posible a la derecha), si no existe un carril especialmente acondicionado para el giro a la izquierda “deberán” situarse a la derecha, fuera de la calzada siempre que sea posible, e iniciarlo desde ese lugar cuando las circunstancias sean propicias.

Carril de deceleración.

Para abandonar una autopista, autovía o cualquier otra vía, los conductores que tengan que hacerlo por este carril, deberán circular con suficiente antelación por el carril más próximo a la salida (por el de la derecha) y penetrar lo antes posible en el carril de deceleración, si existe.

Como es bien sabido, la señalización la efectuaremos con los indicadores de dirección (intermitentes) como establece el Reglamento de Circulación; si bien, si las circunstancias lo aconsejan, podemos también hacerla con un sigo adecuado del brazo más próximo a la ventanilla del conductor, estirándolo horizontalmente para anunciar el giro hacia la izquierda  y levantarlo formando un ángulo recto para notificar el desplazamiento a la derecha.
Si conducimos una motocicleta, y la señalización la hacemos con el brazo, la podemos hacer indistintamente con cualquiera de los dos brazos. Se trata de que la señalización sea percibida a tiempo y con claridad por los usuarios de la vía a los que va dirigida. En éste caso, si señalizamos con el brazo derecho lo extenderemos horizontalmente para anunciar el giro a la derecha y lo levantaremos para señalizar el desplazamiento hacia la izquierda.

En el supuesto de señalizar con el brazo, deberemos saber que, ésta señalización prevalece sobre la señal óptica luminosa efectuada con los intermitentes y, en el supuesto de que existiera contradicción entre ambas, la que se tendría en cuenta, sería siempre la hecha por el conductor con el brazo, ya que es preeminente. No olvidarlo.

Para no alargarme demasiado con el tema, el cambio de sentido lo dejaré para la próxima entrada.

Sólo recordar que las infracciones a todo lo relacionado con el tema de hoy tienen la consideración de graves. ¡¡¡Al tanto...!!!

20 marzo 2013

INVESTIGACIÓN GENÉTICA



Durante muchos años, las religiones han influido, supervisado y condicionado la investigación de los científicos hasta llegar a marginar (por decirlo de forma suave) a algunos de ellos, por el sólo hecho de no compartir la línea de pensamiento que la Jerarquía eclesiástica imponía a sus seguidores.

Las grandes fortunas de que disponían (y disponen) algunas de las religiones, no siempre conseguidas por métodos ortodoxos, le permitían doblegarle la voluntad asu antojo a algunos estudiosos si éstos no genuflexionaban ante los clérigos gerifaltes de la época que tenían el poder en sus manos y frenaban (y, aún siguen haciéndolo) sus investigaciones si no les resultaban de su agrado porque iban en contra de sus intereses.

Hoy, tenemos un  recién elegido Papa de Roma que apunta otros horizontes y no parece encarrilarse por ese sendero que debió quedar atrás hace mucho tiempo. Francisco, da la sensación de que pondrá a su iglesia 
( la de los pobres) en el lugar que le corresponde, pero, también lo intentó Juan Pablo I, y su desenlace sigue siendo una incógnita, o un misterio, según por donde se mire, que, con la información de que disponemos al respecto, se presta a todo tipo de interpretaciones.

En la más rabiosa actualidad, la ciencia (la biología que es la ciencia que trata de los seres vivos), mediante la rama de la genética, está llevando a cabo una acertada y bien estructurada meticulosa investigación sobre el genoma humano, que, sin necesidad de ser muy optimistas, nos lleva a ver con cierta realidad y regocijo que sus avances en el campo de la investigación, nos encaminan sin lugar a duda hacia un mundo menos malo, sin llegar posiblemente a la perfección, pero que más bien pronto que tarde, sus resultados nos conducirán al Estado del Bienestar que todos nos merecemos.
Estas investigaciones, que últimamente nos están mostrando los avances logrados en materia de salud cuyos resultados han conseguido salvar vidas y erradicar enfermedades, en algunos casos son todavía, en la actualidad obstaculizados por ciertos clérigos que siguen anclados en el Medievo y no logran evolucionar a pesar de que las circunstancias son otras muy distintas.

El estudio científico y su aplicación de las células madre con fines curativos es digno de encomio, y, sólo los fundamentalista religiosos sin mucha consideración hacia la sociedad a la que pertenecen, se oponen a su desarrollo y aplicación.

Las células madre que, con tanto acierto se están investigando y tan sabrosos resultados está dando esta investigación, están permitiendo que algunas enfermedades incurables puedan ser reversibles, aportándoles una calidad de vida digna de todo ser humano a quien la padecía.

La célula, es una minúscula parte de nuestro cuerpo que, podríamos definirla como la unidad morfológica y funcional de todo ser vivo, que a su vez, es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo.

 Yo no voy a entrar en términos científicos para los que no estoy cualificado, sino en la influencia que han tenido y tienen las religiones en el desarrollo de la ciencia cuando ésta no le es afín. Sin embargo, considero que todo lo que la ciencia logre a favor de la salud de los seres vivos (de todos) debería ser bien recibida por todos y quitarnos de encima esa “joroba” de complejos que nada dice en nuestro favor como personas.
Si una madre con un hijo que tiene una enfermedad incurable, puede solucionarlo con la aportación de otro hijo y salvarle la vida o evitarle el sufrimiento. ¿Quién tiene autoridad para negárselo? Solamente porque los mandamases de una cierta religión no estén de acuerdo ni vean más allá de sus narices en ésta materia; ¿ese hijo tiene que morir anticipadamente o sufrir un duro calvario durante toda su vida? ¿Esto es justo? ¿Puede haber algún Dios de alguna religión que, como Padre, quiera algo malo para su hijo?  El mío, no.

Seamos realistas. La vida que nosotros conocemos aquí en la tierra es maravillosa, y, todos, absolutamente todos tenemos derecho a disfrutarla en igualdad de condiciones sin que nada ni nadie interponga cortapisas a nuestra voluntad, ni se deben torcer sus derechos solamente porque alguien trate de imponer unas creencias religiosas que condicionan el desarrollo de la ciencia y se apartan en algunos casos de la más elemental norma de convivencia. Para ello, deberíamos todos enfrentarnos abiertamente a estas posturas poco respetuosas,  olvidándonos e independizándonos sin ningún temor de las arcaicas y ancestrales religiones de cada persona y pensar un poco en la colectividad humana, si es que queremos lograr un futuro digno y que nuestro paso por la tierra pueda ser recordado con agrado por nuestros descendientes como algo de lo que se sientan orgullosos, pues, lo que está claro y se demuestra a pasos agigantados, (nos guste o no nos guste)  es que, no tardando mucho, la ciencia irá reduciendo el campo de la creencia en favor de la investigación genética, porque ésta, en un futuro no lejano, creará el ser humano casi perfecto y se conseguirá una inteligencia muchos miles de veces superior a la actual; para lo cual, habrá que irlo preparando sin pausa, pero progresivamente, para cuando llegue el momento, y, sin ningún temor, situarlo en una sociedad acorde a las circunstancias; pues, estamos ya en una época en la que la investigación genética promete un futuro halagüeño y, no parece acertado permitir las diferencias actuales, sino más bien ir creando paulatinamente un estado del bienestar que contraste con los augurios que nos proporcionará la biología en el futuro mediante la rama de la genética que ya cuenta con el avanzado estudio del genoma humano a través del cual, la medicina y la técnica, le proporcionarán a la humanidad, unas posibilidades incalculables que en la actualidad no posee; pues, en éste momento, con los medios de que disponemos y los conocimientos que tenemos, prácticamente estamos entrando en la edad de piedra con respecto a lo que será el futuro de la genética en ese aspecto, aunque nos parezca que nuestra tecnología actual es muy sofisticada, pero, no es más que un rudo artilugio comparándolo con el futuro no lejano. Por lo que se hace necesario ir allanando el camino para cuando llegue el momento, no sólo de que el hombre sea casi perfecto (que lo será), sino de que dispondrá de unos medios tan sofisticados que, la sociedad actual con su tecnología, será tan arcaica y desfasada como la quijada del asno con la que en la Biblia se nos dice que en el Paraíso, utilizó como arma Caín, para matar a su hermano porque no le caía simpático.

01 marzo 2013

REFLEXIÓN


Motivos ajenos a mi voluntad, se han acaparado del tiempo que yo disponía para comentar en esta web zarceña desde el blog “Sintonía” algunas de mis opiniones y forma de entender la vida; no obstante, he intentado seguir (aunque, esporádicamente) los comentarios que en ella reflejan otros blogueros y colaboradores; así como estar al día de los aconteceres del pueblo.
A pesar de que, últimamente, (ya sé que estoy jubilado), las ocupaciones no me permitían dedicar el tiempo suficiente a escribir con calma en la web, he leído los escritos de los demás.
En breve, seguiré tratando el tema de la conducción, circulación y seguridad vial, que lo dejé inconcluso, reanudándolo en el tema correspondiente y, ya sin parar, hasta haber tocado todos y cada uno de los temas que nos afectan a los conductores y demás usuarios de la vía pública; en la esperanza de que le pueda ser de utilidad a alguien.

Y, como tenemos el país un poco revuelto con tanto político mintiendo  a destajo y tanto chorizo (no me refiero a los de guijuelo), mejorando su calidad, a continuación expongo mi opinión  personal sobre lo que entiendo por política

¿POLÍTICAS?

Políticas no, por favor. “POLÍTICA”

Pues sí; política sí. Podrá parecer contradictorio pero política sí. Nos guste o no, en la actualidad todo es política; política buena o política pachanguera y de poca calidad, pero, política en definitiva. No la política que ha descangallado el sistema, sino una política hecha por gente honrada para gente honrada.
Hoy por hoy, todo lo que nos rodea y mueve los hilos de nuestra sociedad, es política. Pero: ¿Qué clase de política? ¿Política de mercadillo o política de alta gama?

La política que prima en la actualidad en nuestro sufrido país, no parece una política de academia elitista, mas bien parece de rebajas de otoño, a la que como a los árboles se le cae la hoja y deja mustiamente las plantas.

¿Qué finalidad persigue ésta política que están llevando a cabo nuestros representantes y tantos quebraderos de cabeza nos está costando a los contribuyentes?.
¡Ahí está la clave...! Es una incógnita.

Pero, vayamos a la raíz: ¿Qué es la política?
Política, -del griego-  politikós, -igual a ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad- es el proceso por el cual el uso de la fuerza coercitiva es legítimo.

El término político, politólogo fue ampliamente utilizado en Atenas a partir del siglo V antes de Cristo en parte gracias a la obra escrita con bastante anterioridad por Aristóteles y titulada precisamente, política; en la que definía al ser humano como un animal político y que a lo largo de los tiempos le ha servido a más de un politólogo y antropólogo como ejemplo y fuente para fundamentar su inspiración.

Desde muy antiguo, la política ha sido y seguirá siendo el arte de lo posible. Sí, la política es un arte: El arte del malabarismo.” El arte de manejar conceptos para deslumbrar al oyente o al lector. El arte del embaucamiento  colectivo, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado; de ahí, que los ciudadanos normales, como desgraciadamente nos ocurre a los españoles, generalmente, sin una larga tradición democrática y escasa formación política como ocurre en nuestro país, teman involucrarse en las tareas del gobierno del Estado, y los que sí lo hacen, carecen en buena parte (no todos afortunadamente) de la responsabilidad que se requiere para esos menesteres; y, en una considerable proporción, les escasea la formación necesaria que para desarrollar esa actividad se precisa. Sin contar con la falta de escrúpulos que una minoría muy minoritaria (por suerte) ha demostrado tener a la hora de administrar los recursos comunes que los ciudadanos le han encomendado gestionar, como ha quedado bien patente últimamente con tanto mangante, estafador, defraudador y corrupto que abunda a lo ancho y largo de nuestra geografía en todas las Administraciones Públicas que conforman el Estado.

No sé si acertada o equivocadamente, pero en el espectro político todas las ideologías se concentran en dos dimensiones: la económica y la social, que, ni han congeniado ni posiblemente lleguen a conseguir congeniar en el futuro a corto o medio plazo.
Con buen criterio, o erróneamente, en la dimensión económica se integran (yo diría que se le han endosado a voleo y sin mucha reflexión) dos ideologías totalmente opuestas, que son las causantes de la falta del entendimiento entre los humanos: la izquierda y la derecha que forman una línea horizontal. La dimensión social está formada por otras dos antagónicas ideologías también opuestas: autoritarismo - liberalismo formando una línea vertical.
Juntas ambas dimensiones, según una vieja teoría (a mi juicio no muy acertada) integran el mal llamado mapa ideológico que conocemos y por el que nos regimos para encuadrar o encasillar a cada uno en uno u otro lado del espectro político, en el que personalmente yo no creo, y, en el que podemos encontrar (teóricamente) los cuatro grandes grupos que hoy conocemos como: totalitarismo, conservadurismo, socialismo y liberalismo, considerándose el punto donde se cruzan como el centro político que nadie sabe donde empieza ni donde termina ni cuál es su ideología.

Por razones obvias, no voy a entrar a definir cada uno de ellos porque ahora no toca, como dirían los políticos escurridizos cuando les incomoda la pregunta que, en el cumplimiento de su deber le, formula  algún informador avispado en el momento en que no le apetece o no le conviene responder como sería su obligación; solo diré que este reparto en cuadrantes del circulo político, tradicionalmente, ha sido y es convencional y hecho a la medida para que se adapte a los intereses de los partidos políticos, especialmente a la de los mayoritarios con opción de gobernar; por lo que no parece muy acertada esa línea partidista para definir con escrupulosidad y nitidez los límites y las lindes de cada ideología; por eso, a mi, personalmente, me gustaría saber dónde realmente empieza y dónde termina cada una de ellas.

La aberración (ese grave error del entendimiento) a la que se aferran algunos ideólogos, hace prácticamente imposible un razonamiento racional entre distintas líneas de pensamiento diferente, abriendo entre ambas una brecha nada fácil de rellenar. Y no parece posible lograr a corto o medio plazo un entente ideológico que acerque las distintas posturas para unificar criterios y tomar decisiones comunes que favorezcan a los ciudadanos; más bien, parecen antagonismos redomados e irredentos en líneas divergentes, que, más que desviarse y apartarse de la normalidad que constituye la realidad de la sociedad, lo que debieran perseguir es esa necesaria unificación no ideológica, pero sí racional para lograr los fines que la “Política” persigue y la sociedad demanda.

Todas estas imposiciones heredadas del pasado remoto se deberían adecuar a la actualidad que con el paso del tiempo ha experimentado, unos más que cualitativos y cuantitativos cambios, dejando a un lado la vieja y rancia tradición un tanto arcaica de la definición política que encajona en uno de los cuadrantes antes citados a las personas que no siempre están en el lugar que debieran, si la sinceridad fuese su norte y los interese no les condicionaran.

Es sabido que la ciencia política-social estudia de forma más o menos académica las técnicas de análisis político, pero, ¿cómo las aplica? Los profesionales de esta técnica que conocemos como politólogos, son los que deben formar y asesorar a los políticos en activo (otra cosa es que los escuchen) y estos, basándose en sus conocimientos del tema y fundamentándose en las técnicas y los análisis políticos de los primeros, aplicarlas con equidad para lograr un mejor bienestar de la sociedad a la que sirven y pertenecen; pero, no siempre esto se convierte en realidad. La realidad, últimamente, más bien está tomando una deriva que se aleja por completo de lo que es la realidad.

Desgraciadamente, en nuestro país (ni en ninguno) no hay una Política; lo que existe y persiste en la realidad son las políticas partidistas y parcelarias y cada uno barre para su parcela. Así nos va la cosa.

Si existiese una Política a nivel global, no habría guerras, miseria, injusticias, desigualdad, dictaduras, fundamentalismos, hambre.....

Todos los políticos hacen muchas promesas. ¿Cuántas cumplen? Alguien se ha preguntado, ¿por qué mienten los políticos?; ¿por qué carecen de credibilidad?. La pregunta tiene una sencilla y fácil respuesta: ¿Acaso sirven para algo más? ¿Saben hacer otra cosa? ¿por qué se ha descangallado la Politica "con mayúscula", convirtiéndose en el arte de mentir que nuestros representantes practican con asiduidad y tan hábilmente, y, en el "y tú más" que está tan de moda? ¿Quién es el responsable o responsables de éste desaguisado?

Si verdaderamente nuestros gobernantes y dirigentes de los partidos políticos que tan caros nos cuestan a los ciudadanos normales, tanto los que forman la oposición como los que temporalmente ocupan el poder, fuesen políticos de verdad, auténticos repúblicos como tendrían que ser: ¿Estaríamos como estamos?
No obstante, aún podemos estar contentos, porque si con el paso del tiempo llega a prosperar la idea de algunos, se desguañangaría el sistema y pronto nos convertiríamos en Reinos de Tifas y el descalabro aún sería mayor, las desigualdades aumentarían y la economía se desquebrajaría aún más, que ya es decir.

¡Qué pena de dinero que nos cuesta a los contribuyentes tanto gobernante inepto y con muy pocos escrúpulos, cuya falta de responsabilidad desdice la equidad, la honradez y la sensatez de una mayoría de políticos honrados y cabales que se esfuerzan diariamente por servir al pueblo y defender los intereses de sus ciudadanos!

Sé bien que este tema no encaja en todas las mentalidades y que el que dice las verdades pierde las amistades; pero, como cada uno es como es, y cada uno se expresa según su forma de pensar. Yo también; por eso me pregunto:
¿A qué huele España?